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Entre fiordos y glaciares

“¡Wake... wake... (despierten) ya es hora de despertaaaaar!” Así, entre bromas y con el trinar de pajaritos de fondo, todos los días éramos despertados por el guía, Fernando, muy temprano a bordo del Skorpios III, durante el crucero por la Patagonia de Chile.

Partimos en un hermoso atardecer del pequeño muelle privado de la compañía, en Puerto Natales, ubicado casi al frente al hotel Remota. El barco, parte de la familia de los Cruceros Skorpios (www.skorpios.cl), hace la ruta Puerto Natales - Puerto Natales durante primavera y verano y recorre algunos de los principales fiordos y glaciares del Campo de Hielo Sur.

Para esta temporada prevén el interesante paquete Mar y Tierra, que ofrece tres noches a bordo del crucero y otras tres en tierra, como huésped del Remota, siempre con todo incluido (paseos, comidas, bar abierto).

A lo largo de cuatro días, hemos recorrido 380 millas de navegación y exploramos la región viajando por entre glaciares, icebergs y morenas (glaciar no estratificado). A veces desde el barco, otras desde los Zodiac (botes) o en caminatas, hemos visto una cantidad impresionante de glaciares y desprendimientos de hielo.

El embarque se desarrolla sin largas filas, burocracias, rayos X o check in demorado y el clima a bordo es súper informal, tanto en el trato como también en la vestimenta, incluso para la cena.

El Skorpios III es pequeño por fuera, pero con mucho espacio y confort por dentro y se mueve poco durante los cuatro días, a pesar de los vientos de hasta 80 kilómetros por hora comunes en la región. Todas las cabinas, 45 en total con capacidad para 90 pasajeros, ofrecen grandes ventanas para que uno pueda apreciar todo el tiempo el lindo paisaje, incluso desde la cama.

Los días son largos, con el sol saliendo antes de las 5 y poniéndose después de las 21, y llenos de aventura. Desde caminatas hasta paseos en otras embarcaciones, viajamos a través de los canales patagónicos Angostura Kirke, Morla Vicuña, Unión, Collinwood y Sarmiento. Las caminatas guiadas son muy livianas de modo que todos, al margen de la edad o estado físico, pueden hacerlas con tranquilidad.

Durante los cuatro días, los puntos de encuentro en el barco son el restaurante en el deck 2 (donde se sirve una comida bien casera pero valorando ingredientes y productos típicamente chilenos, como centolla, salmón chileno y congrio) y los dos bares de barra libre, uno en cada extremo del deck 3.

Pero, si faltan actividades 

a bordo, sobra acción en los desembarcos, que suelen ocurrir tres veces al día. De los botes se salta a veces al hielo, otras en roca o a tierra, para explorar los alrededores de fiordos y glaciares.

Así, podemos observar desde muy cerca los glaciares Amalia, El Brujo, Fernando, Capitán Constantino, Alípio, Alsina y Bernal, además de otros glaciares menores o menos importantes. Incluso, algunos de ellos pueden tocarse con las manos.

El nombre de la ruta, Kaweskar, viene de una tribu nómade (también conocida como alacalufes) que tenía por costumbre navegar la Patagonia chilena desde el golfo de Peneas hasta el estrecho de Magallanes. Pero la historia no está presente solo en el nombre de la ruta, sino también durante todo el tiempo de navegación, ya que el capitán actual es hijo del capitán Constantino Kochifas Cárcamo, quien creó la compañía de cruceros hace 33 años. Actualmente su viuda, la dulce Mimi, todavía chequea personalmente si todo va bien en el barco todos los días.

Visitamos lugares remotos como Puerto Edén y hasta rescatamos un montañista de un grupo de exploración del volcán Aguilera, quien tenía que regresar urgente a casa por motivos personales y que nos brindó breves relatos de su aventura durante el viaje.

Además de explorar también algunos de los glaciares menos conocidos del Campo de Hielo Sur, tuvimos grandes momentos en el hermoso fiordo Calvo y nos encantamos al ver que, desde las montañas Sarmiento, salen nada menos que cinco glaciares distintos, que forman un paisaje simplemente espectacular.

Es durante la visita a esos glaciares que los pasajeros tienen el placer de hacer el esperado “brindis 12 / 30” de la ruta Kaweskar por el sur de Chile, cuando todos reciben como regalo vasos de los cruceros Skorpios, para que sean llenados de whisky de 12 años de añejamiento con rocas de hielo del glaciar de más de 30 mil años de antigüedad, obtenido allí mismo. Porque, como corresponde, toda buena aventura merece un gran final.