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París se reinventa a sí misma

Moulin Rouge, ícono de la “belle epoque” que hoy ha resurgido en hoteles y restaurantes, sobre todo en la zona bautizada SoPi (South Pigalle).
Moulin Rouge, ícono de la “belle epoque” que hoy ha resurgido en hoteles y restaurantes, sobre todo en la zona bautizada SoPi (South Pigalle).

Hay pocas ciudades inagotables en el mundo, a las que se vuelve una y otra vez, y parece que fuese la primera. París es una de ellas y, más allá de los circuitos tradicionales, se redescubre como en el tradicional Pigalle o el moderno Bercy, dos de sus barrios.

Se ha dicho muchas veces que París es la capital de la moda, la cuna de la alta gastronomía, una usina del arte o la Meca de los intelectuales, pero poco se habla de la capital francesa como ciudad del pecado.

Pigalle, el barrio al pie de Montmartre, a principios del siglo 20 solía arder de “casas de placer”, lugares donde no sólo las mujeres ofrecían servicios sexuales, sino donde se bebía champán y los hombres discutían de política o leían poesía antes de subir acompañados al primer piso.

Más acá en el tiempo, sobre el final de la Segunda Guerra Mundial, los soldados norteamericanos llamaron Pig Alley (el corredor chancho) a la zona de los alrededores del Bulevar de Clichy y durante varias décadas fue el sórdido distrito rojo, con cabarés, sex shops y burdeles baratos.

IMPERDIBLE. Bercy, un barrio parisino junto al Sena

Maison Souquet, antiguo burdel convertido en hotel boutique.
Maison Souquet, antiguo burdel convertido en hotel boutique.

Hoy, aquel glamour de la belle epoque que tenía como centro al Moulin Rouge, ha resurgido con la apertura de hoteles de lujo, bares y restaurantes con propuestas novedosas, sobre todo en el barrio rebautizado a la neoyorquina como SoPi (South Pigalle).

El Moulin Rouge, inaugurado en 1889 sobre el Bulevar de Clichy, sigue convocando turistas dispuestos a pagar 190 euros por persona por la cena show del cabaré más famoso del mundo.

Por sus escenarios pasaron Edith Piaf y Ella Fitzgerald, bastante después de que Toulouse Lautrec lo homenajeara con sus cuadros y delatara que era un habitué.

Panorámica de París, desde lo alto de Montmartre.
Panorámica de París, desde lo alto de Montmartre.

En la otra cuadra, por bastante menos, se puede visitar el Museo del Erotismo, abierto en 1997, que a lo largo de siete pisos se dedica a recopilar el arte popular sobre sexualidad de todas las épocas, incluso una muestra de arte contemporáneo y una sección dedicadas a los burdeles desde finales del siglo 19 hasta 1946. Muchos objetos son de fácil comprensión, otros despiertan dudas que la mayoría de los visitantes prefieren no despejar.

A diferencia de los londinenses y su amor victoriano, los parisienses han sabido desde siempre conjugar el romance con el erotismo. Muy cerca del museo hay un rincón para conocer -y sacarse una foto en brazos de alguien- el mur des je t´aime, el muro de los te amo, en la placita Jehan Rictus, un paredón de 40 metros decorado con 311 “te amo” manuscritos en 250 idiomas.

Esta obra, imaginada por Frédéric Baron que recopiló los te amo escritos a mano, fue plasmada por la calígrafa oriental Claire Kito.

Las pintorescas calles del bohemio Montmartre, donde el arte y las opciones gastronómicas se renuevan.
Las pintorescas calles del bohemio Montmartre, donde el arte y las opciones gastronómicas se renuevan.

A media cuadra de Clichy, en lo que llaman el SoPi (South Pigalle), una de las más célebres maison du plaisir de principios de siglo 20, ha reabierto sus puertas como uno de los hoteles boutique más lujosos y románticos de París. Se trata de Maison Souquet, el último cinco estrellas de la ciudad abierto en enero que, tras una discreta fachada con dos luces rojas en la puerta, esconde un exquisito hotel de apenas 20 habitaciones que invitan a la lujuria.

Souquet era el apellido de la madame que regenteó el burdel entre 1904 y 1907. Hoy, más de un siglo después, otra mujer, Sylviane Sanz, y su socio Yoni Aidan, encargaron la restauración a una estrella del interiorismo, Jacques García, que no se privó de utilizar cientos de metros de terciopelo; 2.000 metros de seda, y mosaicos belgas de oro y porcelana para restaurarlo y mantener el ambiente sensual de la época.

Sylviane se encargó de comprar cada uno de los muebles y objetos originales, de entre 1895 y 1907. El bar que recrea los momentos sociales de la maison, cuenta con una biblioteca de libros antiguos dedicados al amor y al sexo, con una boiserie (mueble) con pequeños rostros masculinos, todos sonrientes porque miran la araña central con decenas de delanteras femeninas.

Para dejar correr las fantasías, cada habitación lleva el nombre de una de las cortesanas que atendieron allí: Rita; la Belle Otéro; La Paiva, o La Castiglione, y las paredes pueden tener motivos de plumas de pavos reales o brocatos con hilos de oro, mientras toda la línea de amenities es de Hermes. Y como broche erótico, el spa que cierra por dos horas a pedido, con una bóveda celeste pintada con estrellas.

En las callecitas de SoPi hay también excelentes opciones para comer, ya sea en el lugar o para llevar, como la panadería mínima, de la esquina de rue de Bruxelles y rue de Douai, Artisan Boulanger Patissier La Praire; el bar de ambientación rusa Kremlin, y el restaurante indio Kastoori que no vende alcohol pero no se opone a que la gente lleve su cerveza o su vino.

A pedalear por la Ciudad Luz

Para movilizarse en París, el Ticket t+, es una alternativa válida. Se trata de un pase que incluye todas las líneas de metro, ómnibus y trenes. Cuesta 14.10 euros por 10 viajes, se puede adquirir en cajeros de autoservicio en las estaciones de metro y pagar con tarjeta.

Pero las bicicletas Velib son un excelente manera de recorrer la ciudad. Hay más de 1.800 estaciones, 20 mil bicicletas y 732 kilómetros de ciclovías. Es un sistema de autoservicio y en cada estación hay una terminal, con las instrucciones en todos los idiomas, donde se paga el ticket de un día por 1,70 euros, o de siete días por ocho euros, y un seguro que se anula si se devuelve la bicicleta dentro de las 24 horas. Esto permite moverse en bicicleta, dejarla cuando uno quiere caminar y volver a tomar otra, todo por el mismo precio. Las bicicletas tienen canasto y luces y hasta un sistema de autobloqueo si uno la quiere dejar en la calle porque no hay una estación a mano.

Más información en: www.velib.com

Lo que hay que saber

En Pigalle

Moulin Rouge. Bulevar de Clichy 82, Cena y show, 190 euros por persona; sólo show, 77 euros.

www.moulin-rouge.com

Museo del erotismo. Bulevar de Clichy 72,

www.musee-erotisme.com Muro de los “te amo”, plaza Jehan Rictus, en place des Abbesses.

Fiesta de la vendimia de los últimos viñedos de París, al pie de Montmartre. En octubre se realiza la cosecha con fiestas callejeras, procesiones y degustaciones.

Maison Souquet. Rue de Bruxelles 10. Tarifa, entre 375 y 675 euros la noche, sin desayuno.

www.maisonsouquet.com.

Bar Le Kremlin. Rue André Antoine 6.

Kastoori restaurante indio. Place Gustave Toudouze 4. www.kastoori.fr

Boulangerie La Prairie par Thierry Racoillet. Rue de Douai 50.

En Bercy 

Cinémathèque française, rue de Bercy 51, entradas desde cinco euros.

www.cinematheque.fr

Les Frigos, rue des Frigos 19 www.les-frigos.com

Les Docks, quai d\'Austerlitz 34. www.citemodedesign.fr

Bercy Village. Cour Saint Emilion (estación Sain Emilion, del metro 14) www.bercyvillage.com

Pullmann Bercy, rue de Liborne 1. Tarifas desde 185 euros la doble, sin desayuno ni impuestos www.pullmanhotels.com/gb/hotel-2192-pullman-paris-centre-bercy/index.shtml

Más información: http://es.parisinfo.com/

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