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Medellín, escenario de película

Actualmente, Medellín es una moderna y pujante ciudad, con plazas, espacios verdes, centros comerciales, puntos turísticos y un excelente servicio de transporte. Pero eso es hoy, ya que hubo un tiempo en que la ciudad era el violento reino de Pablo Escobar.

Por estos días, la señal de Canal 9 está emitiendo una serie producida por la televisión colombiana (Caracol), cuyo título es Escobar, el patrón del mal y narra la historia de Pablo Emilio Escobar Gaviria, el capo narcotraficante que creara el Cartel de Medellín (Antioquia, Colombia).

Escobar nació en Antioquia el 1 de diciembre de 1949 y justamente 44 años después, el 2 de diciembre de 1993, cayó muerto por las balas de un grupo de elite que lo buscaba, cuando intentaba huir en la ciudad de Medellín.

En su corta existencia, Escobar trazó una parábola de vida siempre relacionada con el delito, pero en algunos momentos, ya como “patrón” narco, se cubrió con una pantalla de empresario y político progresista e inclusive llegó a ser senador electo.

Autor de numerosos asesinatos, atentados, secuestros y amenazas –llegó a ser el hombre más buscado del mundo– amasó una de las fortunas más grandes del mundo. De esos recursos, obtenidos con el tráfico de drogas, un alto porcentaje lo volcó en forma de ayuda entre los sectores más desposeídos de Medellín, empezando por su propia barriada, Santo Domingo.

Esto originó que la población de esa ciudad antioqueña se dividiera, entre quienes condenaban su accionar y deseaban que cayera en manos de las autoridades y los que lo consideraban algo así como un moderno Robin Hood.

Aún hoy hay sitios en Medellín (y en otras ciudades de Colombia y del extranjero) donde es posible conseguir remeras con la foto de Escobar.

En algunos sitios incluso, es venerado como un santo; en su tumba se depositan ofrendas; su casa de campo es un museo que visitan miles de turistas al año, y su leyenda forma parte del circuito turístico de Medellín.

Su hermano Roberto (El Peluche, en la serie), quien vive todavía en Medellín, organizó un tour llamado “la ruta de Pablo Escobar”, que no es ofrecido –pero sí despreciado– por los guías turísticos oficiales de la alcaldía.

Tras su muerte, su esposa y sus dos hijos terminaron viviendo en la Argentina, con otras identidades.

Transformación 

Sin que esto signifique hacer apología de un narcotraficante, hoy en Medellín hay gente que lo recuerda como un benefactor de las clases más pobres. Sus protegidos lloraron su muerte y a su entierro asistieron miles de personas, en su mayoría de los barrios pobres de Medellín.

Es que Escobar supo utilizar muy hábilmente su riqueza y ayudó a mucha gente. Se recuerda que hizo construir numerosos campos de deportes para los chicos; apoyó a atletas de distintas disciplinas, y participó en la conformación de importantes equipos de fútbol.

En las décadas de 1980 y 1990, esas desigualdades persistían en la capital de Antioquia y Medellín era una de las ciudades más violentas de Latinoamérica. Pobreza extrema; necesidades básicas insatisfechas; drogadicción; desempleo, y ausencia del Estado, hacían un cóctel explosivo.

Pero en 2004 asumió la alcaldía de la ciudad Sergio Fajardo, un político del Partido Verde, y comenzó una profunda transformación que aún hoy sigue su marcha, tras tres períodos de gobierno de otros tantos alcaldes, es decir, con políticas de estado invariables pese a los cambios de administraciones.

Y la fórmula no fue otra que, en alguna medida, la que utilizaba Escobar para llevar agua a su molino: se decidió invertir la mayor parte de los recursos en las zonas más vulnerables de la ciudad y se impulsaron planes y programas integrales de “urbanismo social”.

Se logró brindar una mejor calidad de vida, con servicios y acciones concretas, y se disminuyeron los niveles de violencia. Pese a que aún persisten algunos problemas sociales y desigualdades de oportunidades, hoy Medellín es una ciudad moderna, ordenada, segura y pujante.

Para lograrlo, se convocó a los ciudadanos, se canalizaron sus necesidades y propuestas, se estableció una alianza entre la sociedad y el gobierno y se apostó a la educación y la cultura, como factores de inclusión y equidad.

Escobar, según Botero

Uno de los hijos dilectos de Medellín es el artista plástico Fernando Botero, nacido allí en 1932.

En esa ciudad está el Museo de Antioquia, una monumental construcción ubicada sobre la Plaza de las Esculturas Fernando Botero, donde se exhiben 23 estatuas del artista y configura uno de los centros referentes de Medellín.

La muerte de Pablo Escobar, uno de los cuadros de Botero.
La muerte de Pablo Escobar, uno de los cuadros de Botero.

En el espacio dedicado al artista, dentro del museo, hay dos lienzos de Botero referidos a la muerte de Pablo Escobar Gaviria.

Las pinturas muestran a Escobar caído sobre un tejado, con varias heridas de armas de fuego, como presentaron el hecho las crónicas del día que el narcotraficante, que había huido de prisión, fue blanco de las balas del grupo de elite que lo buscaba.

La ciudad que cambió

La transformación de Medellín iniciada en la gestión de Sergio Fajardo, continuó luego hasta nuestros días con las administraciones de Fabio Alonso Salazar (2008 - 2011) y Aníbal Gaviria (2012 - 2015), alcaldes de distinta extracción partidaria pero de idénticas políticas de estado.

Mencionábamos antes que una de las fortalezas del proyecto de transformación fue apostar a la educación y la cultura como factores de inclusión y equidad.

En el marco de la convocatoria que se hizo a los ciudadanos para que manifestaran sus necesidades y propuestas surgieron dos demandas primordiales: los pobladores de las zonas más alejadas y pobres de la ciudad reclamaban transporte y bibliotecas.

Para reducir esa brecha entre pobres y ricos, se dispuso entonces que el moderno y revolucionario “sistema integral de transporte masivo”, que comprende el servicio de ómnibus y el metro de superficie, llegara a las barriadas más necesitadas.

Medellín es una ciudad rodeada de altas montañas, sobre cuyas laderas creció paulatinamente una población conformada por los sectores más pobres y los desplazados por las guerras intestinas y la violencia de las FARC, los narcotraficantes y los paramilitares.

Esa gente, en su gran mayoría, trabaja en la parte baja y en el centro de la ciudad y sus economías familiares dependen de llegar a tiempo a sus tareas. Entonces, para que contaran con un medio de transporte público, se sumó al sistema el metrocable, góndolas para ocho pasajeros que, desde las estaciones del metro suben con un cablecarril hasta las montañas.

El nuevo sistema se puso en funcionamiento y tuvo un año de prueba, lapso en el que los guías de turismo de la alcaldía fueron convocados para explicarles a los pobladores, desde los niños hasta los adultos, cómo funcionaría. Es decir, se usó la educación.

Además, Medellín contará en 2015 con un tranvía eléctrico y en el área urbana se cuentan 42.000 taxis.

La atención de la otra demanda, bibliotecas, fue encarada con igual decisión y metodología: la biblioteca va hacia la gente. El Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín cuenta con 15 centros que se levantan en las distintas comunas.

La Biblioteca de España, ubicada en Santo Domingo, el barrio de Pablo Escobar, es una inmensa mole negra, cuyo diseño permite la integración del bloque de cemento con las rocas de esa zona montañosa. Resulta conmovedor ver la cantidad de chicos y adolescentes que desarrollan distintas ocupaciones, desde culturales hasta artísticas, dentro de esos muros y que así se alejan de las calles.

Esta revolucionaria transformación tiene mucho sustento en algo muchas veces reñido con la realidad de los funcionarios: el sentido común. Las demandas de los ciudadanos son escuchadas y reciben sus respuestas. Para ello, se pensó que lo que llaman el “50 / 50” y que se traduce en acciones mancomunadas: la mitad de los recursos necesarios los aporta el estado y la otra mitad el sector privado. A cambio de sus aportes, las empresas reciben algunos beneficios fiscales.

Otra clave que ayudó a la transformación de Medellín fue la adopción de un código de convivencia ciudadana que se basó en una premisa principal: los pobres no son ciudadanos de segunda. Así, se logró levantar la autoestima de los sectores más desposeídos a través de explicarles para qué era cada medida, cómo se iba a hacer y cómo iba a funcionar y los beneficios que traería aparejados.

Hoy es realmente placentero ver familias enteras, con sus mejores ropas “domingueras”, pasear y recorrer la ciudad o visitar los numerosos parques públicos que adornan la ciudad. Los tradicionales Parque de Bolívar y Parque de Berrio, o el de San Antonio, son históricos espacios verdes, arbolados y bien conservados, así como el Parque Lleras, en el corazón de la “zona rosa” de Medellín, que convoca en las noches de los fines de semana jóvenes y adultos, nacionales y extranjeros, que pueblan sus restaurantes, bares y cafés.

Pero la transformación de la ciudad también se ha dado en su arquitectura urbana. Parte de ella son los nuevos parques creados, como el Parque de los Pies Descalzos, inspirado en la filosofía zen, con fuentes de agua, áreas de arena y un bosque de bambú por donde se puede caminar, obviamente, descalzo.

También el Parque de los Deseos, frente a la Universidad de Antioquia, fue construido pensando en relacionar a los visitantes con el universo. Entre sus atracciones, se destacan dos esferas que semejan medias lunas separadas por unos 15 metros y en cuyas concavidades se produce un sorprendente efecto de eco: uno habla en voz baja en una esfera y quien está en la otra lo escucha como si estuviera a su lado.

Finalmente, el Jardín Botánico que funciona como museo vivo y espacio de investigación y educación ambiental. Cuenta con un orquideorama, con una importante colección de orquídeas que deja asombrados a los visitantes.

Este es un breve repaso de lo que ofrece Medellín, una urbe moderna, urbanísticamente prolija y amigable y con una característica propia: sin rejas, ya que los niveles de seguridad son altos. Un solo sector de la ciudad, el antiguo centro, está todavía depreciado, pero se encuentra en pleno proceso de recuperación.

Lo que hay que saber

Cómo llegar. Con Copa, Córdoba - Medellín: el vuelo sale a las 01.48 y a las 8.41 arriba a la ciudad de Medellín, con conexión inmediata en Panamá. Además Copa ofrece seis vuelos diarios desde Panamá. Tarifa final: U 1.290 (incluye percepción Afip RG 3450). No incluye fee de emisión, U 25. Consulte en Copa.com o en su agencia de viajes.

Datos. Medellín está situada en el valle de Aburrá, Cordillera Central de los Andes, a 1.538 metros sobre el nivel del mar. Clima: la temperatura media es de 24ºC.

Vía aérea, está a 30 minutos de Bogotá.

Desde el Aeropuerto Internacional José María Córdova al centro de la ciudad hay 44 km.

Alojamiento. Hotel Estelar Milla de Oro, en El Poblado, fin de semana con desayuno, habitación doble: desde $ 890 por noche.