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Completo menú mejicano en Playa del Carmen, Tulum e Islas Mujeres

Antiguamente, Playa del Carmen fue una caleta de pescadores que con el tiempo se convirtió en uno de los íconos del Caribe mejicano. Su vecina Tulum es una de las más importantes zonas arqueológicas. Con Isla Mujeres, hacen un menú para todos los gustos.

La mañana despunta con un cielo caprichoso, que pone un manto tenue de opacidad a los colores del lugar. En el aeropuerto de Cancún, el calor húmedo no da respiro y las gotas de transpiración empiezan a deslizarse por mejillas y espaldas. El aire acondicionado del transporte, es una bocanada refrescante durante los 45 minutos de distancia que median con el hotel.

De a poco, el cuerpo percibe la sensación de relajación y la placentera calidez y beldad de la Riviera Maya se apoderan de los sentidos. No puede ser de otra manera.

El aire caribeño se respira en lo profundo y el idílico paraíso de Playa del Carmen es una realidad. No hay más que dejar el equipaje y comenzar a explorar, recorrer y disfrutar.

El primer dato lo tira el maletero: “Bienvenidos a Xaman Ha” (que en idioma maya significa “agua del norte”), como para resaltar las raíces de este destino bendecido de atributos y hermanado con una zona que resguarda una porción importante de su historia en vestigios arqueológicos.

De a poco, las nubes se desplazan como corriendo el telón para que empiece la función. Es así. Cada rincón de este lugar es como una obra de teatro, que se podrá recordar con el paso de los años.

Entonces, el cielo gana protagonismo, se reviste de pureza e intensidad y se pone en sintonía con el mar, como si fuese su propio reflejo.

La escenografía está lista y es inmejorable. Mar cristalino, arena blanca, palmeras y una brisa que roza las mejillas como un beso suave. Por aquí, los lugareños se animan a prometer 253 días de sol para completar el cuadro.

El sol calienta y obliga a sumergirse en el mar. Dentro de esa pileta natural gigante hay muchos que están practicando una variedad de deportes náuticos, como buceo, snorkel, paseos en catamarán, windsurf o parasailing.

Esta antigua caleta de pescadores, enclavada en el corazón del Caribe mejicano, común y popularmente denominada “Playa”, a secas, como la llaman sus visitantes asiduos, puede definirse como un lugar romántico con mucho estilo europeo, óptimo para relajarse y descansar junto al paradisíaco paisaje.

Sobre su arena inmaculada y fresca, hace más de 20 años había poca gente más que los pescadores, pero ya no. La realidad dio un giro de 180 grados y hoy está llena de visitantes de todo el mundo, cuyo único objetivo es disfrutar de uno de los puntos más atrayentes y glamorosos.

A tal punto que resulta difícil imaginarla como el privilegiado sitio de tranquilidad y sencillez que supo ser cuando la compartían tan sólo 1.500 habitantes.

Hoy se ha convertido en uno de los centros de atracción turística más importantes y sofisticados de la Riviera Maya, con un crecimiento turístico tan significativo que le permite alcanzar los 250.000 habitantes, con picos de hasta 300.000, en temporada alta: entre noviembre y marzo.

Cuando la noche empieza a asomar, los alrededores de la plaza municipal y de la Quinta Avenida albergan una reunión multicultural y cosmopolita para recorrer tiendas y boutiques, saborear ricos cafés al aire libre y observar algunos shows musicales en vivo.

Es posible deleitarse con la gastronomía mejicana; maya-yucateca, alemana o asiática.

Si bien existe una gran variedad de platos y comidas exóticas, pueden encontrarse restaurantes que son de cocinas más tradicionales, como la argentina, italiana o francesa.

Tulum e Isla Mujeres

Las noches en Playa tienen su propia vibración, alegría e intensidad, al ritmo de los ecos de reggae, rock y salsa, mientras se calientan los pies para salir a la pista y terminar a altas horas de la noche o entrada la madrugada.

Claro está que uno de los aspectos más destacables de Playa del Carmen es la combinación establecida entre belleza natural, infraestructura e historia, que conforman un combo justo y equilibrado.

Pero la Riviera Maya es un conglomerado de destinos donde, además de Playa, se encuentran Tulum, Xel-Ha, Chichén Itzá, Cozumel, Xcaret, Isla Mujeres y la Península de Yucatán.

Retazos de la cultura

Visitar la Riviera Maya sin conocer Tulum puede ser considerado un atentado contra el sentido común, porque aunque no se trata del único emplazamiento maya construido a orillas del mar, sí es el más trascendente: templos blancos, tallados, en parte coloreados, justo encima de un acantilado.

Hacia el sur, a 63 kilómetros de Playa del Carmen, se encuentra uno de lo sitios más fotogénicos de la región, la ex fortaleza maya que vivió sus momentos de gloria al final del período clásico. Antiguamente conocida como Zama, o amanecer, por estar en uno de los lugares donde primero despunta el sol en la región. El lugar es de una belleza inconmensurable desde donde se lo mire.

Aunque las construcciones son de pequeñas dimensiones, altura y complejidad, es imposible no maravillarse con estos valiosísimos retazos de la historia y la cultura maya.

La localidad, en general, está divida en tres grandes zonas; pueblo, zona hotelera y la mágica zona arqueológica. En esta última, los turistas pululan armados con sus cámaras fotográficas.

De allí, los visitantes no pueden irse sin la foto de la estructura más icónica, “El Castillo”, al borde del acantilado, desde donde se aprecian las aguas color turquesa del mar en perfecta armonía con la arqueología.

Sus playas son de las más exclusivas de la Riviera y ofrecen una nutrida oferta hotelera, con variadas opciones, para quedarse unos días a disfrutar de este paraíso tropical.

Una diosa en el Caribe

Partimos hacia el norte, hacia Isla Mujeres, otro de los tesoros naturales mejicanos de ensueño. Ya antes de llegar puede vislumbrarse cómo la arena, símil harina, contornea con sutileza el cuerpo de una de las “mujeres” más hermosas, mientras el frondoso verde de la vegetación viste su impecable superficie y el turquesa de sus aguas encanta la mirada. Es como un amor a primera vista.

La isla es una pequeña extensión de 7,5 kilómetros de largo y un promedio de 500 metros de ancho, que se nutre de un territorio privilegiado para los amantes de riquezas naturales y culturales. Selva tropical espesa; legado de la civilización; infraestructura hotelera, y ritmos isleños, además de un sinfín de cosas por descubrir.

Durante el día, las actividades acuáticas son aventuras que no tienen paralelo, ideales para contemplar los bellos paisajes coralinos mientras se practica snorkel, hasta las inmersiones por los paraísos subacuáticos del Parque Nacional El Garrafón y la impresionante Cueva de los Tiburones Dormidos.

Los habitantes, la mayoría de ellos también pescadores, invitan a la espontánea y celestial vida del trópico, ideal para tomar sol y contemplar el mar. En la conocida zona de Playa Norte reina el aire libre, el sol y el agua cálida, para llenarse de energía en un atardecer preñado de absoluta paz.

En el otro extremo, y sobre el acantilado conocido como Punta Sur, está el edificio donde los mayas adoraban a la diosa Ixchel. Su arquitectura y parques marinos, con increíbles arrecifes naturales, sirven para confirmar la fascinación a primera vista y determinar el flechazo amoroso.

Lo que hay que saber

Cómo llegar. Con LAN, vuelo desde Córdoba, desde U 1.800.

Alojamiento. Hotel RIU Playacar, con régimen todo incluido, desde U 150 por noche la habitación doble.

Excursiones. la mayoría desde U 100.

La entrada al Parque Tulum ronda los U 5 sin guía personal. El recorrido del circuito, con tranquilidad, demanda aproximadamente dos horas.