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Viajá al espacio sin moverte de Florida

El Kennedy Space Center Visitor Complex ofrece a los turistas la historia de la Nasa con exhibiciones y actividades fuera de serie. Hay desde simulaciones de despegue hasta una muestra del transbordador Atlantis.

A70 kilómetros del aeropuerto de Orlando, en Florida (Estados Unidos), un espacio de la Nasa dedicado a los turistas atrapa a quienes de pequeños jugaban a ser astronautas, y a los que no, también. En una superficie de 16 hectáreas, el Kennedy Space Center Visitor Complex cuenta con las más fascinantes exposiciones espaciales del mundo.

El ingreso al complejo sorprende con un jardín de cohetes. Todos son verdaderos, excepto uno que es una réplica. Al llegar, el primer juego invita a los visitantes a adivinar cuál de ellos no es real.

Una vez dentro, el parque ofrece más de 60 estaciones interactivas que acortan la brecha entre la Tierra y el espacio. Aquí las personas pueden, por ejemplo, disfrutar de una simulación de despegue o sentir la microgravedad, entre otras tantas actividades de alto vuelo.

 
 
 
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Una publicación compartida de KSC Visitor Complex (@kennedyspacecenter) el8 Feb, 2019 a las 7:12 PST

Cara a cara con el transbordador Atlantis

Una de las exhibiciones más imponentes que ofrece el espacio Kennedy es la del transbordador Atlantis, que realizó 33 viajes al espacio –el último, en 2011–. En la entrada al edificio que alberga su historia, gigantescos tubos blancos y naranjas, propulsores de la nave, dan la bienvenida. La parada es foto obligada, aunque para lograr una toma correcta el fotógrafo debe alejarse varios metros o bien tirarse al suelo para conseguir el ángulo completo. Así de grande es.

La experiencia comienza con una proyección de imágenes en una sala oscura que se llena de estrellas y muestra los despegues del transbordador. Después, las puertas se abren, y todo lo que sigue eriza la piel: la nave está ahí, a escasos metros, con un nivel de detalles que aporta herramientas para imaginar cómo fueron esos viajes espaciales.

Por otro lado, la recorrida por el edificio responde a los visitantes dudas frecuentes sobre la vida de los astronautas. ¿Cómo duermen, comen o van al baño? Con condiciones gravitacionales completamente distintas a las de la Tierra, la rutina en el espacio difiere en todos los sentidos. En este lugar, réplicas de baños, camas y cocinas dentro de las naves aportan información sobre esa vida tan lejana a la nuestra.

Pero con sólo ver no alcanza: hay que sentirlo. Por eso, en 2007 la Nasa inauguró el Shuttle Launch Experience, una simulación de despegue que regala las mismas sensaciones que experimentan los astronautas cuando un transbordador está por dejar la Tierra. Con relojes de cuenta regresiva, pantallas gigantes y sonidos envolventes, el turista se sienta en una especie de nave que obliga a usar el cinturón, porque en un momento la silla se coloca a 90 grados y comienza a vibrar. La experiencia termina con la simulación del regreso a la Tierra, con las sillas volviendo a la posición original y las miradas atónitas de quienes acaban de vivir algo inédito.

 
 
 
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Una publicación compartida de KSC Visitor Complex (@kennedyspacecenter) el31 Ene, 2019 a las 5:52 PST

Entrenamiento de astronautas

¿Dónde se aprende a ser astronauta? En el Kennedy, un programa intensivo de entrenamiento enseña actividades elementales de la vida en el espacio. Se trata del Astronaut Training Experience (ATX), destinado a grupos de más de 20 personas y fundamentalmente ofrecido como programa educativo para alumnos de entre 10 y 17 años.

Esta iniciativa brinda la oportunidad de entrenar como un astronauta de la “Generación de Marte”, participando en distintos simuladores: de movimiento completo de aterrizaje y conducción a Marte, de realidad virtual para caminar en ese planeta y realizar misiones guiadas, y de micro-gravedad. Entre las actividades, se plantean también simulaciones de misiones de lanzamiento de naves, usando una réplica de una cápsula a gran escala estilo Orion.

Además, se les enseña a los participantes detalles de cómo vivir y trabajar en el espacio, a través inclusive de actividades de botánica e invernadero, para que aprendan cómo los astronautas se cultivan sus propios alimentos. Para formar parte de este programa, es necesario hablar inglés de manera fluida.

Un tour en colectivo por las instalaciones de la Nasa

La experiencia ofrece también la posibilidad de realizar un tour guiado en ómnibus para recorrer las instalaciones reales que la Nasa tiene en Florida. El paseo muestra las plataformas de lanzamiento desde las que se envían cohetes al espacio, y dependiendo de los días, los turistas pueden presenciar ese alucinante evento.

Hay que saber que la Nasa realiza entre uno y dos lanzamientos por mes, y están todos agendados en un calendario. Hay cuatro puntos desde los cuales se pueden visualizar los despegues: tres son pagos y uno está incluido en el valor del ticket de ingreso al parque.

El circuito de dos horas finaliza con la llegada al Apollo / Saturn V Center, ubicado a casi 10 kilómetros del Kennedy. El gran museo está construido alrededor de su exhibición central, un vehículo de lanzamiento restaurado de Saturn V, y ofrece otras exposiciones relacionadas con el espacio, incluida una cápsula de Apollo, la nave encargada de las misiones a la Luna. En este sector, todo gira en torno al programa de viajes espaciales a la Luna.

 
 
 
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Una publicación compartida de KSC Visitor Complex (@kennedyspacecenter) el1 Feb, 2019 a las 6:58 PST

En números

- 100 mil personas pasaron por el espacio de la Nasa dedicado a los visitantes cuando se inauguró, en 1963.

- 1,7 millón de turistas eligió vivir la experiencia que ofrece el Kennedy en 2016.

- 57 dólares más impuestos es el costo de la entrada para mayores de 12 años. Los menores de esa edad pagan 47 dólares más impuestos.

Almuerzo “espacial”

La visita al Kennedy ofrece la opción de compartir un almuerzo con un astronauta de la Nasa que cuenta detalles sobre la vida en el espacio y responde dudas de los visitantes. La mayoría de las preguntas salen de niños de menos de diez años, que albergan la esperanza de –algún día– dejar de jugar a ser astronautas para finalmente despegar hacia el espacio. El costo de esta actividad se paga aparte del ticket de ingreso. Tiene un valor de 30 dólares más impuestos para mayores de 12 años, y de 16 dólares más impuestos para menores de esa edad.