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En los laberintos de especias

Sultanahmet atesora el patrimonio arquitectónico antiguo, como Santa Sofía, que fue iglesia católica, mezquita y hoy es museo.
Sultanahmet atesora el patrimonio arquitectónico antiguo, como Santa Sofía, que fue iglesia católica, mezquita y hoy es museo.

A horcajadas de Europa y Asia, Estambul conquista con sus bellas mezquitas, sus olores, colores e historia. Recorrerla es caminar entre los contrastes de la antigüedad y la modernidad.

Estambul es una de las tres ciudades transcontinentales que se ubican entre Europa y Asia. Está justo en la frontera entre dos continentes y también se la suele llamar la Ciudad de los Minaretes por sus numerosas y bellas mezquitas.

Aunque la capital turca sea Ankara es Estambul la que enamora.

La ciudad respira romance y misterio y, por esas características ha sido elegida por numerosos escritores que encuentran en ella la musa inspiradora de sus obras. Tal fue el caso de la escritora inglesa Agatha Christie, famosa por sus obras de género policial quien escribió Asesinato en el Orient Express durante su estancia en el Hotel Pera Palace de Estambul.

Estambul seduce todo el tiempo, llena de olores, colores e historia invita a caminar por sus barrios tan distintos entre sí. Resaltan los contrastes entre la antigüedad de Sultanahmet y la modernidad de Taksim pero la esencia se vive al recorrer los laberintos de los mercados de especias en un paseo para los sentidos.

Del mismo modo, son experiencias inolvidables cruzar el Cuerno de Oro y atravesar el Bósforo en los pequeños barcos que zarpan del muelle de Eminou.

Sultanahmet concentra el patrimonio arquitectónico antiguo como la iglesia Santa Sofía, la gigante construcción que fue iglesia católica, mezquita y hoy es museo, y la hermosa Mezquita Azul que cada noche seduce con un show de luces; la Cisterna del Palacio y el Palacio Topaki, además del Hipódromo y el Baño Turco de Cemberlitas que sigue prestando servicios en la actualidad y cuenta con dobles instalaciones, separadas, destinadas para hombres y mujeres.

La contracara de Sultanahmet es Taksim que es pura contemporaneidad. La famosa avenida del Comercio y la peatonal Istiklal Caddesi, colapsada de gente día y de noche son para conocerlas en sucesivas caminatas.

Del mismo modo, un programa obligado es recorrer desde el corazón del barrio contemporáneo de Taksim hasta el distrito de Beyoglu.

Taksim tiene pasajes legendarios que guardan fantásticos bazares y galerías como By Retro, tienda vintage con interesantes curiosidades.

También ahí se impone conocer la pastelería Inci Pastanesi, uno de los sitios más emblemáticos de toda la ciudad y escenario de grandes historias de amor de las películas turcas en ese cúmulo de bombones y profiteroles llenos de chocolate.

Muy cerca, las calles del barrio Cihangir sorprenden por su ambiente bohemio ya que es reducto de intelectuales, arquitectos, artistas, periodistas y escritores que ocupan sus cafés y se mezclan con los turistas provenientes de todo el mundo.

Invadida y conquistada en tiempos pasados por griegos, persas, romanos, bizantinos y también otomanos, Estambul es hoy una mezcla cultural impresionante que tiene su correlato en la arquitectura, las artes y las costumbres.

Hora de museos. El Museo Istanbul Modern (en Internet: www.istanbulmodern.org) es un buen sitio para comprender un poco de la historia de la ciudad y todo eso.

Los que gustan de nuevas tendencias y diseños en Santalistanbul (en Internet: www.santralistanbul.org) quedarán fascinados con las colecciones que se exponen en una vieja planta de energía hoy reciclada. Una emoción similar se vivirá en el primer Museo de Arte Moderno (Istanbul Modern) que alude al Tate Modern de Londres. Abarca ocho mil metros cuadrados junto al Bósforo y se levanta en un antiguo almacén donde se distribuyen un espacio para exposiciones temporales, biblioteca, sala de fotografías y sala de video. Abre de martes a domingos de 10 a 18 y los jueves el cierre es a las 20.

En la ciudad también hay museos al aire libre como Fransiz Sokagi, en Beyoglu, conocida como la calle Francesa (French Street), restaurada en su arquitectura para homenajear los franceses que vivieron en Estambul en el siglo 19. Hasta acá la Estambul europea.