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La felicidad en una isla

UNA DE LAS PLAYAS DE ARUBA.
UNA DE LAS PLAYAS DE ARUBA.

Aruba creó su propio eslogan y por todos lados se leen los carteles que anuncian que es “Una isla feliz”. Parece una idea de Disney. El puerto al que arriban los cruceros está en pleno centro de la capital, Oranjestad, razón por la cual todas las excursiones parten desde allí.

Durante la época colonial la isla tenía una pequeñísima ciudad construida sobre la Bahía de los Caballos, y un fuerte, el Zoutman, que era más grande que el villorrio. Sin embargo, tenía un gran futuro: se descubrió un sustancioso yacimiento de oro.

Hoy por hoy, la isla destila esa felicidad que disfrutan más que nadie los turistas: canchas de golf, varios casinos, shopping, lujosos hoteles y una activa vida nocturna.

Muchos viajeros llegan atraídos por el buceo de profundidad, ya que hay numerosos barcos hundidos que son verdaderos cofres de la vida marina. Para los que no son tan intrépidos, la solución es sencilla: loneta, snorkel y patas de rana. Hay exactamente 13 puntos de buceo y a la seguridad, más los equipos, los proveen las agencias de excursiones.

La playa más popular de Aruba se llama Palm Beach, zona donde están los principales hoteles de cadenas internacionales, hay un centro comercial y a la noche se concentra allí la movida.

Pero, como se cuenta con poco tiempo, lo mejor para disfrutar es The Palm Island, a la que se llega con ferrys que cruzan varias veces al día. Son pocos minutos de navegación y es un lugar inclusive para pasar el día, con excursiones que incluyen bebidas y bufé.

Hay un parque de diversiones acuático, restaurante, dos playas protegidas por espigones de rocas para nadar tranquilo, un bar de comidas rápidas, baños, reposeras y un muelle desde el que se accede al mar con equipo incluido, para disfrutar de la fauna submarina. Los coloridos cardúmenes se mueven entre un sinfín de corales. Se puede entrar y salir del mar cuántas veces quiera, dejando el equipo en el muelle.

Lo más recomendable es la atracción Sea Tarek, una caminata submarina con una escafandra que forma una burbuja de aire y permite respirar naturalmente, mientras se desplaza por un circuito rodeado de peces de colores. Inolvidable.

La comida del restaurante, instalado sobre un gran muelle rodeado por aguas azul turquesa, es de buena calidad con una diversidad de platos y con las modalidades de tenedor libre y self service.

The Palm Island está a medio camino entre Oranjestad, la capital, y San Nicolás, la segunda ciudad más grande de Aruba, en el extremo sur de la isla. Si tiene tiempo, vale la pena llegar hasta allí y visitar el bar Charlie´s. El establecimiento fue creado por una pareja de holandeses, Charlie Rounds y su mujer, hace 70 años. Hoy lo maneja la tercera generación de la familia.

El local, austero, de rústicos muebles, está en el 56 del bulevar Zeppenfeldstraad y desde 1941 atiende a los trabajadores de la compañía petrolera y a los hombres de mar, a quienes ahora se suman legiones de turistas.

Fueron los buceadores quienes definieron el carácter del local con los cientos de elementos encontrados en el fondo del mar y que ahora adornan las paredes de Charlie´s. A todo esto se suma lo que dejan los turistas y que lo convierte en un entretenido museo de curiosidades, en el que abundan las fotografías, patentes de automóviles, banderines de clubes de fútbol (de San Martín de Tucumán y de San Lorenzo, entre otros), y viejas cámaras de fotos, que tapizan las paredes de todo el local, incluidos los baños.

La oferta es comida casera de mariscos, pescados y carnes que satisface paladares exigentes. Atiende Cornelius, un simpático holandés que trabaja en Charlie´s y se afincó en la isla al enamorarse de una colombiana que hoy es su mujer.

Horario de atención: de lunes a sábado desde media mañana hasta la noche.

Para los cruceristas se acabó la fiesta. Vuelven al Puerto Libre de Colón, en Panamá. Un shopping gigantesco libre de impuestos y atiborrado de mercadería de todo tipo: electrónica; ropa de vestir y deportiva; perfumes; calzados; joyerías, y más todavía, lo tentarán para seguir gastando, si todavía le queda resto.