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Un recorrido por mansos caseríos

Algunas estancias y contadas viviendas dispersas forman parte del paisaje en el camino.
Algunas estancias y contadas viviendas dispersas forman parte del paisaje en el camino.

Pintorescas viviendas hechas de manera artesanal en piedra con juntas blancas lucen en Santa Elena. 

El vendedor de pan casero y tortilla nos despierta temprano. Imposible desoír la tentación del pan caliente y, satisfechos por la energía recargada, nos dirigimos a Santa Elena.

Lo hacemos por ruta asfaltada, en una mañana soleada y sin viento cuando comienzan a divisarse pintorescas viviendas hechas de manera artesanal en piedra con juntas blancas.

A cinco kilómetros aproximadamente, nos sorprende una mezcla de gruñidos y chillidos. Son dos enormes jabalíes con ocho crías que cruzan la ruta y atropellan alambrados en una fugaz visión que nos toma de sorpresa.

Al cruzar Santa Elena, pequeño caserío norteño, llegamos a la ruta 9 donde se erige una casona abandonada de estilo art nouveau. Adentro, descansa un enorme búho blanco.

Continuamos la marcha en búsqueda del enlace con la ruta 21 y a lo largo de 27 kilómetros atravesamos maizales y campos de soja, en los que hay pequeños aeródromos desde donde despegan naves fumigadoras. Nada quedó del bosque nativo.

Cuando el odómetro revela que hicimos 39 kilómetros, llegamos a Sebastián Elcano donde nos reaprovisionamos y pedimos información sobre el próximo tramo. Reiniciada la marcha y cuando queda atrás la zona urbana reaparecen maizales y soja. Sólo la presencia de unos hornos para hacer carbón cambian la postal de la tala del monte nativo.

Largas rectas y recién a los 23 kilómetros aparece Encrucijadas, un caserío donde se bifurcan los caminos y comienza un arenal de tres largos kilómetros que deja entrever campos ralos y manchones de sal en las banquinas.

Entramos en la zona llamada el Terraplén, donde aparecen arbustos xerófilos, cactus, tunales, algunos árboles de brea, cina, chañares petisos y jumes, típica flora de zonas salitrosas.

A lo lejos, una nube de sal sobre la laguna Mar Chiquita, el color gris contrasta con el celeste cielo e ingresamos en el sistema de lagunas, donde las aves migratorias llegan a anidar.

Los pastos de los bañados se aprovechan para la cría de vacunos. Atravesamos un par de casas con patios inundados y corrales con chivos y luego arribamos a El Zapallar, una estancia y un par de casas dispersas a 56 kilómetros de Sebastián Elcano.

Estamos cerca de la meta impuesta cuando el sol comienza su despedida. Divisamos el caserío, que se presenta con un cartel, en la plaza La Rinconada luego de completar 107 kilómetros en el día.

La Rinconada

Buscamos el almacén de ramos generales, lugar típico de reunión. Parroquianos de ambos sexos siguen un partido de fútbol por televisión y beben. Al vernos, la imagen se congela y nos observan.

Bajo un algarrobo preparan un cerdo a la parrilla. Sin preguntar nada, nos invitan a la cena de los muchachos “que se juntan los domingos”.

Todos se acercan, se presentan amistosamente y agradecen la visita y nos recomiendan que visitemos a don Zabala, quien tiene habitaciones para alquilar. Nos recibe de alpargatas, bombacha, pañuelo al cuello y gorra y, complacido, nos muestra los cuartos con techo de losa. Él sigue viviendo en su rancho con techo de barro.

Finalmente, asistimos a la cena y conseguimos información para un futuro viaje: rodear la laguna Mar Chiquita a través de tramos por estancias. A la mañana nos reencontramos entre mates y panes caseros para la despedida. Un saludo fraterno con toda la familia, como si fuéramos parte de ella.

Lo que hay que saber

Alojamiento

  • En San Pedro Norte, un hospedaje comunal ofrece cada cama a $ 80.
  • En Cerro Colorado la oferta es más diversificada, ya que hay pensiones, hospedajes, cabañas y camping.
  • Don Zabala, en La Rinconada, ofrece camas por $ 50.

Para tener en cuenta: al circular por los caminos de ripio o tierra existen muchos riesgos de pinchadura. En caso de lluvia el camino a La Rinconada es intransitable.

Agua. En el segundo tramo el agua es dura por lo que conviene tener provisiones.

Abastecimiento. En todos los poblados hay lugares que venden alimentos.

Llevar: protector solar y repelente de mosquitos.

Recorrido: la travesía es por diversas alturas. La partida fue desde los 830 metros sobre el nivel del mar y en Cerro Colorado baja a 490 metros. Luego en Sebastián Elcano llega a 210 y en La Rinconada a 77 metros. Total del recorrido: 169 kilómetros.