Verano a orillas del Paraná

Coquetas playas y excursiones fluviales permiten disfrutar de la presencia en Rosario del magnífico río Paraná, en tanto, por la noche, las alternativas se multiplican entre la gastronomía, las barras de tragos y la movida cultural.

Durante el día la posibilidad de disfrutar del sol y del agua presenta dos opciones: El Banquito de San Andrés, con sus paradores y playas al otro lado del Paraná, y La Florida, en la costa norte, balneario tradicional del verano rosarino con múltiples actividades. A estos se suman las excursiones por el río y las islas, en embarcaciones de tres pisos o en salidas de aventura con kayak.

Al otro lado del río

Para llegar a El Banquito basta embarcar en la Estación Fluvial, a pasos del Monumento a la Bandera. El cruce ($ 85 ida y vuelta) demora sólo 15 minutos y coloca en una isla agreste con distintos paradores sobre una larga costa de arena, ideal para pasar el día mientras la ciudad queda a lo lejos, recortada sobre el horizonte.

En los paradores, se concentran servicios y actividades. Con estilo rústico e isleño, ofrecen servicios de minutas y comidas rápidas, algunos proponen carnes y pescados a la parrilla y en general no faltan jugos, licuados, tragos y cervezas. En un ambiente con música se desarrollan actividades playeras de fútbol y vóley y deportes náuticos. Se alquilan sombrillas y reposeras.

Junto a los muelles para desembarcar, tres paradores centralizan la oferta de servicios: Deja Vú, con el deck más grande y la mayor capacidad de cubiertos. Tiene una parte techada y un deck con terraza elevada que ofrece panorámicas de la playa. Para el almuerzo, además de sándwiches y hamburguesas (desde $ 40) y ensaladas de frutas (), sirve la especialidad regional: pescado de río. El sabor del pescado fresco, sin espinas, es ideal para degustar.

Sudestada es otro parador que cuenta con un deck, con mesas y sillones y un perfil más juvenil. Propone barra de tragos, licuados, cervezas y buena música.

Los almuerzos consisten en sándwiches, ensaladas y algunos platos calientes (incluso boga despinada a la parrilla). Cuenta con camping con duchas y servicios para pasar el día ($ 50 por persona), o incluir además la opción de acampar a la noche ( por persona).

Otro clásico es Vladimir, el parador más antiguo. Está en la parte alta de un amplio sector de arena y ofrecen servicio de sándwiches y súper panchos desde $ 50. En el área de playa se dispone de cancha de beach vóley, ducha al aire libre y alquiler de sombrillas ($ 70) y reposeras ($ 50).

La Florida 

Ineludible conocer La Florida, la playa más tradicional y popular de Rosario, con una historia que se remonta a su habilitación como balneario en 1933. Hoy la entrada de $ 35 (no pagan menores de 8 años) da acceso a servicios y actividades sobre una playa de arena de 400 metros de frente.

A la vista se extiende un paisaje donde el marrón del río y el horizonte verde de las islas combinan con la imponente perspectiva del puente Rosario-Victoria.

Para disfrutar de la playa y el río hay cinco canchas de vóley, slackline (los fines de semana por la tarde), zumba (se dan clases gratuitas los sábados a las 9) y siempre hay lugar para jugar al tejo, la paleta y el fútbol tenis. Se destaca también un circuito exclusivo con boyado de seguridad para nadadores.

Para la hora de comer o tomar algo se puede elegir entre distintos paradores y bares de playa: Akumal, El Parador, Jordy y Mojito’s Beach Bar. Además este balneario brinda servicios de alquiler de sombrillas ($ 45) y reposeras ($ 25), estacionamiento ($ 90 por día; $ 50 por 3 horas), duchas, torres para guardavidas, servicio de emergencias y seguridad privada.

Por último, vale recordar que el río y la playa también pueden disfrutarse a pocos pasos de La Florida, en Rambla Catalunya, una playa de acceso libre y gratuito que los fines de semana suma los nuevos puestos de la Feria de Artesanos de la Rambla.

Excursiones fluviales

Quizás la característica que más llama la atención de Rosario es su íntima relación con el río. Esta conexión se expresa en kilómetros de espacios verdes y paseos públicos sobre la costa, prosigue cruzando las aguas del Paraná y se interna luego por arroyos y riachos hasta perderse en la agreste vegetación isleña.

No deja de sorprender la experiencia de pasar en pocos minutos de los ruidos urbanos a la quietud y el silencio del delta. Además, a medida que se pone distancia de la costa, se disfruta también de la línea urbana de la ciudad a la distancia.

Es posible contratar lanchas que se internan entre los serpenteantes riachos del delta, optar por la adrenalina del kayak o dejarse llevar por el viento en un velero. Para más comodidad se suman los tradicionales paseos en el barco Ciudad de Rosario.