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Coqueza, otra postal

Atardecer sobre el salar de Uyuni, nada que envidiarle al amanecer.
Atardecer sobre el salar de Uyuni, nada que envidiarle al amanecer.

Unas ricas milanesas de llama son ideales para recargar energías y poder caminar el admirable paisaje decorado de casas de adobe y de sal. De un lado, las montañas que alojan el volcán. Conocé Coqueza, un paraíso en Bolivia, muy cerca del salar de Uyuni. 

Unas ricas milanesas de llama son ideales para recargar energías y poder caminar el admirable paisaje decorado de casas de adobe y de sal. De un lado, las montañas que alojan el volcán. Del otro, el salar con una capa de agua que hospeda un grupo de flamencos. En la extensión salina viven tres especies de flamencos sudamericanos: el chileno, James y andino.

De un lado, las montañas y el volcán Thunupa; del otro lado, el salar con su espejo que invierte las imágenes, y al medio, Coqueza.
De un lado, las montañas y el volcán Thunupa; del otro lado, el salar con su espejo que invierte las imágenes, y al medio, Coqueza.

Llegado el atardecer, el ocaso se expresa en una foto deslumbrante por el fenómeno white out, que difumina el horizonte y hace que, prácticamente, no se pueda distinguir el cielo de la tierra.

El salar resplandece y propone un espectáculo en tonos candentes. La luna intenta abrirse paso entre los tonos rojizos, violáceos, bronces y ocres. A medida que oscurece, la mixtura de colores hace imaginar el fin del mundo.

Pero, el amanecer y el despertar del sol no tienen nada que envidiarle a su antítesis. Ambas merecen dedicarles unos cuantos minutos de contemplación.

Atardecer sobre el salar de Uyuni, nada que envidiarle al amanecer.
Atardecer sobre el salar de Uyuni, nada que envidiarle al amanecer.

Al día siguiente el volcán Thunupa invita a recorrerlo en extenuantes caminatas. Las ruinas precolombinas Pucará de Ayque se encuentran en sus faldas y, más arriba, mientras se asciende hacia el cráter del volcán para disfrutar de una vista inmejorable, es posible ingresar a una cueva en la que se encuentra una escalofriante exhibición de cuerpos antiquísimos: las momias de Coqueza.

Regreso

Justo en el centro del desierto, la última parada previa al pueblo de Uyuni es la isla Incahuasi, conocida también como isla de los Pescadores.

Como en un barquito de papel, en el salar.
Como en un barquito de papel, en el salar.

En su formación rocosa de unas 25 hectáreas se pueden encontrar restos de corales y conchas marinas, pero lo más llamativo son los cactus gigantes de, hasta 10 metros de altura, que generan la sensación de estar frente a Jack Black en la película Gulliver’s Travels.

El punto final del tour es Uyuni, el cual fue un importante nudo logístico ferroviario y en la actualidad sólo aspira a ser un museo al aire libre.

El cementerio de trenes, como espectros de metal.
El cementerio de trenes, como espectros de metal.

En el cementerio de trenes se encuentran los restos más importantes de la máquina del ferrocarril, que datan de 1890. En la locomotora, los vagones y los restos oxidados de la maquinaria hay diversos grafitis. Hay uno que se destaca e invita a reflexionar: “Así es la vida”.

Lo que hay que saber

Cómo llegar: Uyuni se encuentra en el departamento de Potosí, en el Altiplano boliviano, a más de 3600 msnm. Se puede llegar a Uyuni en bus; diferentes empresas de transportes comunican con otras ciudades de Bolivia. Los tiempos de viaje son: La Paz, 12 horas; Potosí, 7 horas; Sucre, 11 horas. También se puede ir en tren: el Expreso del Sur y el Wara Wara realizan el trayecto hasta Oruro al norte y a Villazón al sur. Desde Chile: algunas agencias de viaje realizan el traslado desde San Pedro de Atacama. www.boliviaturismo.com.bo