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Vista desde el campanario de la Catedral

Casi dos siglos tardó la construcción de la Catedral y el resultado fue un atractivo estilo ecléctico.
Casi dos siglos tardó la construcción de la Catedral y el resultado fue un atractivo estilo ecléctico.

La Dirección Municipal de Turismo invita el próximo domingo 28 a visitar el campanario de la Catedral. Desde esa altura, cual atalaya, se tiene una vista privilegiada del casco antiguo cordobés.

Si preguntáramos por el “segundo nombre” de la ciudad de Córdoba, las opiniones se encontrarían divididas entre la Docta y la Córdoba de las Campanas. En ambas, se destaca parte de su rica historia: la Docta, remonta a su tradición universitaria, en tanto, las campanas, tal como tan bien lo plasmara Arturo Capdevila en su poema, aluden al acervo religioso.

Al recorrer el área central, se pueden escuchar los tañidos de las antiguas campanas de la Catedral que resuenan en los pasajes y parecen vibrar en los empedrados coloniales. Un sonido claro que los cordobeses recibieron como legado desde los inicios de la ciudad, cuando las diversas órdenes religiosas provenientes de España eligieron este punto estratégico para asentar sus casas, templos y conventos.

El casco antiguo de la ciudad, en el siglo 21 mantiene los recuerdos de aquellos primeros asentamientos, conectados hoy por peatonales que, en pocas cuadras, unen una suerte de red de iglesias.

Si Córdoba, fundada por el sevillano Jerónimo Luis de Cabrera en 1573, es el corazón de la república, su Centro Histórico es punto neurálgico, con la Plaza San Martín, rodeada de edificios coloniales, el antiguo Cabildo, justo en frente de la plaza y con las inconfundibles líneas arquitectónicas de la Catedral, con su magnífica cúpula y torres campanarios que invitan a introducir en el pasado.

Catedral de Córdoba, los tañidos de sus campanas resuenan antes del Ángelus y de cada oficio religioso.
Catedral de Córdoba, los tañidos de sus campanas resuenan antes del Ángelus y de cada oficio religioso.

Considerada una joya, la construcción de la iglesia Nuestra Señora de la Asunción se inició en 1580, con materiales rústicos como el ladrillo y la piedra provistos por la misma tierra.

Se buscó la misma solidez nativa, ya que la mano de obra estuvo a cargo de los pueblos originarios que trabajaban en las estancias jesuitas y que imprimieron los rasgos de su arte en la edificación, como lo muestran los ángeles que custodian las torres de campanas.

En 1706, la Catedral fue oficialmente consagrada al culto, 23 años antes que se terminara la fachada. En total, demoró 200 años en culminarse tal como la vemos en la actualidad y restaurada con motivo de las celebraciones del Bicentenario.

El ascenso al sector de campanas comienza en el patio de la iglesia, donde se encuentra una higuera centenaria y los restos de la vieja escalera que conducía a los campanarios Norte y Sur de la Catedral. Esta escalera ha sido restaurada y se encuentra en pleno funcionamiento.

La visita contempla sólo el campanario Norte que, al igual que el Sur, cuenta con cuatro campanas que datan del siglo 19. Una de estas campanas fue antiguamente consagrada a Nuestra Señora de Nieva, como protección ante los fenómenos climáticos.

Las campanas pueden escucharse aún previo al Ángelus, una vez cada hora durante todo el día y previo a cada oficio religioso.