México: la cultura maya a lo largo de tres estados

En el extremo sudeste de México se encuentra la península de Yucatán, una panza que se adentra en el mar Caribe salpicada en su interior con ruinas mayas y cenotes de agua cristalina. Está compuesta por tres estados: Campeche, Quintana Roo y Yucatán.

Seguramente la imagen de un dzonot (cenote en lengua maya) sea una de las cosas que más atraen turistas por fuera de las turquesas aguas de la costa de Quintana Roo. Es que gracias a las redes sociales cada vez más gente fantasea con nadar en esas aguas (sagradas para los originarios) y tomarse alguna foto.

Voy por el Mundo

Cenotes en México, un mundo por descubrir

Noelia Maldonado

En toda la península de Yucatán hay más de 2.000 cenotes descubiertos y se cree que solo una porción se utiliza con fines turísticos. Sea como sea, siempre hay gente en los más fabulosos, así que el primer consejo es no esperar tener una foto de “instagramer” y dejarse llevar por la experiencia que seguramente será grata.

LA CULTURA MAYA NO DESAPARECIÓ

Lo segundo que vale aclarar es que los mayas no son una cultura que desapareció con la conquista, sino que desde distintos organismos, incluso desde las instituciones del turismo, se encargan de resaltar que sigue habiendo poblaciones enteras que se identifican descendientes y hablan la lengua, incluso sin conocer el castellano.

Por eso se puede decir que viajar a México es una buena forma de tomar contacto con distintos grupos originarios que mantienen su cultura intacta, aún cuando están atravesados por las lógicas del turismo.

Entre los sitios arqueológicos más famosos está el gran Chichén Itzá. Desde que fue declarado Maravilla del Mundo Moderno en 2007, algunas de las reglas cambiaron para los visitantes, así como también la cantidad de turistas que llegan cada año. A pesar de eso, sigue siendo visita obligada para quienes pasan por las playas ya que se encuentra a pocas horas del masivo Cancún y a igual distancia en tiempo de Playa del Carmen o Tulum.

La otra visita popular para quienes pasan por la zona son las ruinas de Tulum, conocidas por ser las únicas establecidas y conservadas sobre la costa. Son también el blanco de fotos increíbles.

Con menos prensa (pero igualmente fabulosas) están los yacimientos de Cobá y de Uxmal. Las dos son formas alternativas de evitar las multitudes y hacer un recorrido más pausado y original.

ALGUNOS RECORRIDOS POSIBLES POR EL MÉXICO MAYA

Comencemos con algunos datos sobre Chichén Itzá. Una de las cosas más interesantes que tiene la visita a este predio de 100 kilómetros cuadrados, de los que solo se pueden visitar nueve, es que los guías experimentan con los sonidos para explicar los detalles arquitectónicos que hacen que un aplauso, por ejemplo, se transforme en el canto de un pájaro. Otro dato que llama la atención, por fuera del típico discurso de Wikipedia, es que Kukulkán, la pirámide más conocida de los mayas, tiene dentro otra pirámide que fue construida en un período anterior, incluso antes de que los mayas abandonaran por décadas la ciudad sospechando de alguna maldición que generó sequía.

El paseo por el predio, que tiene más de 30 edificios reconstruidos e incluso un cenote sagrado descubierto hace muy poco que ahora se puede visitar, requiere de al menos dos horas y se puede hacer con o sin guía. Tres horas sería lo ideal. Hacerlo con un experto servirá para entender algunos temas polémicos como el sacrificio humano. El mayor consejo que se puede dar es no olvidar el agua (que adentro cuesta el cuádruple), un sombrero y el bloqueador solar.

Si bien la espesura de la selva trae calma, la mayoría de los monumentos están desprovistos de sombra ya que el predio fue limpiado de vegetación para los visitantes. Por último, quienes puedan ir durante los equinoccios de primavera y otoño podrán ver cómo el sol entra por la pirámide y forma una sombra con silueta de serpiente que se cree era venerada por los mayas.

La segunda opción más visitada es el sitio arqueológico de Tulum que fue descubierto por sobrevivientes de un naufragio español en 1511. Se cree que era la única ciudad grande frente al mar. Hay restos que serían del siglo VI, pero la mayoría de lo que hoy está en pie fue construido entre el 1200 y el 1450. El castillo, principal edificio del conjunto arqueológico, se encuentra en la punta de un acantilado bañado por un mar turquesa flúor.

Para verlo en su mayor expresión hay que ir al mediodía. Las olas rompen en las rocas y si uno gira la vista se encuentra con majestuosas construcciones de piedra caliza que invitan a explorar la historia y la cultura de los mayas. Por debajo siempre pasea alguna iguana mientras los turistas no sueltan sus cámaras de foto. El predio se puede recorrer en menos de dos horas.

UXMAL, PARA EXPLORAR

Uxmal es otro sitio que vale la pena ser explorado aunque se encuentra más lejos de los grandes centros turísticos playeros. Al igual que los otros sitios religiosos fue abandonado luego de alcanzar su esplendor. Su arquitectura es una de las más armoniosas del mundo maya y en el predio, 35 metros por encima de la selva, se destaca la Pirámide del adivino. Al igual que con Chichén Itzá. Hacen falta por lo menos dos horas para poder darle un paseo general.

La otra joya no tan explotada de la península es Cobá, un predio de más de 210 kilómetros cuadrados de los que solo se ha inventariado un 5 por ciento. Llegar allí trae calma sobre todo porque no hay que hacer grandes colas ni lidiar con el gentío a la hora de sacar fotos.

La pirámide de Nohoch Mul (la principal del recinto) se encuentra a dos kilómetros del ingreso, dentro de la selva. Para quienes no quieren o no pueden caminar hay taxis a tracción humana (bicis con un carro detrás) y también bicicletas para el alquiler. El recorrido para llegar y volver de la pirámide demora al menos una hora y media porque en el camino el viajero encontrará varios recintos más como el Observatorio astronómico o la típica Cancha de pelota, usada para el ritual sagrado maya. Además, al borde del ingreso hay otra pirámide junto a una serie de edificios en excelente estado de conservación.

EXPERIENCIA JUNTO AL PUEBLO MAYA

Si el viajero contrata un tour para ir a cualquiera de estos sitios, seguramente se encontrará con alguna parada en un cenote y además un tiempo en alguna comunidad maya. En las visitas se puede conocer más sobre la cultura, se intercambian palabras y se come en lugares que los mayas han desarrollado para trabajar en el turismo.

En los espacios se podrán ver sus calendarios, sus inscripciones de nacimiento y se le ofrecerá “traducir” nombres a su lengua. También hay varios operadores de turismo que colaboran con la construcción de escuelas bilingües a cambio de que los integrantes de la comunidad trabajen en servicios para los visitantes.

Lo más probable es que si uno decide compartir tiempo con ellos pase primero por una “limpieza energética” a cargo de algún chamán que quemará ramas de copal, entre otros árboles de resina. Después, seguramente, le hablarán de la obsidiana, un tipo de roca volcánica muy usada en esa parte de México a la que los mayas le atribuyen distintos poderes energéticos. Con ellas realizan ritos, herramientas pero también obras de arte y ornamentación. La venta de artesanías es seguramente la mayor fuente de ingreso de esas comunidades.

Puede sonar a cliché, pero México es un crisol de comunidades a las que no siempre les ha sido fácil la convivencia. La cultura maya se expande hacia el sur para tocar países como Guatemala, Belice u Honduras. Por su preponderancia en la historia y en la actualidad es importante intercambiar experiencia con sus integrantes que a menudo hacen chistes pidiendo que el turista se saque una foto con ellos y difunda en Internet que los mayas siguen ahí, en sus tierras como hace decenas de siglos.

DATOS ÚTILES PARA UN VIAJE A MÉXICO

Chichén Itzá sumó recientemente una tasa extra a turistas por lo que solo la entrada llega a costar unos 32 dólares. Lo curioso es que si uno contrata un tour de un día con comida y visita a las comunidades puede llegar a pagar 60 dólares.

Lo que hace repensar la idea de ir por cuenta propia porque de esa manera (sumando traslados en colectivo o auto y comida) saldría más caro. Para ir al sitio arqueológico de Tulum por cuenta propia hay que pagar unos 5,5 dólares. A eso hay que sumarle transporte y guía, según desde dónde se vaya.

Otra forma de llegar es con un tour que visite esas ruinas y las de Cobá. Una excursión de un día completo en ambos recintos puede costar 50 dólares con comida y traslado desde Cancún o Playa del Carmen.

El precio de la entrada a Cobá cuesta también unos 5,5 dólares, por si alguien quiere ir por su cuenta. Las bicis salen unos 3 dólares la hora y los “taxis” unos 5 dólares. Llegar a Uxmal por el día puede costar el doble de caro en un tour desde Cancún por las distancias. La entrada solamente cuesta 5,5 dólares.