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Una pareja de argentinos recién llegados a Madrid: cómo es radicarse en la capital española

Matías Ayerza y Mariana de la Mata vivían en Buenos Aires y decidieron radicarse hace unos meses en España.
Matías Ayerza y Mariana de la Mata vivían en Buenos Aires y decidieron radicarse hace unos meses en España.

Él, periodista; ella, dramaturga. Dejaron Buenos Aires para instalarse en Europa y le cuentan a Voy de Viaje cómo es llegar al Viejo Continente con la intención de quedarse.

Madrid es, para muchos, el destino ideal para cualquier ciudadano latinoamericano que pretenda radicarse en Europa. Por idioma e idiosincrasia, su ubicación en la puerta del Viejo Continente se vuelve aún más estratégica para migrantes de origen hispano.

Es el caso de Matías Ayerza y Mariana de la Mata, que vivían en Buenos Aires y decidieron radicarse hace unos meses en España. "Ambos teníamos ganas de hacer una experiencia viviendo en el exterior. Yo soy periodista y Mariana es actriz, docente y dramaturga, entonces Madrid nos pareció una opción dónde podía haber más oportunidades laborales en los terrenos en los que trabajamos, que tienen que ver con el lenguaje", cuenta a la distancia Ayerza desde las calles de Embajadores, el barrio contiguo al suyo, La Latina.

"Luego de que tomamos la decisión, ella aplicó a un Máster en Práctica Escénica y Cultura Visual en el museo Reina Sofía y aprovechamos eso como último empujón", repasa Matías. "Por la edad que tenemos, consideramos que era la oportunidad para explotar nuestras carreras. Yo renuncié a un trabajo para venir acá y Mariana dejó todos sus proyectos. Buenos Aires nos daba laburo pero queríamos más estabilidad y cortar con el estrés de estar pensando en la economía todos los días", agrega.

"Tomamos la decisión para abrirnos a nuevas experiencias y conocer otros lugares viviendo ahí", aporta a su turno Mariana. "También para instalarnos en esta parte del mundo y viajar un poco dentro de España y en otros países. Ninguno de los dos conoce en profundidad Europa así que ese fue otro incentivo", apunta la joven nacida en Mar del Plata, que destaca la importancia que puede tener para su trabajo la posibilidad de circular por el continente e intercambiar con artistas de otras latitudes.

Adaptación

"Por ahora las experiencias son buenas. La gente es muy abierta, amable y receptiva con nuestra llegada, tanto quienes conocí por mis estudios como la sensación en la calle o en los miles de bares cada vez que preguntás algo. Son muy comunicativos. De hecho, una de las características que estuvimos observando es que hablan bastante: les gusta, preguntan, se detienen a explicar", describe De la Mata sobre sus primeras percepciones de los madrileños.

"Lo que más me impacta es la cantidad de gente en la calle, en los bares, todos llenos. La gente tomando café o cerveza, comiendo y charlando todo el día. Están en un nivel de relajo importante y disfrutan de esa calidad de vida", aporta a su turno Ayerza, sorprendido aún por la cantidad de población mayor o de tercera edad que se hace notar en la capital española. "Son de salir mucho, muy sociables, son amables", resume sobre los habitantes de la ciudad, a los cuales define como "un poco dramáticos". "No llega a ser pesimismo, pero esa cosa latina está, así como lo afectivo o esa voluntad de charlar sin ningún tipo de objetivo", remarca.

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"Yo no había estado en Madrid, así que los primeros días estaba fascinado y quería conocer todo como un turista más. Al toque las exigencias te imponen empezar a tomar el rol de migrante y conocer las dinámicas de la ciudad, desde qué metro tomarte para ir a tal lugar hasta cómo hablarle a un español para que te entienda", explica el argentino, que está en proceso de "hacer los papeles" para trabajar legalmente a partir de la ciudadanía italiana de su esposa.

"Me da la sensación de que acá tenés que demostrar el doble, empezar de cero desde lo profesional o haciendo amigos", acota Ayerza. "Al principio cuesta. La clave es estar en actividad más allá de tener o no trabajo formal", sostiene, mientras resalta las dificultades a la hora de conseguir vivienda ante la demanda permanente de "pisos" y un mercado volátil que no deja lugar a la duda o a la consulta con la almohada. Paradójicamente, aunque los precios de los alquileres parecen exorbitantes, las compras diarias pueden resultar incluso más baratas que en Buenos Aires.

"Llegar sin conocer la ciudad, sin tener trabajo y con la necesidad de hacer los papeles hace que las primeras semanas sean un poco estresantes. Se mezclan la ansiedad, el entusiasmo por conocer y la incertidumbre. Pero si confiás en el criterio que te llevó a tomar la decisión todo se va encaminando. Las cosas se empiezan a dar, después de un mes ya se ven resultados", explica el periodista.

"Obviamente hay que trabajar, hay que sentarse, estar pila y no colgarse. No creer que porque es Europa o el primer mundo las cosas son fáciles o está todo resuelto", analiza Ayerza. Y en una frase aporta una clave para cualquier argentino que quiera radicarse en otro país: "Todo te pone más en alerta y en movimiento para que las cosas sucedan. Paciencia y determinación son las palabras clave".