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Viajar fortalece el corazón

Mykonos. Así se ve la isla a medida que el crucero se aproxima a la costa. La postal se repite en las otras islas griegas que toca el barco, desde Pireos a Estambul.
Mykonos. Así se ve la isla a medida que el crucero se aproxima a la costa. La postal se repite en las otras islas griegas que toca el barco, desde Pireos a Estambul.

Cada vez es más común que grupos de amigos se junten alrededor de una mesa a planificar sus viajes, vía Internet. En esta nota, la experiencia contada por los protagonistas revela un viaje soñado, desde Grecia hasta París, con crucero incluido.

Como cantaba la inefable “Negra” Mercedes Sosa, en su magistral interpretación de Sólo se trata de vivir: “dicen que viajando se fortalece el corazón”.

Viajar es sagrado: “La humanidad viaja desde la noche de los tiempos”, dice por su parte Paulo Coelho, y agrega además: “Son raros los hombres que consiguen comprender el mundo, sin salir de sus ciudades”.

Sólo quién lo experimenta puede comprenderlo en toda su magnitud.

A esta rica experiencia la compartimos en un reciente viaje, con Mary, Titina y Fulvio.

Meses antes, largas horas que comprendieron almuerzos, meriendas y cenas, nos pusieron frente a las notebooks para, Internet mediante, diagramar nuestro viaje. Lugares, hoteles, distancias, rutas, vuelos y cuanto interrogante nos planteábamos lo resolvimos con la red global.

Así, con el programa completo, partimos con destino a Atenas, previa escala en Madrid.

Al margen de los problemas políticos, sociales y financieros de los griegos, rápidamente advertimos que estábamos en la cuna de la civilización occidental.

En Atenas se encuentran las ruinas mas increíbles del mundo antiguo. La más famosa es el Partenón, construido hace 2.500 años en homenaje a Atenea, la diosa patrona de Atenas.

En una breve síntesis, menciono íconos turísticos que no se pueden dejar de conocer, como la Acrópolis; el estadio Panathinaikos, con sus gradas de mármol blanco, y los placenteros paseos por el barrio de Plaka, un área residencial con edificios neoclásicos, monumentos del pasado, tiendas de antigüedades, restaurantes, bares y la antigua Agora, entre otras cosas.

Posteriormente, el puerto de Pireos fue el punto de partida para nuestro crucero por las islas griegas, modalidad de viaje tan tristemente mediatizada por estos días, pero que para nosotros fue un verdadero placer.

Así, recorrimos y admiramos Creta, Rodas, Lindos, Santorini, Mikonos, Esmirna, todo un paraíso, un hermoso mosaico, con paisajes inolvidables de aguas cristalinas y azules infinitos, para concluir en Estambul, la ciudad más grande de Turquía y también una de las más grandes de Europa.

Allí admiramos la Mezquita Azul, la de Santa Sofía, el Palacio Topkapi y nos asombró la  basílica Cisterna, que data de la era de Justiniano y es uno de los monumentos más bellos de la ciudad.

Imperdible, un paseo por  el estrecho del Bósforo, que  separa físicamente a Europa y Asia y divide en dos a Estambul, y la inolvidable visita al enorme e inabarcable Gran Bazar.

Por una cuestión práctica (de precios), abordamos un vuelo low cost (bajo costo) de Estambul a Munich (Alemania). Tras un día de estancia allí, por tren, salimos hacia Salzburgo para iniciar nuestro periplo por Austria.

Recorrer las calles de Salzburgo, a orillas del río Salzach, es como caminar dentro de las páginas de un libro de cuentos.

No es fácil describirla: es una fiesta para los sentidos. Monumentos, flores, fuentes y la música de Mozart, como fondo de ese cuento de hadas que es Salzburgo.

Ahí alquilamos un automóvil y nos dispusimos a emprender el viaje hacia Viena, pero no por autopistas, sino por la “Ruta Romántica” de Austria (la Romantikstrasse). Los 380 kilómetros que separan Salzburgo de Viena, nos demandaron ¡tres días!, mientras disfrutábamos de los más bellos paisajes del país austríaco.

Nos llenamos los ojos con encantadores pueblos, panorámicas de hermosas montañas y lindísimos lagos. Como un collar de perlas, transitamos por excelentes rutas y admiramos Mondsee, St.Gilgen, St. Wolfgang, Bad Ischl, la deslumbrante Hallstatt, una postal de ensueño, Transee, Kremsmüster, Steyr.

Este es uno de los recorridos más bellos de Europa, hasta llegar a Viena.

Viena es una exquisita ciudad barroca, llena de torres medievales, campanarios y cúpulas, ubicada a orillas del Danubio.

Entre los palacios y monumentos, se distingue el majestuoso Palacio Imperial, en la plaza de San Miguel, donde vivieron el emperador Francisco José I y su bella esposa, la emperatriz Sissi. Además, es muy recomendable una visita a la Catedral de San Esteban.

Más información

-Praga, París y regreso

-La Ruta Romántica