Diez puntos imperdibles de la ruta 40

La localidad de Lago Posadas, en Santa Cruz, fue una antigua estancia. Hoy alberga a 200 pobladores que, junto al lago homónimo, han desplegado circuitos de trekking y travesías en 4x4 para descubrir los secretos de este rincón pegadito a Chile. El color turquesa del lago y las formaciones de roca en su corazón dibujan paisajes soñados. Hay pinturas rupestres en aleros cercanos y hasta un río de sal. (Foto: Turismo Santa Cruz).

En el pueblo lanero de Río Mayo (Chubut), se realiza en enero la Fiesta Nacional de la Esquila. La perla es que fue el lugar donde por primera vez se esquilaron guanacos, dado que allí se desarrolló un proyecto sustentable –Guenguel– con el que se extrae el pelo de este camélido y se confeccionan telas y ropa. Los locales comerciales y gastronómicos exhiben cartelería pintoresca y pegadita al pueblo está la estancia centenaria Don José, donde se crían los guanacos y se envasa agua mineral de manantial.

Un punto imperdible en Río Negro es Dina Huapi. Además de su historia, ligada a pioneros daneses, ofrece un recorrido único en familia a la formación volcánica cerro Leones. Como está en un campo privado, los propietarios desarrollaron un centro de informes y servicios desde donde se inicia la excursión en camioneta. Luego, un sencillo tramo a pie permite admirar la inmensidad. Hay cuevas y cavernas; burbujas de aire que quedaron encerradas en la lava. Allí se ingresa con cascos y linternas para descubrir la laguna azul que esconden sus entrañas. (Foto: Turismo Río Negro).

San Martín de los Andes (Neuquén) es parte del Camino de los Siete Lagos, que se convirtió en un destino en sí mismo. Esta villa de montaña en la costa del lago Lacar es un encanto en primavera, cuando miles de rosales dan sus flores. Caminar entre sus callecitas permite apreciar la arquitectura de montaña y de los hospedajes de pioneros. Una de las historias del lugar está en La Pastera, Museo del Che. En ese antiguo galpón donde se guardaba el alimento para los animales, los trabajadores de Parque Nacional Lanín dieron albergue a Ernesto Guevara y Alberto Granado en 1952. Una perla. 

Capital del árbol y de la tradición, San Carlos es una pequeña ciudad en pleno Valle de Uco (Mendoza). Allí se resguardan los cimientos de la fábrica de municiones de donde se valió el Ejército de los Andes, al mando del General San Martín, al emprender la gesta histórica. Viñedos artesanales y de alta gama conviven con circuitos de la naturaleza plena, como la excursión al desierto de las Huayquerías, que cuida los secretos de las montañas entre cañadones gigantes y lagunas escondidas. Con luna llena, es inolvidable. (Foto: Turismo San Carlos).

La ruta 40 se mete en la ciudad de San Juan, donde es posible visitar el auditorio Juan Victoria, inaugurado en 1970. Tiene capacidad para mil personas, fue pensado para público hipoacúsico y alberga un órgano alemán de 3.565 tubos de cobre, estaño y plomo y de madera, que abarca 44 registros, tres manuales y una pedalera de dos octavas. Lo colosal es visitarlo por la mañana para intentar cruzarse con Oscar Rodríguez, una eminencia musical que le contará los secretos del instrumento. Un deleite para el alma. (Foto: Turismo San Juan).

Famatina, en La Rioja, es un valle hermosísimo en el que se hacen excursiones a la antigua mina La Mexicana en 4x4 y por viejos caminos. Lo mejor es el Cañadón del Ocre, de donde se extrae ese mineral. Hay que imaginarse un Talampaya pero, en lugar de rojos, muestra un paisaje de cañadones amarillos. En el pueblo, una antigua finca nogalera de adobe, hoy restaurada, sirve de hospedaje para conocer el quebradero de nueces. (Foto: Turismo La Rioja).

Su nombre sorprende con historias de otros siglos. Pero Londres, un pequeño pueblo de Catamarca que se extiende a los lados de la ruta 40, está muy cerquita de un atractivo arqueológico a nivel mundial: el Shinkal, el último sitio a donde llegaron los incas y desde donde uno puede caminar por senderos para apreciar la flora y escalar hasta la Kallanka. Estrena centro de interpretación en donde maquetas a escala muestran las costumbres ancestrales. (Foto: Turismo Catamarca).

Amaicha del Valle, en Tucumán, es el primer pueblo originario que mantuvo la propiedad de sus tierras desde la época de la colonia. Hay un sitio secreto donde se filmó Aballay, un western criollo. Se trata de Tiupunco, la puerta del arenal. Pero en Amaicha lo más destacable es que cada familia trabaja su tierra y, cuando permanece ociosa por dos años, pasa a la administración de la comunidad, conducida por un concejo de ancianos y un cacique. En febrero se festeja la Pachamama con un desfile de carrozas y la elección de la anciana más antigua del lugar, a quien se distingue por su sabiduría y experiencia de vida. (Foto: Turismo Amaicha).

Payogasta es un pueblo pegadito al Parque Nacional Los Cardones (Salta). En este sitio hay dos fincas con viñedos y mucha historia. Si es el final del otoño, serán los cerros cubiertos de pimientos secándose al sol los que lo obligarán a detenerse y tomar mil fotografías. Sin embargo, la ruta se mete más aún en la historia al atravesar la Sala de Payogasta, antigua estancia de un lugarteniente del general Güemes, Héroe Nacional Gaucho. Hoy es un spa de montaña, con vinos propios de alta gama y mercado de artesanías. 

De paso hacia Chile, Susques –en Jujuy– es la parada obligada de todos los transportistas. Pero quienes llegan allí saben que en su iglesia de tres siglos se conserva la historia de la región, y que en sus callecitas está presente parte de la cultura de este pueblo. Susques es un punto que aparece en el último tramo de la ruta 40 en territorio jujeño, antes de culminar su traza en La Quiaca, al límite con Bolivia. (Foto: Turismo Salta).