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Conocer Lima en bicicleta

Miraflores, barrio residencial de Lima. La costanera avanza entre la línea de edificios y el malecón Cisneros, besado por las aguas del océano Pacífico.
Miraflores, barrio residencial de Lima. La costanera avanza entre la línea de edificios y el malecón Cisneros, besado por las aguas del océano Pacífico.

La bella capital peruana invita a recorrer muchos de sus barrios en bicicleta. Un aceitado sistema de alquiler de rodados propone circular a través de los 120 kilómetros de ciclovías para conocer la zona costera y mucho de su patrimonio cultural.

En ocasión de estar de visita en Lima y con la intención de conocer mucho en poco tiempo, decidimos recorrerla en bicicleta. La facilidad de estar alojados en el coqueto barrio de Miraflores, en cuyo malecón se ofrece el sistema de alquiler de rodados “MiraBici”, incluso para niños, y los respectivos cascos de seguridad, que son de uso obligatorio, facilitó los planes.

Con el equipo puesto, bordeamos la costa por donde se emplaza un sendero parquizado con ciclovías, que aseguran un tranquilo paseo. Fuera de las ciclovías, el tráfico no es fácil porque los conductores no son amables con los ciclistas.

La vista es fantástica: de un lado, la línea urbana de Miraflores con numerosas cadenas hoteleras, restaurantes y el shopping Larcomar, y del otro, el océano. Es una buena manera de aprovechar el tiempo para conocer mucho más y en familia.

Si el plan es recorrer el centro y los barrios más interesantes, se calculan al menos tres horas de paseo.

Después de completar la documentación exigida para alquilar las bicicletas, partimos por el malecón Cisneros y nos recibió el Paseo del Amor con la escultura llamada El Beso, del artista peruano Víctor Delfín. El lugar es elegido por numerosos enamorados para fotografiarse al pie de la pareja protagonista, que se estrecha en un profundo abrazo.

Más adelante encontramos el Faro la Marina, construido en 1900 y cuya luz alcanza 45 kilómetros, equivalentes a 25 millas náuticas. El entorno es un hermoso jardín con muchas flores y palmeras. A lo lejos divisamos Barranco, nuestro próximo destino.

En el camino nos encontramos con un “solmáforo”, indicador de temperatura e intensidad del sol, que consta de cinco luces de colores desde el verde (bajo riesgo) al rojo (punto extremo).

Arribamos a las Ruinas de Huaca Pucllana, sitio arqueológico prehispánico integrado a la zona urbana. Muy bien mantenido, en medio de la edificación citadina, ocupa más de una manzana. Es una especie de pirámide construida por la cultura “lima” que habitó el lugar entre los años 200 y 700 después de Cristo.

La visita y recorrida es con guías profesionales.

Barranco

Va cayendo la noche y llegamos a Barranco, el barrio que hizo famoso la cantante peruana Chabuca Granda.

“Alfombra de nuevo el puente

y engalana la alameda,

que el río acompasará

su paso por la vereda”.

Nadie pasa por el barrio Barranco sin fotografiar el Puente de Palo, tal como se lo llamaba hace muchos años.

El atardecer cae en el mar y anochece. Entonces los numerosos bares y restaurantes del sector encienden sus luces e invitan a cenar o a una copa. Tiendas de artesanías, locales comerciales y hasta un Starbucks, invitan a quedarse.

Una muralla enorme con una imagen de Chabuca Granda y fragmentos de su vida, se destaca muy cerca del puente y también del barranco que le da el nombre al sector.

Muchos turistas esperan allí la caída del sol, para tomar las mejores postales del lugar, algunos acompañados por una rica cerveza Cristal.

Para la jornada siguiente queda el centro histórico de Lima, capital que tiene 120 kilómetros de ciclovías, aunque muy lejos de los 500 que tiene Bogotá, líder en el cicloturismo de América latina.

El centro 

El circuito tradicional de Lima es el casco histórico, declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, y demarcado por un exquisito patrimonio arquitectónico. En el corazón del distrito está la Plaza Mayor, custodiada por la Catedral, la Casa de Gobierno y la Municipalidad, todos edificios con un envidiable mantenimiento.

El cambio de guardia reúne a muchos visitantes que se aglomeran en los accesos, incluso en las horas en las que el sol da de lleno en la plaza. El lugar se llena de vendedores ambulantes que ofrecen bebidas frescas, como la popular Inca Kola.

Muy cerca, la iglesia San Francisco, de estilo barroco limeño, es una de las mejores herencias de tiempos virreinales.

En el sector hay muchos lugares para almorzar y disfrutar de la exquisita gastronomía típica peruana, tras lo cual tomamos rumbo a la cercana plaza San Martín, homenaje al general José de San Martín.

Terminamos el fantástico periplo en la barranca desde donde se observa el pintoresco cerro San Cristóbal, parte de las montañas aisladas del sistema de la cordillera de los Andes, con la imagen de casas pintadas de alegres colores que trepan sus laderas.

Lo que hay que saber

Alojamiento. Hotel Estelar 5* en Miraflores con desayuno $ 650.

Gastronomía. Almuerzo en Barranco $ 120.

Cerveza $ 8,20.

Hamburguesa desde $ 9,60.

Alquiler de bicicletas: $ 24 la hora.

Precios en pesos argentinos. Un sol peruano, $ 2,4 argentinos.