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Fiesta de colores en el lago Titicaca

El Lago Titicaca se impone en la ciudad de Puno. Es un lugar sagrado de los incas, poblado de islas naturales y artificiales. Foto: Flickr.
El Lago Titicaca se impone en la ciudad de Puno. Es un lugar sagrado de los incas, poblado de islas naturales y artificiales. Foto: Flickr.

Puno es un pueblo que cada febrero recuerda los legados quechua y aymara, en torno a una multitudinaria fiesta de danzas y ritos que homenajea a la Virgen de la Candelaria.

Una de las características de Perú es la enorme riqueza cultural que posee y que es fruto de la gran diversidad de grupos étnicos que poblaron el país desde tiempos milenarios.

Su esencia está constituida por elementos de las diversas culturas a las que respeta en cientos de fiestas religiosas que se consolidaron en el tiempo, a lo largo y ancho de su territorio.

Festejos que aúnan creencias del cristianismo y de la cosmología andina en un sincretismo religioso (Fotografías gentileza Renzo Giraldo)
Festejos que aúnan creencias del cristianismo y de la cosmología andina en un sincretismo religioso (Fotografías gentileza Renzo Giraldo)

La fiesta en honor a la Virgen de La Candelaria, llamada por los residentes “Mamita Candelaria”, representa la más grande e importante manifestación cultural y musical del Perú.

Programa

La misa del 2 de febrero en honor a la Santísima Virgen María de la Candelaria es la señal de partida para dos semanas de algarabía general, donde la ciudad se llena de música y bailes en un gran despliegue folklórico.

El primer domingo de febrero la Virgen desfila por la ciudad en una colorida procesión de danzas autóctonas que luego de recorrer las plazas y calles mientras se elevan plegarias, realiza el”Concurso de Danzas autóctonas en el estadio Enrique Torres Belón, donde cerca de 80 agrupaciones de toda la región intentan demostrar que son las mejores.

El lunes 8 de febrero, los danzantes y bandas de músicos, participarán del pasacalle, que recorre las principales calles de la ciudad de Puno, desde muy temprano y hasta casi medianoche.

Toda la festividad recoge elementos del mundo cristiano y de la cosmología andina, y el sincretismo religioso se hace evidente en los vestuarios únicos y en las coloridas máscaras de yeso de hasta 10 kilogramos.

Cada danza tiene una relación directa con su respectiva máscara y así en la Diablada, por ejemplo, se encarnan a los diferentes demonios ya que el baile es una representación metafórica entre la lucha del bien y el mal.

Precisamente para salvaguardar las costumbres y la conservación viva de las manifestaciones culturales de muchos siglos atrás, la Unesco declaró la festividad Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a fines de 2014.

De esta manera, la mirada de miles de turistas extranjeros pusieron su interés sobre la ciudad que cada año recibe más visitantes internacionales.

Lo que hace a la fiesta aún más llamativa es que son 190 conjuntos folklóricos, más de 100 mil bailarines y 40 mil músicos están en continuo movimiento a 3.827 metros sobre el nivel del mar.

Gracias a esta enorme hazaña, el color y la diversión, arriban cada año alrededor de 300 mil turistas nacionales y extranjeros. Algunos de los visitantes aprovechan para conocer los atractivos que se ofrecen en el lago Titicaca, el más grande de Sudamérica y el lago navegable más alto del mundo, ya que allí conviven más de 90 islas artificiales flotantes hechas de la hierba acuática conocida como totora.

En ellas habitan las familias uros-aymaras quienes mantienen las costumbres ancestrales de sus culturas.