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Bilbao se supera a sí misma

EL MUSEO GUGGENHEIM.
EL MUSEO GUGGENHEIM.

La emblemática ciudad vasca resurge con fuerza de su pasado gris y muestra su nuevo esplendor. Reforzada por el dinamismo cultural, su historia y la gastronomía, ocupa un lugar preponderante en el mosaico turístico español.

Este artículo no podría haberse escrito hace 15 años. Habría sido tarea muy ardua poder destacar un perfil atractivo de la capital vizcaína, ese gran polo industrial del norte español que había abandonado toda voluntad de belleza y sobrevivía bajo una espesa capa de contaminación, que se pegaba a las fachadas de los edificios, apagaba el color de sus calles y sumía a sus habitantes y autoridades en una resignación inmovilista.

Hoy, por Bilbao ha pasado un viento regenerador que ha sacado a la luz otra ciudad: limpia, dinámica, sostenible, tranquila, habitable... sorprendente.

Encajada en el angosto valle que surca la ría, Bilbao no podrá ser nunca una megaciudad y eso es casi una bendición para su presente y futuro. Porque se vive a escala humana, a todos lados se puede llegar andando o bien aprovechando el moderno entramado de autobuses, tranvías y subtes que la cruzan en todas direcciones.

Y tiene dos zonas bien diferenciadas: el Casco Viejo y el modernismo del resto, salpicado por palacios clásicos y edificios acristalados.

En la década de 1990, una mala noticia fue el comienzo de la recuperación de Bilbao: las políticas estratégicas del Gobierno español y la coyuntura internacional, forzaron a una desindustrialización de la zona, dominada por fundiciones, acerías y fábricas de bienes y equipos.

Poco a poco, la ciudad industrial fue mudando a ciudad de servicios; llegó el Museo Guggenheim, el gran revitalizador cultural y estético; se aplicaron planes urbanísticos basados en la calidad de vida, y con la intervención de grandes arquitectos, como Moneo y Foster, se recuperó la ría de Bilbao, se diversificó y modernizó el transporte público y se apoyaron decididamente planes de promoción turística para cambiar la imagen de una ciudad sin atractivos.

Y no podemos olvidar la favorable evolución del clima político, que hasta hace un par de años echaba para atrás a muchos turistas, temerosos de verse envueltos en la kale borroca (lucha callejera), constantes disturbios organizados por grupos afines a ETA, que hoy han desaparecido por completo. Por no estar, ni siquiera los grafitis y otras evidencias nacionalistas radicales que dominaban el paisaje urbano hasta hace bien poco.

Bilbao es una ciudad para callejear, así que para orientarnos, proponemos una ruta que puede iniciarse en la iglesia de San Nicolás para luego enlazar con la Plaza Moyúa, el Palacio de Chavarri, la Gran Vía (arteria comercial), el Parque de Doña Casilda, el Palacio Euskalduna (de música y congresos), el Puente Euskalduna, la Universidad de Deusto, el Museo Guggenheim, el puente Zubizurri, el edificio del Ayuntamiento de Bilbao y la zona de la estación Abando.

En este lugar ya divisaremos en la otra orilla las fachadas del Casco Viejo, adonde nos dejaremos llevar en busca de los pintxos, identidad gastronómica de Euskadi.

Paraíso del pintxo. El Casco Viejo, también llamado Siete Calles, es el emplazamiento de la villa de pescadores que dio origen a la ciudad, allá por el siglo XIV. En sus calles angostas se concentra el grueso de la oferta gastronómica conocida como de pintxos y txiquiteo (la "tx" es la equivalente a nuestra "ch").

A eso de las 13 y de las 19, se dispone sobre las barras de los bares toda la batería de aperitivos fríos y se anotan en pizarras los que salen calientes. Primero se pide la bebida, principalmente vino, zuritos (vasos medianos de cerveza) y últimamente, el Moscato, muy de moda entre las jovencitas por su baja graduación alcohólica. Pero el txacolí, vino blanco de la tierra, no logra ser destronado como el preferido por los bilbaínos.

Las nuevas tendencias de la cocina vasca se plasman en las creaciones que hemos podido saborear, sensaciones de las que lamentablemente solo podemos ofrecerles sus nombres e imágenes, no sin antes advertirles que su lectura y observación en horas de ayuno puede acarrear el síndrome del estómago agujereado.

Ahí van: rulo de pollo rebozado con almendras picadas en salsa suave de alioli; rabo de toro deshuesado con teja crujiente de mandioca; lámina de solomillo con huevo de codorniz; foie gras a la plancha con langostino y pantalla de calabaza; brochette de salmón y melón en cama de berros y un toque de pesto; crujiente de morcilla con caramelo blando de tomate; queso Idiazábal con membrillo y nueces, y la lista sigue.

Pero, si queremos vivir una experiencia cultural del país alrededor de una buena mesa, sobre una colina que ofrece las mejores vistas de la ciudad, el lugar es Kate Zaharra, donde “se viene a comer y a estar” asegura Patricio, uno de los hermanos Valiño, dueños de esta casona espectacular en piedra y madera que recibe a los comensales en su bodega para dar la bienvenida, entre vinos y jamones, para dar paso luego a cocina de mercado y de temporada, materia prima excelsa que no necesita recetas modernas ni complejas.

Lo que hay que saber
Dónde alojarse.
Hotel Sercotel Coliseo: está instalado en un palacete rehabilitado y es típicamente urbano, en el centro geográfico de Bilbao, ideal para singles, parejas y gente joven. www.hotelcoliseobilbao.com

Hotel Gran Bilbao: está en medio de zonas verdes, a 10 minutos a pie del casco viejo, con unas habitaciones muy amplias y con espectaculares vistas de la ciudad y los montes vecinos. www.hotelgranbilbao.com

Dónde comer. Sitios de pintxos: Hatari, Irrintzi, Zezen Gorri y Gure Toki, todos en el Casco Viejo. Precio medio: dos bebidas y tres pintxos: 12 € Cocina vasca típica: Kate Zaharra  www.kate-zaharra.com

Museos. Guggenheim Bilbao, Además de la extraordinaria colección permanente, hasta septiembre se puede admirar la temporal "El arte en guerra", la resistencia de los artistas ante la barbarie nazi. Con Dalí, Picasso, Kandinsky, Giacometti, entre otros. www.guggenheim-bilbao.es Museo Vasco www.euskal-museoa.org/es/ hasiera

Cómo llegar. En auto: por autovía desde Madrid (311 km), Barcelona (606 km) y París (918 km). Avión: conectado con las principales ciudades españolas y europeas, a través del aeropuerto de Bilbao, pegado a la ciudad. Tren: servicios directos desde Madrid y otras ciudades españolas. Ferry: conexión con Inglaterra (Portsmouth).

Enlaces de interés.
Bilbao Turismo www.bilbao.net/bilbaoturismoVeryB – guía de estilo de Bilbao www.verybilbao.com

Fotografías. Gentileza Bilbao Turismo / Rosa Ferlo