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La villa bien preparada

El increíble color del mar. Los boogy son los vehículos areneros que se utilizan para desplazarse por dunas y playas.
El increíble color del mar. Los boogy son los vehículos areneros que se utilizan para desplazarse por dunas y playas.

En Porto de Galinhas, habitada por unas 20 mil personas, hay 16 hoteles de primer nivel y unas 200 posadas de diversas características y para todos los bolsillos.

Semejante imán de belleza y encanto natural necesita de infraestructura y servicios. Y Porto de Galinhas los tiene. En la villa, habitada por unas 20 mil personas, hay 16 hoteles de primer nivel y unas 200 posadas de diversas características y para todos los bolsillos.

Doce de esos 16 hoteles de primera línea están agrupados en la Asociación de Hoteles de Porto de Galinhas, una entidad clave para el desarrollo de este lugar. Desde hace dos décadas han entendido cabalmente eso de que “la unión hace la fuerza”. Y no han parado de promocionar este destino. Los resultados están a la vista.

Gallinas talladas en cáscara de coco, artesanía de Gilberto Carcará.
Gallinas talladas en cáscara de coco, artesanía de Gilberto Carcará.

Por ejemplo, el Vivá Porto de Galinhas, sobre la playa de Cupe, es un resort completísimo ideal para un plan de escapada familiar: además de contar con todas las comodidades y tener piletas para todos los gustos, tiene activa una promoción de hasta dos menores de 12 años gratis.

También en Cupe, Kembali Hotel es otra opción a destacar de Porto. Sólo que aquí todo está pensado para las parejas. Los menores pueden alojarse junto a sus padres a partir de los 13 años. Habitaciones con decoraciones temáticas y todas con vista al mar son el sello distintivo de esta excelente opción.

Vida nocturna

El sol aquí se enciende antes de las seis de la mañana y se apaga bien temprano, no más allá de las cinco de la tarde. Desde esa hora el centro de la villa se llena de visitantes que recorren sus calles plagadas de negocios de artesanías típicas del lugar. Los colgantes con gallinitas tejidas son el souvenir por excelencia.

La jangada, embarcación típica impulsada por una larga pértiga que se apoya en el fondo.
La jangada, embarcación típica impulsada por una larga pértiga que se apoya en el fondo.

En materia de gastronomía también hay mucho por descubrir. En las decenas de barcitos callejeros del lugar la tapioca es la estrella. De origen indígena, este crepe hecho a base de harina de mandioca es la comida al paso por excelencia y puede saborearse con ingredientes salados, dulces, o ambos a la vez.

Pero si lo que buscamos es sentarnos a disfrutar de una velada soñada con todos los sabores de la cocina típica del lugar, visitar los restaurantes Domingos y Beijupirá son una opción garantizada.

Y como en todo este país, de mañana, de tarde y de noche siempre habrá alguien dispuesto a preparar el trago que nunca pasará de moda: la refrescante y bendita caipiriña.

Naturaleza e historia

La conservación de la fauna marina está muy presente en Porto de Galinhas. El proyecto Hippocampus, de preservación de estas y otras especies del mar, y Eco Associados, con foco en la conservación y monitoreo de las tortugas marinas que se reproducen en estas playas, son sitios que se pueden visitar en el centro de la villa.

El increíble color del mar. Los boogy son los vehículos areneros que se utilizan para desplazarse por dunas y playas.
El increíble color del mar. Los boogy son los vehículos areneros que se utilizan para desplazarse por dunas y playas.

Otro lugar interesante para conectar con la cultura autóctona es el atelier del artista plástico Gilberto Carcará. Este pernambucano es una marca registrada de Porto. Sus gallinas esculpidas en cocoteros que encuentra caídos en la zona, están diseminadas por toda la ciudad y se han convertido en un símbolo.

Carcará asegura que detrás de su arte se esconde también la tragedia que se vivió por estas tierras algunos siglos atrás. Es que Porto de Galinhas fue, durante la época de la colonia, un puerto donde se comerciaban esclavos para trabajar en la cosecha de la caña de azúcar, principal actividad aquí durante años.

“Tem galinha nova no porto” era el código que se manejaba en el puerto para advertir que habían arribado al lugar esclavos, provenientes de África, para ser comercializados en épocas que pese a que ya estaba prohibido el comercio de personas, se seguía desarrollando. De ahí su nombre de Porto de Galinhas.