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La insólita energía de Hanoi

En la capital vietnamita, la cultura callejera se vive a pleno / Febril movimiento, reuniones populares y muchas risas. La bella arquitectura francesa y los recuerdos de la guerra.

Son las 5 de la mañana. El sol aún no se dio por aludido, pero el lago de Hoan Kiem, alma y corazón de Hanoi, hierve. Están los que trotan; los que juegan bádminton; los que hacen aerobics, con la profesora a los gritos; los que charlan sentados en un banco, y hasta los que meditan en posición de Buda.

Son cientos de personas que han comenzado con todo, el día que todavía no es. Como viajero recién llegado, quedo boquiabierto.

Con la mochila cargada de asombro, busco un hotel barato para instalarme. Ahí aparece la vendedora de fruta y me aborda sin más. Me coloca en la cabeza su sombrero cónico, tan célebre en la cultura asiática, y en el hombro el palo donde lleva colgadas sus mercancías. Con una mano saca la foto y me la muestra: “Para tu familia”, observa.

Con la otra mano me ofrece una bolsita con ananá. “Para el desayuno”, aconseja. Suelto la carcajada y compro. Una ganga: a cambio de monedas, no sólo obtuve desayuno, sino también una deliciosa certeza: mi estancia en la capital de Vietnam se extenderá más de lo planeado.

Los rostros de la capital. La ciudad goza de una energía insólita. Tres millones de habitantes se aglomeran para comerciar y socializar en cada espacio disponible. Las plazas están llenas de gente, los mercados revientan y la interminable cantidad de restaurantes, cafés, cantinas y comedores, no da abasto.

Sentados en banquitos diminutos, los vietnamitas le dan color a la rutina. Todos hablan a la vez: discuten, negocian, se cuentan cosas. Y ríen, ríen mucho. Así, refrendan esa cualidad que tan bien los identifica: el sentido del humor.

También usan la risa como el arma poderosa con la que engañan a su pasado tormentoso. Pueblo castigado como pocos, Vietnam sufrió –y sufre– los vejámenes producidos por sendas guerras. Conflictos que le violaron la paz y le traumaron la convivencia. Los recuerdos de esta dolorosa historia respiran en cada rincón de la metrópolis norteña.

En ese sentido, se destaca el mausoleo Ho Chi Minh, nombre del mayor héroe nacional. El cuerpo del “Tío Ho” (como los habitantes de esta parte del mundo llaman al padre de su patria) descansa en el interior de un majestuoso edificio de columnas, frente a la plaza Ba Dinh.

En la legendaria explanada, el líder revolucionario decretó la independencia de Vietnam, en 1945. Este suceso desencadenaría la seguidilla de conflictos bélicos que enfrentó al país con Francia (1945-1954) y Estados Unidos (1958-1975). El ambiente está envuelto en aires de pompa y estricto control militar, al igual que los edificios gubernamentales de la zona.

Huellas de la guerra. Siguiendo las huellas de la guerra, acudo a la interesante gama de museos que abordan la temática. Sobresalen el de la Armada, el de la Mujer (que enfatiza el encomiable accionar femenino durante la época de contiendas) y el de la Revolución.

La prisión Hoa Lo indaga aún más sobre aquellos conflictos. Aquí los militares franceses encarcelaban a los soldados del vietminh. Tras la derrota gala, la milicia vietnamita la utilizó como centro de detención de tropas norteamericanas. En Hoa Lo pasó varios años de su vida el ex soldado John McCain, rival de Barack Obama en las últimas elecciones presidenciales de los Estados Unidos.

Datos

Nombre oficial: República Socialista de Vietnam.
Superficie: 331.700 kilómetros cuadrados.
Ubicación: península de Indochina, sudeste asiático.
Población: 87,4 millones de habitantes.
Capital: Hanoi.
Idioma: vietnamita.
Moneda: Ðõng vietnamita.