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Una ciudad para caminarla

La Arena, de los coliseos romanos más grandes del mundo. Cada noche de verano convoca, a través de la lírica, al Festival de Verona.
La Arena, de los coliseos romanos más grandes del mundo. Cada noche de verano convoca, a través de la lírica, al Festival de Verona.

Empezamos nuestro paseo en la Piazza Bra, primera referencia importante si uno llega desde la autostrada o desde la estación de tren.

Empezamos nuestro paseo en la Piazza Bra, primera referencia importante si uno llega desde la autostrada o desde la estación de tren. Antiguo mercado de ganado, es hoy un sitio despejado para destacar la imponencia de su vecina, la Arena, uno de los coliseos romanos más grandes del mundo, erigido en el siglo I después de Cristo.

Más de 25.000 espectadores colman el recinto cada noche de verano donde tiene lugar el Festival de Verona, cita mundial de la lírica y la ópera, que el próximo año llegará a su centenario.

Sobre un lateral del coliseo, nace la Vía Mazzini, principal arteria comercial, plena de boutiques y sitios de souvenires, donde se ha hecho un lugar una heladería italiana fundada y atendida por un argentino (allí donde fueres, haz lo que vieres, aconseja el refranero español). El nombre delata su origen: Gelatería Patagonia.

Llegamos al final de la Vía Mazzini y giramos hacia la izquierda, donde nos espera la estrecha y alargada Piazza delle Herbe, sede de un mercado que en la antigüedad sólo tenía puestos de comestibles pero que ahora está mucho más diversificado.

Es muy interesante situarse al lado de la fuente central llamada de la Madonna de Verona, e identificar fachadas de diferentes tiempos y uso, como la Torre Lamberti, el barroco Palazzo Maffei y la vecina Torre Gardello, y la columna de San Marcos, coronada por un león alado, símbolo de los veroneses.

Bares y restaurantes completan la escena y un pasaje con arcos que se abre casi como continuidad de la Vía Manzini, nos lleva a otra de las plazas emblemáticas: la de los Señores.

La Piazza dei Signori es amplia y tranquila, dominada por un estatua de Dante Alighieri que recuerda los años vividos por el autor de La Divina Comedia en la ciudad, asilado por la familia Scaligere tras huir de Florencia.

A espaldas de Dante se erige un arco sobre el que descansa la estatua del médico y erudito Girolamo Fracastoro, que sostiene una bola de piedra como símbolo de nuestro planeta. Una popular leyenda sostiene que esa bola se caerá cuando la primera persona honorable transite bajo el arco. Imagínense la cantidad de mortales que han pasado bajo ese arco desde el siglo XVI... pero la pelota permanece allí, entre las manos de don Girolamo.

Volvemos a los protectores de Alighieri. Los Scaligere fueron los auténticos señores de Verona, poderosa dinastía de combatientes y mecenas a la que se debe una de las etapas de mayor apogeo, entre los siglos XIII y XIV.

A pocos pasos de la estatua de Dante se hallan las tumbas de algunos scaligeri, capillas góticas y sarcófagos conocidos precisamente como Arche Scaligere.

Chicles y candados

Si uno no sabe dónde queda la falsa casa de Julieta Capuleto, no tiene más que dejarse llevar por la riada de turistas que va andando por Vía Mazzini y que al llegar a su final gira hacia la derecha, en agitación creciente por llegar y hacerse una foto en el balcón que pretende evocar la historia de amor.

Nos situamos ante la casa que “alguna vez, posiblemente, pudieron habitar los Capuleto”, nos comenta un amigo historiador que tuvimos la suerte de entrevistar antes de nuestra visita, “pero sobre la que no existe dato fehaciente alguno es sobre una tal Julieta, ni de otra mujer de amor trágico que haya ocupado sus aposentos”, concluye.

Cuando intentamos pasar hacia el patio interior, un detalle grotesco nos paraliza: cientos, miles de chicles secos pegados en las paredes del paso de carruajes, desde el piso hasta el techo, nos quita el último atisbo de romanticismo que podíamos haber albergado.

Superada la sobredosis policromática de mal gusto, observamos que cada emplasto gomoso contiene los nombres de los amantes que previamente lo masticaron y la fecha en que se cometió cada atropello a un patrimonio cultural que, aunque ficticio, igual se merecería mejor trato.

Buscamos rápidamente un cambio de clima e ingresamos en el patio adoquinado.

Las sensaciones no mejoran: hay una fila de adolescentes de ambos sexos esperando sacarse una foto posando la mano sobre la teta derecha de una estatua de Julieta, gesto que al parecer otorga suerte en los amores de los sobadores.

Y alli, incrustado a la altura del primer piso sobre la fachada interna de la casa, está el balcón.

Ahora aparece allí una Julieta coreana, unos segundos más tarde Julieta es rubia y teutona, poco después toma la forma de una niña que apenas asoma la cabeza sobre la barandilla. Debajo, todos parecemos Romeos confundidos e indecisos. Algunos disparan sus cámaras fotográficas.

Pero falta la guinda del pastel, está en una puerta de rejas al fondo del mismo patio y destaca por la moda de colgar candados de amor propiciada por la acaramelada imaginación de un escritor llamado Federico Moccia, una asfixiante costumbre que anda amenazando la integridad de puentes, farolas y demás riquezas estéticas de media Europa.

Pienso en Shakespeare cuando me retiro de allí y me lo ima-gino en medio de esta romería. ¡Pobre hombre!

Lo que hay que saber

Cómo llegar. En avión hacia el aeropuerto Catullo / Villafranca, a 12 kilómetros de Verona, conexiones con Roma, sur de Italia y otras ciudades europeas.

En tren a la estación Porta Nuova (tiene varias frecuencias con Milán y Roma y Venecia). En Internet: www.trenitalia.it

En auto por autostrada Milán Venecia.

Distancias desde Verona. A Milán, 161 kilómetros; Roma 500 kilómetros; Venecia, 114 kilómetros y Florencia 230 kilómetros.

Gastronomía. Evitar restaurantes para turistas y buscar los rincones donde se reúnen los veroneses.

Antica Botteca del Vino (www.bottegavini.it). Comidas por 50 €, aparte las bebidas. Acogedora fonda del siglo 19 donde se puede catar el bianchetto, copa de vino blanco típica del lugar o variedades de todo el mundo. Plato sugerido: risotto all\'amarone (arroz al vino tinto), o la pastissada de caval (carne de caballo en salsa de vino tinto).

Il Desco (Vicolo San Sebastiano 7). Edificio del siglo XV. Comidas por 100 euros, bebidas aparte. El bacalao es protagonista.

Antico Caffe Dante (www.caffedante.it).

Alojamiento. Hotel Gabbia D'Oro (www.hotelgabbiadoro.it)

Habitación doble desde 110 €.

Hotel Victoria (www.hotelvictoria.it). Edificio medieval restaurado. Habitación doble desde 210 € y suites con desayuno desde € 325. Hotel Bologna (www.hotelbologna.vr.it). Habitación doble desde 100 €.

B&B Citadella (www.cittadellavr.it). Habitación doble 75€.

Cuándo ir. Mejor en abril, mayo, junio, septiembre y octubre. En julio y agosto hace mucho calor y los precios son más altos.

Cómo moverse. Todo está cerca y es fácil orientarse. Calzado cómodo, un buen mapa del casco histórico, agua y a recorrerla a pie, que es el mejor transporte recomendable.

Verona Card. Es una tarjeta que permite visitar gratuitamente los principales museos, palacios e iglesias. La tarjeta por un día cuesta € 8, tres días por € 12.

Precios orientativos. Copa de vino, entre € 3 y € 8, menú del día, a partir de € 10, aunque la media es de € 15. Helado artesanal, a partir de € 2,50.

Enlaces útiles

Provincia de Verona: www.tourism.verona.it

Comuna de Verona - Turismo: http://portale.comune.verona.it

Festival Lírico de Verona: www.arena.it