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Valparaíso, la ciudad donde todo el tiempo ocurre lo inesperado

Un recorrido por la increíble Valparaíso. (Foto: gentileza Laureano Barrera)
Un recorrido por la increíble Valparaíso. (Foto: gentileza Laureano Barrera)

Ciudad portuaria, cosmopolita, colorida de Chile. “Valpo” es uno de los destinos más increíbles del país vecino. Opciones para descubrirlo.

Valparaíso -“Valpo”, como la llaman los locales- es una ciudad de la zona central chilena donde cualquier cosa puede suceder. Francisca es periodista y junto a su padre Marcelo, que se dedica a alquilar yates, tienen un juego predilecto: el Mario Bros. Dicen que es la descripción perfecta para situar a la escurridiza y caótica Valparaíso, la joya del Pacífico, segundo puerto más grande de Chile y dueño de los océanos hasta la creación del Canal de Panamá, tanto a ojos de visitantes como de los porteños.

“Caminando por Valpo todo el tiempo ocurre algo inesperado. Es como Mario Bros., una especie de pasar de niveles con obstáculos, pruebas y sorpresas”, se sonríe Marcelo, quien conduce su auto entre las laberínticas y estrechas calles, con semáforos de una sola dirección -quien baja de los cerros debe esperar al que sube, y viceversa- y una orientación frágil de carteles, que lo obliga a poner el GPS para llegar a un punto lejano.

Un recorrido por la increíble Valparaíso. (Foto: gentileza Laureano Barrera)
Un recorrido por la increíble Valparaíso. (Foto: gentileza Laureano Barrera)

Tan encantadora en sus casas de colores, murales a cielo abierto y miradores hacia el mar, para el turista se enciende rápidamente la alarma: hay que caminar con cuidado y sin descuidar pertenencias, aconsejan todo el tiempo los lugareños. Sin embargo, basta andar por las noches con la suficiente atención por sus cerros de luces mortecinas para comprobar que la ciudad se presenta más hospitalaria que hostil, acostumbrada al torrente de visitantes extranjeros que la sitúan como uno de los tesoros del turismo chileno, en una economía local desesperada por ingresos ante su visible desigualdad.

DAR LA VUELTA AL MUNDO EN VALPARAÍSO

Si caminamos todas las escaleras de Valparaíso habremos dado la vuelta al mundo. Eso decía Pablo Neruda de la ciudad que utilizó como patio de recreo, a la que definió como “puerto loco” y “desgreñado”. Está entre más de 40 cerros, huele a salitre a lo ancho del aire arrabalero que semeja al barrio de La Boca y a las pinturas de Quinquela Martín, y fue declarada Patrimonio de la Humanidad. La comarca más pintoresca de Chile, antigua cuna del comercio marítimo y la bohemia, sigue viva entre tabernas donde se come pescado frito y se bebe pisco con jengibre, como en el bar Ritual.

Todo en Valparaíso es color y pendiente, fulgor y decadencia, chispa y suciedad -a los bonitos grafitis se le adosa el “rayado”, como le llaman a los garabatos en las paredes-. Allí están el paseo Yugoslavo y el paseo Gervasoni, el palacio europeo Baburizza; la feria popular de la plaza Sotomayor, punto neurálgico de la ciudad donde se encuentran el edificio neoclásico francés apropiado por la Armada y el imponente Monumento a los Héroes de Iquique; la opción de playa en Las Torpederas, con una vista única del atardecer en la rompiente de las olas; y la nostalgia de la música con grupos que reversionan al omnipresente Víctor Jara o la enigmática Violeta Parra con ecos del reciente estallido social que en “Valpo” llegó a quemar el edificio de un conocido diario.

Un recorrido por la increíble Valparaíso. (Foto: gentileza Laureano Barrera)
Un recorrido por la increíble Valparaíso. (Foto: gentileza Laureano Barrera)

En Valpo siempre hay maneras de subir más arriba. Saborear un helado típico en York o perderse entre los objetos del Museo Naval luego de caminar en el día entre espigones y muelles. Un sistema de viejos ascensores conecta algunos de los cerros en la tradicional postal de Valpo, la que entre otros homenajearon en el célebre A Valparaíso (1963) los cineastas Joris Ivens y Chris Marker.

La sombra del terremoto como la huella del colonialismo español y la posterior tutela británica en el pasado, y el presente de incendios con carteles ante posibles evacuaciones por tsunamis, tiene una atmósfera de belleza y peligro. Es cosmopolita, posee lugares herrumbrosos, de aventuras náufragas, y es una hipnótica aldea que cautiva a los visitantes como la antigua canción Y nosotros iremos a Valparaíso, que habla del mítico puerto y de cómo los hombres de mar ansiaban llegar allí.

LA SEBASTIANA, UN LUGAR CÉLEBRE

Cada vez que asomaba la primavera austral, coincidiendo con las fiestas patrias de septiembre, el poeta Pablo Neruda llegaba a La Sebastiana, una casa que reunió todas las condiciones de su lista de deseos: “Siento el cansancio de Santiago, quiero hallar en Valparaíso una casa para vivir y escribir tranquilo. Tiene que poseer algunas condiciones. No puede estar ni muy arriba ni muy abajo. Debe ser solitaria, pero no en exceso. Vecinos ojalá invisibles. No deben verse ni escucharse. Original, pero no incómoda. Muy alada, pero firme”.

La casa es un punto turístico ineludible, situada entre los cerros Florida y Bellavista. En la actualidad se pueden visitar el jardín y las diferentes plantas, donde se acumulan recuerdos y piezas de las colecciones más extrañas que cabe imaginar.

DATOS ÚTILES PARA APROVECHAR VALPARAÍSO

Dónde comer. Hotel Fauna. Sin hospedarse allí, se pueden degustar los platos del restaurante bajo una de las mejores vistas hacia el horizonte marítimo. Para maridar productos marinos con su amplia carta de vinos, la terraza es ideal. Kapüra Resto-Bar. Su fuerte son los sándwiches, sobre todo el de Reineta frita con salsa tártara acompañado de papas rústicas crujientes con salsa de palta ciboulette, junto a tragos típicos. Todo en el corazón del cerro Concepción, con la mejor vista a la bahía. Fat Kid Burger. Fuera de los platos gourmet, la opción de la “chatarra” artesanal es buena para jóvenes, en un local pintado de rosa y preferido por las disidencias sexuales. Hay variedad de hamburguesas, con opciones vegetarianas y veganas, además de nuggets, papas fritas, postres y cocktails de autor.

Cómo llegar. Mientras se proyecta el ansiado tren de Santiago a Valparaíso, hay varias vías para arribar portuaria desde la capital chilena, 125 kilómetros. Por micro, metro o bien por auto, por ruta 68, en tan sólo hora y media de viaje.

Dónde dormir. De acuerdo con el poder adquisitivo, Valpo dispone tanto de grandes hoteles como de hosterías pequeñas. Entre los más buscados por los visitantes se encuentran los hostels, por su comodidad y precios accesibles. Se destaca el Hostal Mirenart, en el cerro Monjas, para quienes buscan un alojamiento sin ruido céntrico de fondo. Rústico y con habitaciones amplias, tiene ambientes agradables y ofrece servicio de lavandería, wifi, cable, cocina, baños comunes y baño privado. Cuenta con servicio de desayuno y almuerzos si el turista así lo requiere.