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Termas de Río Hondo, para combatir al frío

Las Termas de Río Hondo se han posicionado como uno de los destinos preferidos en materia de turismo termal en el país. Importantes inversiones en infraestructura de servicios, como su nuevo aeropuerto y el autódromo, la consolidan en ese segmento. Imperdible: un museo para “fierreros”.

Resulta indiscutible el posicionamiento de Termas de Río Hondo en el mercado del turismo termal, ya sea por su permanencia a través del tiempo que lo destaca ya como un clásico, como también por las inversiones realizadas en infraestructura de servicios.

Esa bondad de las aguas calientes y enriquecidas que atraen a miles de turistas en cada temporada, merece una explicación previa, respecto a su origen.

IMPERDIBLE. Un museo para “fierreros”

Las lluvias que caen sobre la ladera este de las sierras del Aconquija, en la provincia de Tucumán, se profundizan hasta capas impermeables que forman una especie de “palangana” geológica, cuyo borde de rebalse está en la zona de Río Hondo.

Este es el inicio o el origen de las aguas que, luego de calentarse y mineralizarse, surgen en las termas. Los especialistas calculan que cada 30 metros de profundidad, la corteza terrestre aumenta un grado de temperatura.

Al pasar por esas capas calientes, el agua aumenta su temperatura. Por ello, cuanto más profundo llega el agua, mayor es la temperatura que posee al emerger. Eso explica su temperatura.

Pero, además, a medida que el agua atraviesa las distintas capas de estratos geológicos, ricos en minerales no metálicos, esos minerales pasan de la tierra al agua. De este modo, partiendo de un agua de lluvia “destilada”, tal como es la que cae sobre la superficie terrestre, el agua se carga con minerales.

Sin embargo, las distintas temperaturas y composición química de las aguas termales de Río Hondo, pese a su origen común, se explica así: los pozos surgentes son muchos y se encuentran a considerables distancias entre ellos, lo que indica que fluyen por diferentes lugares que a su vez poseen distintos minerales.

Al margen de estas disquisiciones, lo concreto es que las Termas de Río Hondo son un destino consolidado en el segmento de turismo de salud o, más específicamente, del turismo termal en el país.

Pero no sólo con termas se encontrará el visitante, pues la naturaleza y la mano del hombre han logrado coincidir en una serie de propuestas y mejoras.

Reserva natural

Una de esas propuestas es la Reserva Natural Urbana Tara Inti, que se encuentra ubicada en una isla del río Dulce, a 700 metros del dique Frontal de Río Hondo y a tres kilómetros del centro. Se accede por la ruta nacional 9 hasta la ciudad y desde allí por la avenida Costanera.

Tara Inti, que en lengua quechua significa “isla del sol”, tiene una superficie de 19 hectáreas en la que concentra una variada diversidad de flora y fauna, restos paleontológicos y, como parte de las características de la zona, dentro de la reserva existe una laguna de aguas termales que se alimenta a través de vertientes naturales.

Desde la Costanera, por un puente peatonal de aproximadamente 120 metros de largo, se llega a la reserva. Allí, a través de una caminería elevada construida con madera de quebracho colorado y debidamente señalizada, se puede apreciar el lugar.

La reserva es representativa de los humedales del Parque Chaqueño Seco, con especies de bosque nativo, habitada en su gran mayoría por aves. Se estima que alrededor de un centenar de especies la visitan anualmente, en diferentes épocas del año para anidar allí. A esa avifauna, a su vez, se la puede clasificar en aves canoras, aves rapaces y aves acuáticas.

Entre las especies se pueden identificar pato maicero, garza mora, garza blanca, cigüeña americana, cuervillo cara pelada, cuervillo de cañada, espátula rosada, flamenco austral, bandurria mora, chajá, garza bruja, biguá, mirasol grande, etcétera.

La fauna de la isla está conformada también por anfibios y reptiles, como ranas, sapos, víboras, culebras, iguanas, lagartijas y algunos mamíferos menores, como nutrias, pichis, comadrejas y roedores.

En cuanto a la flora, cuenta entre sus especies tusca, algarrobo, lecherón, chañar, quimil, ucle, vinal, sauce criollo, tala, ancoche, molle, variedad de enredaderas, totoras y camalotes.

El circuito posee cuatro miradores panorámicos, desde los cuales se puede contemplar y disfrutar de la observación integral de toda la fauna y flora asociadas a la isla, además de atractivos como áreas de restos paleontológicos, cañadones internos, apostaderos de aves acuáticas, fauna ictícola, la impactante vista de los vertederos del Dique Frontal como fondo y una panorámica del río Dulce.