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Olinda, donde vive el Carnaval

A sólo 10 kilómetros de Recife se ubica Olinda, fundada en 1535, declarada Patrimonio de la Humanidad y un balcón natural con vista a la capital (Embajada de Brasil)
A sólo 10 kilómetros de Recife se ubica Olinda, fundada en 1535, declarada Patrimonio de la Humanidad y un balcón natural con vista a la capital (Embajada de Brasil)

Fundada en 1535 y declarada en 2005 como Patrimonio Histórico de la Humanidad, a escasos 10 kilómetros del centro de Recife, Olinda está atestada de edificios históricos y conventos religiosos.

En una ubicación estratégica, una de las siete colinas que rodean a Recife, la bella y colonial localidad de Olinda es un destino impostergable. Es difícil de describir con palabras.

Fundada en 1535 y declarada en 2005 como Patrimonio Histórico de la Humanidad, a escasos 10 kilómetros del centro de Recife, Olinda está atestada de edificios históricos y conventos religiosos.

Se puede llegar por transporte público (cuatro reales, $ 18) o en remise por 20 reales ($ 90). Olinda es un paseo cultural y gastronómico, pero en estos días se convierte en la casa del carnaval, por lo que su atractivo natural se agiganta.

Con orgullo, los recifeños aseguran que en este poblado colonial se vive el carnaval más atractivo, después del de Río de Janeiro. Puede parecer grandilocuente, pero los pasajes y callejuelas, con pendientes y bajadas, pintan un escenario atrapante y distinto para disfrutar del Carnaval.

Una cifra avala la definición de que “aquí vive el carnaval”. Hay casi 800 escuelas (comparsas) que desde junio ya comienzan a preparar sus presentaciones para febrero.

En Olinda vive el carnaval, pero también la cultura y la amplia oferta gastronómica. A cada paso hay un museo; un edificio histórico; un templo religioso; un restaurante, o un local de venta de artesanías. Los mercados también están por todos lados, con vendedores amables pero insistentes que, por ejemplo, arrancan pidiendo 70 reales ($ 315) por un mantel de hilo y terminan vendiéndolo en 20 reales ($ 90).

El paseo por Olinda puede arrancar en la iglesia del Carmo, una construcción que data de 1580. Fue restaurada en 1720, manteniendo el estilo barroco de la época. En las pocas cuadras del casco céntrico, hay más de una docena de edificios religiosos históricos, pero la otra visita obligada es el monasterio de Sao Bento, con un impresionante altar principal cubierto por cientos de kilos de oro. Es una construcción colonial que albergó a la primera escuela de Derecho.

En las laderas de la ciudad, hay talleres de artes a cada paso. El carnaval está presente en cada artesanía, como para alimentar la fama de capital del carnaval del nordeste. En las calles Amparo, Prudente de Moraes y Sao Bento, hay ateliers en cada rincón.

Los mercados Da Ribeira y Eufrasio Barbosa aglutinan a gran parte de los artesanos de la ciudad. Estos dos lugares son una síntesis de la amplia oferta de arte y cultura.

La gastronomía es otro atractivo de Olinda. Las comidas regionales y la cocina internacional habitan en casas coloniales, recicladas como pintorescos restaurantes. Son lugares para paladares exigentes y bolsillos holgados. Un almuerzo o cena gourmet de alta calidad internacional, con un buen vino, puede costar entre 200 y 400 reales por persona. Es decir, $ 900 y $ 1.800.

Aunque también se pueden disfrutar frutos de mar, en puestos callejeros o bares más sencillos, por 50 reales ($ 225).

El recorrido termina cuando cae el sol. Pero no es el final, es el comienzo del clima de carnaval que se adueña de las calles estrechas y con pendientes. La noche de Olinda tiene tantos atractivos como el día. Esta pintoresca localidad es como un balcón con una vista impresionante del mar y la vecina ciudad de Recife. Aquí es imposible tener los ojos cerrados y los sentidos apagados. A cada paso hay una nueva sensación... siempre agradable.

El cambio, un problema

Para viajar a Brasil, hoy la opción más ventajosa es llevar dólares y tarjetas. Los plásticos (débito y de crédito) se reciben en todos lados, hasta en los quioscos playeros y vendedores ambulantes. Luego el resumen de gastos se paga al dólar oficial en nuestro país. El cambio es un dólar, 2,60 reales. Es casi imposible comprar reales con pesos. Si alguien se los vende, se lo cobrarán entre seis y ocho reales por cada peso. En nuestro país, antes de viajar, el cambio es un real a 4,50 pesos.