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El Transcantábrico, tren de lujo

El Transcantábrico cruza el puente Mera, en  La Coruña.
El Transcantábrico cruza el puente Mera, en La Coruña.

Desde el País Vasco, pasando por Cantabria, Asturias y Galicia, se encuentra la zona conocida como la España Verde. Un viaje en este tren, desde Donostia (San Sebastián) hasta Santiago de Compostela, es una experiencia extraordinaria.

Hace unos 12 años, por este trabajo de editar el suplemento Turismo, tuve el privilegio de ser invitado por la Oficina Española de Turismo, de la Embajada de España, para conocer y recorrer lo que llaman la “España Verde”.

Se trata de una franja de tierra española que corre a lo largo de la costa del Cantábrico y que abarca el País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia. No dudaría en afirmar que se trata de uno de los paisajes más hermosos que he tenido el privilegio de conocer.

Detalles de la suite en el Transcantábrico Gran Lujo.
Detalles de la suite en el Transcantábrico Gran Lujo.

Esa región también es escenario de lo que se conocer como “El camino de Santiago”, es decir, la ruta que desde la Edad Media recorren los peregrinos y que finaliza en la catedral de Santiago de Compostela. Sobre esa ruta volveremos en próximas ediciones, con la experiencia de un matrimonio cordobés que la hizo en bicicleta.

Ahora, esta nota se refiere a la España Verde recorrida desde San Sebastián (Donostia) a Santiago de Compostela, en tren. Se trata del Transcantábrico, considerado como uno de los cinco trenes más lujosos del mundo, que recientemente celebró 33 años de rodar ininterrumpidamente por las vías de la cornisa cantábrica, en el norte de España.

Reconvertido en 2011 como tren turístico de lujo, el Transcantábrico bordea el norte de España para recorrer, precisamente, el País Vasco, Cantabria, Asturias, Galicia y el agregado de Castilla y León, y las ciudades más emblemáticas de esa España Verde a lo largo de casi 1.000 kilómetros.

Gran lujo o Clásico

Para hacer el viaje existen dos opciones: el Transcantábrico Gran Lujo y el Transcantábrico Clásico. El primero cuenta con los coches Pullman originales, de 1923, auténticas joyas del patrimonio histórico-ferroviario. Con una capacidad máxima de 28 personas alojadas en 14 amplias y lujosas suites, está compuesto por siete coches cama, cuatro coches salón y un coche cocina.

El salón comedor del Transcantábrico Gran Lujo.
El salón comedor del Transcantábrico Gran Lujo.

Una docena de unidades que albergan, en las zonas comunes, salón panorámico, comedor, salón de té y un salón pub. Las suites ofrecen un amplio espacio dividido en dos ambientes y cuentan con baño privado. El dormitorio posee una cama matrimonial (o dos camas tamaño Twin) y un armario.

El salón contiguo al dormitorio está equipado con un sofá que puede convertirse en cama matrimonial. La suite posee, además, televisor, DVD, consola de juegos, equipo de música, computadora con conexión gratuita a Internet, teléfono inalámbrico, climatización, minibar y un completo cuarto de baño con ducha de hidromasaje y sauna de vapor.

En cuanto al Transcantábrico Clásico, la formación cuenta con siete coches cama, en los que se distribuyen 14 amplias y lujosas suites con baño privado; cuatro coches salón, entre los que destacan un salón panorámico (dotado con videoteca y biblioteca), un salón comedor y un salón de té, y un coche cocina, además de la locomotora y los furgones de energía y servicio.

Las suites del Transcantábrico Clásico tienen un dormitorio y baño privado. El dormitorio está equipado con una cama matrimonial y la posibilidad de una litera rebatible para un tercer pasajero. También dispone de minibar, aire acondicionado, teléfono inalámbrico, un amplio ventanal para contemplar el paisaje y baño con ducha de hidromasaje y sauna de vapor.

Gastronomía

Si hablamos de un viaje por España, resulta ineludible hacer referencia a la gastronomía, sobre todo cuando se viaja por una región tan rica en variedades culturales.

Al respecto, tanto en los salones del tren como en los restaurantes que se visitan en el recorrido, la gastronomía está a cargo de los más reputados fogones y chefs del norte de España, una zona ya de por sí situada entre las mejores de Europa por la calidad de sus profesionales y sus materias primas.

Imponente momento en que el tren cruza el viaducto Luarca, en Asturias.
Imponente momento en que el tren cruza el viaducto Luarca, en Asturias.

El viaje es, en sí mismo, un recorrido por la identidad gastronómica del País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia, donde esas distintas culturas que han habitado en el norte de España han dejado su huella en los sabores de esa tierra y que conforman una tradición culinaria, renovada y reelaborada por cocineros de renombre internacional, que el viajero podrá disfrutar en los lugares por los que pasa el tren.

A bordo, el exquisito bufet de los desayunos se complementa con la atención personalizada de los camareros. Las especialidades locales están presentes durante el recorrido en forma de dulces, tortillas, empanadas, quesos, embutidos, etcétera, lo que hace que cada día comience de forma diferente y original también en la mesa.

Para las comidas y cenas se alterna la comida a bordo, en los elegantes salones del tren, junto con cenas en famosos restaurantes cuidadosamente elegidos. Platos como la fabada, el cocido montañés y los pescados al horno; postres como los frixuelos y la tarta de Mondoñedo; productos como mariscos, las anchoas o el bacalao, son sólo una pequeña muestra de la extensa y apetitosa propuesta culinaria que ofrece el Transcantábrico Gran Lujo. Todo ello regado con los mejores caldos, que brindan las distintas denominaciones de origen vinícolas del norte de España.

Los menús están establecidos de antemano y se busca el equilibrio entre la cocina tradicional de cada zona, la creatividad de los profesionales y la innovación que ha hecho famosos a los cocineros españoles.

No obstante, aquellos viajeros que por motivos de salud o de elección precisen de menús especiales podrán solicitarlos, sin perjuicio de la calidad que se ofrece al resto de comensales. Bastará advertir de esta circunstancia, preferentemente en el momento de realizar la reserva, para que el viaje también se amolde a sus necesidades en materia culinaria.