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Málaga: la andaluza reinventada

Con la ventaja de haber visto nacer a Pablo Ruiz Picasso, el malagueño más universal, la ciudad de la Costa del Sol se ofrece al mundo como nueva plataforma de expresión cultural en el Mediterráneo, a sabiendas de que compite con la poderosa Barcelona.

Hoy, Málaga recoge los frutos de esa estrategia visionaria al haber sido elegida, por ejemplo, para que el Centro Pompidou abriese su primera filial fuera de Francia, o para que Carmen Thyssen, heredera de la notable colección del barón alemán, instalase su museo más personal en una casona del centro malagueño.

Pablo Picasso en un grafiti en la ciudad de Málaga, su ciudad natal, donde su presencia todavía es casi tangible, aunque murió en 1973.
Pablo Picasso en un grafiti en la ciudad de Málaga, su ciudad natal, donde su presencia todavía es casi tangible, aunque murió en 1973.

Y hay más, como el Centro de Arte Contemporáneo, la colección del Museo de Arte Ruso de San Petersburgo, el Museo Automovilístico, el Museo del Vidrio y del Cristal, el del Vino, el Interactivo de la Música, a lo que se sumará, en breve, la apertura del Museo de Arte Contemporáneo. De los tiempos de la malagueña salerosa a esta Málaga cosmopolita hay mucho nuevo para mostrar, en cualquier momento del año. Sin necesidad de bajar a la playa.

Centro Pompidou, visión transgresora 

Alojado en una moderna instalación conocida como “El Cubo”, muy cercana al puerto, éste es el hijo pródigo del Pompidou parisiense, referente mundial del arte contemporáneo. Si nuestra ruta de museos la trazáramos en forma cronológica desde el pasado hasta la actualidad, sin lugar a dudas el Pompidou malagueño debería cerrar el itinerario.

Centro Pompidou y una de sus curiosas performances.
Centro Pompidou y una de sus curiosas performances.

La colección busca provocar al visitante, estimular el sentido de la transgresión por medio de obras e instalaciones que van más allá del concepto tradicional del arte. Fotografía, arquitectura, video, montajes de gran tamaño, todo es útil para dar testimonio de las tendencias artísticas actuales que apuntan al futuro. Por eso se cuida al público joven. Por eso el Centro Pompidou llegó a Málaga, para facilitar una conexión atemporal con don Pablo, un diálogo cercano con el Picasso inicial, desde el que fue creciendo el genio cuyo único límite lo marcó su muerte.

Francis Bacon, Marc Chagall, Alberto Giacometti, Frida Kahlo, Joan Miró, Antoni Tàpies y obviamente, Pablo Picasso, encabezan el cartel de firmas de la colección permanente, enriquecida por relevantes muestras temporales.

Museo Carmen Thyssen

Carmen Cervera, viuda del barón Thyssen, poseedor de unas colecciones de arte más importantes del mundo, gestiona desde la muerte de su marido el nutrido fondo de obras cuya máxima expresión se alcanza en las salas madrileñas del Thyssen Bornemisza.

Sin embargo, la baronesa Thyssen, como se la conoce en todos los ámbitos culturales, pudo hacer realidad un sueño personal en Málaga: mostrar óleos que representaran su propio concepto del arte. Antonio Banderas se sumó a la iniciativa con todas sus influencias, y así nació hace cuatro años el Museo Carmen Thyssen, una muestra permanente de casi 250 obras, datadas en su mayoría en el siglo XIX, con Goya como inicio y Picasso como culminación. Está instalado en el Palacio de Villalón, un céntrico edificio nobiliario con amplias dependencias y un patio de columnas pequeño y encantador.

En ese ambiente favorecedor se nos presentan imágenes del romanticismo y el costumbrismo, del preciosismo y el realismo, con predominio de la pintura andaluza y con firmas tan conocidas como Joaquín Sorolla, Mariano Fortuny, Zurbarán y Julio Romero de Torres.

Fierros y trapos

Aunque la tendencia parece equilibrarse, la moda es para el hombre tan distante como el mundo del motor para la mujer. Esa diferencia de enfoques estéticos, que Joao Magalahes apreció en sus padres, fue el combustible –nunca mejor usado– para que este millonario portugués concretara la idea de fundar el Museo Automovilístico de Málaga, un maravilloso compendio de coches emblemáticos de todos los estilos, adornado por los vestidos femeninos típicos de cada época.

Patio del Museo Carmen Thyssen, desde hace cuatro años muestra permanente de casi 250 obras.
Patio del Museo Carmen Thyssen, desde hace cuatro años muestra permanente de casi 250 obras.

Son seis mil metros cuadrados de exposición, en los que casi un centenar de vehículos y más de 200 piezas de alta costura ofrecen un armonioso panorama de la evolución artística del siglo 20.

Me detengo, por citar algunos, en los detalles del Studebaker de 1931 o del imponente Mercedes 540K de 1937, pero no puedo dejar de echar un vistazo a los maniquíes que los complementan, que dejaron absorta a una turista japonesa que lleva un buen tiempo admirándolos.

Y así, mezclando diseños de Ives Saint Laurent con el Cadillac Transatlantic 1947, trajes de Balenciaga con un Jaguar inglés de 1962, nos vamos montando en una experiencia inolvidable y original, como la famosa “Silla de la Suegra”, un incómodo y solitario asiento trasero, al aire libre, incorporado a un modelo Delage de 1912. Muy divertido, salvo para las suegras...

Les aconsejo dejar la agenda abierta cuando visiten este museo, porque se puede estar horas disfrutando de su vasta colección.