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Miami distinto: el sueño cumplido de viajar y trabajar

El trabajo a distancia permitió a muchos apasionados por los viajes combinar ambas actividades. Una experiencia desde una ciudad de Miami más solitaria que lo habitual. 

South Beach, Ocean Drive, la Pequeña Habana, el distrito Art Decó. Los nombres son los de siempre, pero la fisonomía de Miami en los primeros meses de la vuelta a cierta normalidad es completamente diferente a la que conocíamos.

Playas semivacías en algunos momentos del día, paseos comerciales cómodos para transitar, bares y restaurantes para descubrir con mayor libertad. El “viejo” Miami tenía su encanto; el “nuevo”, también. Y siempre resulta un destino ideal para los argentinos y las argentinas porque tiene un ritmo similar al nuestro, se habla español en todas partes y es posible sentirse como en casa en la más latina de las ciudades de los Estados Unidos.

Con el amanecer, locales y visitantes aprovechan para realizar largas caminatas junto a la playa o en los barrios de la ciudad, realizar ejercicios o alquilar bicicletas para recorrer el Beach Walk hasta el punto sur, con una hermosa vista y junto a un parque (South Pointe Park) que nos da la opción de descansar un rato.

Durante el día, con temperaturas altas que rondan los 30º a 35º, la visita al mar y las actividades de playa se vuelven casi una obligación. Y, por la noche, se abre un mundo de mil opciones, con la nutrida oferta de espectáculos, entretenimientos y buena gastronomía.

Si nos sentimos como en casa cuando estamos en Miami, y cada vez más las actividades laborales se pueden realizar a distancia... ¿es posible pensar en viajar y trabajar al mismo tiempo?

Como me pasó a mí, seguramente esa pregunta se la habrá hecho muchísima gente por el mundo en los meses de cuarentena y home office, entre 2020 y lo que va de este año. La respuesta la encontré en medio de la aventura de unir mis dos pasiones, del trabajo y de los viajes.

Conocí cafeterías increíbles buscando wifi para conectarme. Buscando una doble conexión, en realidad: con el trabajo y con una ciudad maravillosa que ofrece paisajes naturales, urbanos y humanos increíbles.

El turismo se puede combinar con algunos trabajos remotos, para vivir experiencias enriquecedoras. Si nuestro placer por descubrir nuevos lugares y nuevas costumbres es tan fuerte, no puede quedar sólo relegado a un par de semanas al año, que además hoy dependen de factores externos. Hay que vencer los miedos y animarse.

A modo de ejemplo, aquí va uno de los días de trabajo + viaje de esta aventura -que continuará luego por Boston y más adelante por San Francisco-. Entre lo más hermoso que tiene Miami se cuentan sus amaneceres y sus puestas de sol. Por eso, levantarse temprano se vuelve una rutina casi necesaria, para disfrutar de ese instante en que la noche se transforma en día, practicando yoga en la playa o caminando por Beach Walk (otra opción es cerrar la jornada laboral allí).

Hay muchos cafés y bares para desayunar y aprovechar la señal para emprender el día: Pura Vida en Design Destrict; PANI en Aventura; Shepherd Artisan Coffee en South Beach; Dr. Smood, café orgánico, en Brickell; Panther Coffee en Wynwood.

Precisamente hacia Wynwood partimos en colectivo (U 2,50), para aprovechar un recorrido por sus callecitas encantadoras o la NW 2nd Avenue, entre murales coloridos. Hay una opción para ver lo mejor del arte callejero con guía a través de las Wynwood Walls, a U 10.

En la zona se puede visitar el nuevo museo de arte futurista Super Blue, que propone una experiencia de arte inmersivo totalmente diferente. El laberinto de espejos sí que vale la pena.

El día termina en Midtown, si uno tiene ganas de ver tiendas, compras, o salir a comer a restaurantes hermosos.

Sin embargo, las alternativas son tantas que un día ideal puede terminar en el bullicio de los barrios más concurridos o llegar en bici hasta South Pointe Park, con el mate para ver el atardecer y recorrer el parque.

Qué hacer en Miami

Una de las grandes virtudes de aprovechar esta experiencia de trabajo y turismo, es que nos permite descubrir los secretos de una ciudad (en este caso Miami, pero puede ser cualquier otra) como si fuéramos locales: seguir su ritmo, sus costumbres, adaptarse a sus horarios, conocer sus rincones a veces ocultos para el viajero.

En mis días laborales, disfruté de los momentos de playa, de las caminatas, de los atardeceres en Southe Pointe, un gran lugar para ver cómo el sol se esconde sobre el horizonte de South Beach, el canal Government Cut, Fisher Island o PortMiami.

También visité el Miami Design District, para caminar y dar vueltas, y para comprar en las primerísimas casas de ropa como Gucci, Prada o Luis Vuitton, que requieren reservas con antelación. Brickell City Center es un paseo-mall al aire libre

Y, por supuesto, las playas, eligiendo las que no tienen sargazo: hacia el lado de Halouver Beach están muy lindas, y en Halouver Park se pueden alquilar lanchas y botes. Otro buen día nos puede llevar hasta las de Fort Lauderdale, al norte de Miami.

Esta increíble ciudad de Estados Unidos tiene como particularidad que hay de todo para hacer, tan variado que se puede armar el programa de acuerdo a las ganas que uno tenga en cada momento, y cada día puede ser diferente al anterior.

Este viaje de tres meses que continuará por Boston, mientras sigo trabajando a distancia y vinculada a la Argentina, ha cambiado mi forma de ver el mundo. Es posible conectarse con lo que nos hace bien, lo que no implica irse del país o a destinos tan lejanos, sino acercarse a disfrutar y vivir la vida a pleno.

A veces lo hermoso está en las cosas más simples. Lo que hay que saber, es que no tenemos que dejar de buscarlo.