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Astroturismo: el cielo más cerca que nunca

El Observatorio fijaba y emitía por telégrafo la hora oficial del país. (Observatorio Astronómico de Córdoba)
El Observatorio fijaba y emitía por telégrafo la hora oficial del país. (Observatorio Astronómico de Córdoba)

Lo que tenés que conocer sobre la observación del firmamento cordobés. Una experiencia única, para locales y visitantes.

El misterio y la magia del firmamento interesan a la humanidad desde tiempos inmemoriales. La provincia cordobesa goza de paisajes nocturnos que maravillan: sólo subir la mirada basta para comprender (un poco) la magnitud de todo lo que nos rodea. De la mano del astroturismo, Córdoba se suma a la tendencia internacional que conjuga ciencia y turismo, para acercar la mística y el conocimiento a todos los interesados.

¿De qué se trata? El astroturismo es un producto que busca fortalecer el entendimiento (y disfrute) de la astronomía, desarrollado en conjunto por la Agencia Córdoba Turismo, el Ministerio de Ciencia y Tecnología y la Universidad Nacional de Córdoba. “Queremos acercar el hermoso cielo cordobés a todos los visitantes”, dice la directora del observatorio, Dra. Mercedes Gómez.

Cielo cordobés, ayer y hoy

Si nos vamos atrás en la historia podemos mencionar cómo los pueblos originarios de la provincia estudiaban el paso de las estrellas en cuencos tallados sobre la piedra que, una vez llenos de agua, reflejaban la danza de las constelaciones. Un poco más adelante, en 1871, el Presidente Sarmiento solicitó la construcción de un observatorio astronómico, que sería el primero de las provincias argentinas: el lugar elegido fue Córdoba, por las condiciones óptimas de su cielo. Hoy, el Observatorio Astronómico de Córdoba, lleva más de 150 años de trayectoria y aportó, entre muchas otras investigaciones, un mapa del cielo austral inédito para su momento.

Una visita a Bosque Alegre

La segunda sede del observatorio cordobés, la Estación Astrofísica de Bosque Alegre, se inauguró en 1942 en las sierras, cerca de la localidad de Falda del Carmen. Allí se ubicó un gran telescopio de 1.54m de diámetro que fue el más grande del hemisferio sur durante décadas y sigue siendo el segundo en tamaño del país. “El telescopio llegó en 1931 desarmado y sin planos, los mecánicos tuvieron que adivinar cómo montarlo”, revela Martín, astrónomo de la estación.

La enorme estructura pesa más de 40 toneladas y es el centro del edificio de la estación. Martín explica que este elemento, tan preciso y delicado, implica un cuidado minucioso y que su “alma” es un espejo de gran tamaño que se debe limpiar cada unos años, “primero hay que quitar los elementos que se van acumulando en el telescopio, como las ramitas que pasa y nos tira el jote que tiene nido cerca del edificio”, se ríe.

Desde la planta baja sólo se puede ver su base y subiendo las escaleras se llega a la plataforma de observación, donde se abre la cúpula del techo, dejando ver el firmamento y el paisaje del entorno. En las visitas, además de hacer observaciones se realizan experimentos con láseres que simulan luces de cuerpos celestes y se puede aprender sobre astronomía, de las palabras de los guías y de los carteles informativos. Plus: en el mismo predio se encuentra La Usina, donde funcionaba un generador eléctrico (que aunque ya no se utiliza se mantiene en excelente estado) y donde hoy se puede tomar un café y pedir algo para comer.

Cómo organizar una visita

La opción sin salir de la ciudad es conocer la sede central, en Barrio Observatorio, calle Laprida 854. Se puede ir los viernes y sábados de 20 a 23 horas. La entrada es libre y gratuita y no es necesario hacer una reserva. Por otro lado, las visitas nocturnas a la Estación Astrofísica de Bosque Alegre reabren de abril a septiembre, se realizan los sábados de 20 a 23:00 y se reservan al mail difusion@oac.unc.edu.ar.