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La historia de la ciudad que saltó a la fama gracias a una película

De azul profundo, el Pacífico se luce tranquilo dentro de la Bahía de Banderas (Andrés Blanco/La Voz).
De azul profundo, el Pacífico se luce tranquilo dentro de la Bahía de Banderas (Andrés Blanco/La Voz).

En 1963 John Huston decidió rodar en Puerto Vallarta La noche de la iguana y gracias a la atención que generó el rodaje la ciudad cobró protagonismo. Hoy es un centro turísitico en el que se puede conocer su tradición y disfrutar de sus playas.

Puerto Vallarta se encuentra sobre la costa del Pacífico, dentro de la bahía de Banderas con sus aguas tranquilas y cálidas. Al norte de la bahía, alejadas de la ciudad, hay playas deshabitadas a las que sólo se llega por agua.

Una de esas playas fue la elegida por el conocido director de cine estadounidense John Huston, quien en 1963 decidió rodar la película La noche de la iguana, en un inhóspito rincón mejicano.

Se trata de Mismaloya, un lugar en el que no había teléfono ni electricidad. Allí se instalaron para la grabación de gran parte de la película, que también incluía algunas escenas en Vallarta.

Alejados de los tradicionales sets de Hollywood, con la idea de Huston de que la locación otorgaba un grado de realismo que las escenografías de cartones no podían lograr, llegaron a este paraíso las estrellas Elizabeth Taylor, Richard Burton y Ava Gardner.

Y con ellos, un malón de periodistas que se trasladaron al lugar para documentar el romance de los primeros dos. Ya en las tapas de los periódicos más importantes, Vallarta saltó a la fama y fue conocida a nivel internacional.

El “barrio” de Huston

Una de las excursiones que hoy en día se pueden realizar en esta zona es a Las Caletas, un lugar al que sólo se accede en embarcación. Allí se instaló Huston en una casa con vista al mar, en sus últimos años de vida.

En Las Caletas es posible relajarse flotando en el mar (Andrés Blanco/La Voz).
En Las Caletas es posible relajarse flotando en el mar (Andrés Blanco/La Voz).

Se trata de una playa con aguas tranquilas, al sur de la bahía de Banderas y la excursión, que comienza temprano por la mañana y termina con la caída del sol, ofrece hacer snorkel, kayak y stand up paddle (una especie de kayak con un remo en el que se navega parado).

Los cangrejos caminan de a miles entre los senderos de una selva tupida y húmeda, mientras los guías ofrecen sostener en nuestros brazos a monos, papagayos y hasta serpientes, que se enrollarán en nuestros cuellos, aunque inofensivas para los turistas.

De regreso en Vallarta, el clima cálido invita a un chapuzón en la pileta del hotel y a disfrutar de una buena margarita adentro del agua.

El vuelo de regreso sale temprano, por lo que es aconsejable comenzar a preparar las valijas.