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Maravillas de Melbourne

La hermosa ciudad de Melbourne en conjunto con la famosa Great Ocean Road forman una excelente combinación de turismo urbano, cultural y rural por la que vale la pena cruzar el planeta.

Justo del otro lado del globo, en un país que le da forma a un continente, se encuentra la ciudad de Melbourne. Es una urbe hermosa, que normalmente lidera los rankings de las mejores ciudades del mundo para vivir. Cosmopolita como pocas, pintoresca y muy interesante es, además, la capital cultural de Australia. Dispone de una agenda plena de eventos culturales y deportivos de lo más diversos entre los que figura el Autralia Open, lo que asegura una agradable visita.

Melbourne es, además, limpia y organizada. Hasta pareciera que las cosas funcionasen adecuadamente en este lugar. Pero también es una ciudad con un interesante dejo de misterio que se devela paso a paso. Caminar sin rumbo, con los ojos bien abiertos y los sentidos alerta, es la mejor forma de vivirla y sentirla.

Sus galerías atraviesan las manzanas céntricas como si fueran túneles secretos y nunca sospechados. Intrincados y llenos de vida, es uno de los espacios donde guarda parte de su encanto y su magia. Bares, restaurantes y cafés ofrecen comidas y bebidas de casi cualquier cultura del mundo. Melbourne es así: mundial y exquisita.

Otra excelente forma de conocerla es tomando el tranvía número 35 que dice “City Circle”. Con un recorrido en sentido horario y otro antihorario, da una vuelta a la ciudad pasando por gran parte de los puntos de interés turístico. Y lo mejor de todo, es gratis.

Algunos de los puntos que no hay que dejar de visitar son: Federation Square y el Museo de la Imagen que está en el subsuelo de la plaza, el Jardín Botánico, Flinders Station, Southern Cross Station, el Mercado de Victoria, la Biblioteca Estatal de Victoria, Shrine of Remembrance y el barrio Saint Kilda.

DATOS. Información útil de Melbourne.

Bordeando el océano

Alguna vez leí que la Great Ocean Road es una de las rutas más hermosas del mundo y cuando finalmente pude recorrerla lo terminé de entender. Se encuentra en el extremo sur de Australia, uniendo las ciudades de Torquay y Allansford. La primera de ellas, a unos 100 kilómetros de Melbourne.

En total son 243 kilómetros de belleza dispuesta en un largo camino que serpentea el océano Antártico y que ofrece postales inolvidables. La ruta fue creada, además de su evidente utilidad, como un monumento que conmemora a las víctimas australianas de la Primera Guerra Mundial, y edificada por los soldados que volvieron de la guerra y necesitaban reinsertarse en la sociedad.

Recorrerla es tan fácil como alquilar un auto, en Melbourne o alguna otra ciudad cercana, y prepararse para vivir una de esas experiencias de libertad y viento en la cara. Otra de las opciones es contratar un tour y hacerlo de forma más despreocupada.

En el camino existen varios miradores para frenar unos minutos y disfrutar del color del mar y de los acantilados que parecen cortados a cuchillo. Es posible que en el trayecto se crucen animales autóctonos, sobre todo canguros y koalas. A estos últimos normalmente se los ve trepados a los árboles o bien cruzando lentamente la ruta.

El plato fuerte del recorrido son Los Doce Apóstoles (The Twelve Apostles), una formación rocosa de piedra caliza que se caracteriza por sus rocas en forma de torres que emergen caprichosamente del mar, como si fuesen antiguos guardianes que luchan con olas espumosas y embravecidas.

Otros lugares imperdibles son Loch Ard Gorge, London Bridge y The Grotto, que quedan cerca de los Doce Apóstoles y forman parte del mismo recorrido.