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Cerdeña, la gran isla italiana

Elegidas. La playa del Piccolo Pevero de 120 metros, es la continuación de la Gran Pevero, dos de las más concurridas de Costa Smeralda. (Gentileza: Mario Cherrutti)
Elegidas. La playa del Piccolo Pevero de 120 metros, es la continuación de la Gran Pevero, dos de las más concurridas de Costa Smeralda. (Gentileza: Mario Cherrutti)

Playas, pueblos medievales, ruinas prehistóricas y paisajes agrestes son parte de este destino.

Si bien Cerdeña, junto con Sicilia, son las dos grandes islas italianas, algo en el aire nos hace sentir que llegamos a un país en sí mismo. Tal vez porque la bandera que flamea a cada paso no es la tricolor verde, blanca y roja, sino otra de fondo blanco con una cruz roja y cuatro cabezas negras en cada ángulo. ¿Qué nos dice la bandera? Éstas son las cuatro cabezas moras que decapitamos, ¿quieres ser la quinta?

Cerdeña no tuvo una historia fácil. Por su posición estratégica en el Mediterráneo fue invadida casi ininterrumpidamente por todos los imperios y pueblos vecinos, lo que no hizo más que fortalecer la identidad sarda. Hoy, sus dos mil kilómetros de costa con más 300 playas y ciudades medievales, recibe la invasión pacífica del turismo masivo, sobre todo de italianos en los meses de julio y agosto, y la silenciosa de los cataríes y rusos que construyen mansiones infranqueables.

Llegar a la isla es fácil. Vuelos low cost nos llevan en poco más de una hora de Barcelona a Olbia en el noreste, o a Cagliari en el sur. Por lo que el plan perfecto es llegar por una ciudad y partir por la otra para recorrer en auto la isla que es apenas más grande que la provincia de Tucumán.

Cagliari. El Bastión de Saint Remy es la manera de acceder al barrio antiguo de Castello. (Gentileza: Mario Cherrutti)
Cagliari. El Bastión de Saint Remy es la manera de acceder al barrio antiguo de Castello. (Gentileza: Mario Cherrutti)

La capital es Cagliari donde viven 150 mil almas que se triplican en julio y agosto con la llegada de los turistas. Cuenta con cuatro barrios antiguos: Castelló, Stampace, Marina y Villanova. Castello se encuentra en la colina más alta y, como sugiere el nombre, albergó un castillo amurallado donde vivió el virrey de Cerdeña en el siglo 12. La manera de acceder es por las escaleras del bastión de Saint Remy que, si bien no es tan antiguo –data de fines del siglo 19–, se asienta en murallas del siglo 14. Una vez arriba, una extensa terraza ofrece una vista panorámica de la ciudad, sus tejados, cúpulas de iglesias y más allá, el azul del Mediterráneo y su puerto.

De allí parten callecitas empedradas que dan a la Torre del Elefante y la Torre de San Pancracio, construidas en 1307 como parte de las fortificaciones de la ciudad ante la inminente invasión de los aragoneses.

Entre plazoletas donde alguna vez se exhibieron las cabezas del invasor de turno, aparecen el Palacio Real y el Palacio de la Ciudad, y alguna de las siete iglesias, entre ellas la catedral de Santa María, del siglo 13.

A los pies del Castello se extiende el barrio de la Marina, donde se destacan algunos edificios espléndidos sobre Vía Roma, como el ayuntamiento; en italiano, el Palazzo Civico. Poetto es la playa urbana de Cagliari, de arena fina y ocho kilómetros de extensión. Es también el lugar para ver el atardecer en alguno de sus bares.

Alghero y Costa Smeralda en el norte

Poco menos de 250 kilómetros separan Cagliari de Alghero, en la costa noroeste. En la ruta atravesamos colinas sembradas de olivares y viñedos de cannonau, la uva tinta regional, y de vermentino, la blanca. Quinta ciudad sarda por número de habitantes, su litoral se extiende a lo largo de 90 kilómetros y, debido a la presencia de una extensa colonia de coral, se la llama la Riviera del Corallo.

Maradona. Las calles del casco histórico de Alghero son peatonales y, como en todo el sur de Italia, la devoción por Diego sigue intacta. (Gentileza: Mario Cherrutti)
Maradona. Las calles del casco histórico de Alghero son peatonales y, como en todo el sur de Italia, la devoción por Diego sigue intacta. (Gentileza: Mario Cherrutti)

Tras una caminata de 10 minutos desde el hotel Villa Las Tronas bordeando el mar, llegamos al centro histórico encerrado por una muralla y torres. Allí está el Museo del Coral y al perdernos por sus callecitas estrechas, el coral vuelve a estar presente joyerías que se mezclan con tiendas de ropa de lino. El casco peatonal adoquinado muestra la influencia catalana en el nombre de plazas e iglesias. Así nos enteramos de que el nombre de la ciudad es catalán y alude a la presencia de algas y que el dialecto que se habla aquí es muy parecido al catalán. En torno a la Piazza Civica o del Poul Vel, se encuentran los edificios de estilo gótico catalán como el Palacio Ferrara, la Casa de la Ciutat y el Palacio de la Duana Reial. Con suerte podremos ver un casamiento en la catedral de Santa María, del siglo 16, la del Carmelo del siglo 17, con su gran retablo dorado y la de San Miguel, con su cúpula de mayólica de colores.

Postal. San Miguel Arcángel es el patrono de Alghero y su iglesia de 1364 con su cúpula de mosaicos de colores es uno de los imperdibles de la ciudad. (Gentileza: Mario Cherrutti)
Postal. San Miguel Arcángel es el patrono de Alghero y su iglesia de 1364 con su cúpula de mosaicos de colores es uno de los imperdibles de la ciudad. (Gentileza: Mario Cherrutti)

El atardecer es la hora ideal para hacer el paseo marítimo que une la torre del Esperò Reial con la de la Polveriera y ver la media docena de torres y las catapultas con que se defendía la ciudad.

Si bien gran parte de la costa urbana es rocosa, son aptas para el baño porque sus aguas son calmas. A media hora de Alghero está la gruta de Neptuno, accesible por tierra mediante una escalera de 656 escalones –que después habrá que subir– y llevan a un lago interior con estalactitas. También se puede acceder por mar en embarcaciones que salen del puerto. A una hora está el pueblo de Bosa que se desarrolla al pie del Castillo de Serravalle, del siglo 17. Hay un río con un puente y un punto panorámico para admirar el conjunto del castillo con las casitas de colores al pie.

Costa Smeralda. El hotel Cala di Volpe es uno de los tantos hoteles de lujo de la región del noreste con las playas y calas más espectaculares. (Gentileza: Mario Cherrutti)
Costa Smeralda. El hotel Cala di Volpe es uno de los tantos hoteles de lujo de la región del noreste con las playas y calas más espectaculares. (Gentileza: Mario Cherrutti)

De vuelta en la ruta, nos dirigimos ahora a la famosa Costa Smeralda. En el camino, cinco Ferraris de distintos colores nos pasaron a la velocidad del autódromo, anticipo de lo que encontraríamos en el destino. En esta costa del noroeste se encuentran las playas más espectaculares y el archipiélago de la Maddalena. No sorprende entonces que aquí se concentren los hoteles de lujo como Cala di Volpe y Pitrizza, el Pevero Golf Club, restaurantes sofisticados, bares de playa y clubes exclusivos, como Billionaire. Lo curioso es que no se concentran alrededor de un centro urbano, sino que están dispersos en las colinas y ensenadas que el mar dibuja en su costa.

Transporte propio. El hotel Cala di Volpe cuenta con embarcaciones y amarradero para que sus huéspedes partan desde allí. (Gentileza: Mario Cherrutti)
Transporte propio. El hotel Cala di Volpe cuenta con embarcaciones y amarradero para que sus huéspedes partan desde allí. (Gentileza: Mario Cherrutti)

Serán días de subir y bajar por las laderas por curvas cerradas hasta dar de pronto con playa o una cala –más cerrada que una bahía– como las de Piccolo Pevero de 120 metros, Romazzino, Capricioli, Petra Ruja entre otras, arena fina, agua turquesa, entorno de rocas, todo lo que uno puede pedirle a una playa perfecta. Algunas tienen estacionamiento y un bar, otras nada. Baja Sardinia además de una playa extensa, cuenta con servicios, hoteles de precio más accesible, restaurantes y negocios para comprar un pareo, un gorro, un protector solar.

Erróneamente se llama Porto Cervo a la región, pero en realidad es el nombre de un shopping abierto de marcas de lujo, restaurantes y el hotel Cervo. Gucci, Dior, Luis Vuitton, Dolce Gabbana son algunas de las tiendas a donde compran quienes se bajan de sus Ferraris, Maseratis y Lamborghinis.

Allí está también Marina Sarda, la más antigua y seria compañía de alquiler de embarcaciones. Si bien está permitido alquilar a los turistas pequeñas lanchas con las que salen a navegar, no es lo más recomendable, muchas veces no saben volver y tienen que ir a su rescate. Marina Sarda cuenta con embarcaciones de distinto porte con las que planificar un paseo a medida, de medio día o día entero. Así llegamos hasta el archipiélago de la Maddalena, 62 islas e islotes que forman un Parque Nacional. En la isla de Caprera, unida a la Maddalena por el paso de la Moneta, un istmo artificial de 600 metros, se puede visitar la residencia donde vivió Giusepe Garibaldi los últimos 26 años de su vida.

Al agua. Marina Sarda organiza paseos desde Porto Cervo por las islas del archipiélago de la Maddalena y hace paradas para tomar un baño, como en esta Cala Napoletana. (Gentileza: Mario Cherrutti)
Al agua. Marina Sarda organiza paseos desde Porto Cervo por las islas del archipiélago de la Maddalena y hace paradas para tomar un baño, como en esta Cala Napoletana. (Gentileza: Mario Cherrutti)

Nuestro capitán Emanuele Bazzoni ancló frente a Cala Testa di Polpo, una increíble bahía donde nos dimos un baño, y en Cala Napoletana, donde nadamos hasta la orilla de la isla. Sin dudas, este paseo es uno de los motivos principales para visitar Cerdeña.

Es también el lugar para saciarse de pescados y frutos de mar que la cocina sarda incluye en platos regionales como la frègula con cocciula (ñoquis de sémola con almejas), espaguetis con bottarga (huevas de pescado). Los culurgiones son una pasta típica rellena de papa y menta.

Olbia es la gran ciudad a 30 kilómetros de Costa Smeralda, el lugar para hacer las últimas compras de ropa de lino y una botella de licor de mirto (una baya oscura típica de la isla), antes de ir para el aeropuerto internacional y despedirnos de esta gran isla italiana.

Datos útiles

Cómo llegar. Level, la aerolínea low cost que permite personalizar el viaje sumando a la tarifa básica, la elección de asiento, equipaje, menú, amenities e Internet, cuenta con 9 vuelos semanales a Barcelona, desde 1.050 dólares https://www.flylevel.com/ Tel. (011) 5984-5995

Volotea es una low cost que conecta ciudades europeas. Tarifas Barcelona-Cagliari desde 62 dólares, Olbia-Barcelona desde 68 dólares (un sólo tramo). https://www.volotea.com/es/

Dónde dormir. Palazzo Doglio. Vico Logudoro 1, Cagliari. https://www.palazzodoglio.com/ Desde 148 dólares la doble con desayuno. Villa Las Tronas. Lungomare Valencia, 1 https://www.hotelvillalastronas.it/es/ Desde 208 la doble con desyuno. Luci du la Muntagna. Via Sa Conca 55, Porto Cervo. https://www.lucidilamuntagna.it/. Cala di Volpe. Capriccioli, Porto Cervo. https://www.marriott.com/en-us/hotels/olblc-hotel-cala-di-volpe-a-luxury-collection-hotel-costa-smeralda/overview/

Paseos. Marina Sarda. Sottopiazza Porto Cervo. https://marinasarda.com/

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