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Una experiencia amazónica

De Lima a la Selva. Adrenalina.

Lima, la capital de Perú, supera los siete millones de habitantes y si bien en la actualidad muestra la modernidad y el constante crecimiento, no abandona el respeto, veneración y orgullo que siente por sus conventos, casonas coloniales e iglesias, símbolos de la añeja e hidalga tradición,
El viaje desde el aeropuerto hacia el barrio de Miraflores, por la costanera, deja observar una ciudad limpia y prolija; una ambiciosa obra de remodelación, destinada a recuperar espacio para vías de circulación que ganan terreno al mar. Resalta la parquización de los acantilados, con modernos sistemas de riego por goteo, que desde el Malecón de los Chorrillos hasta el Parque del Amor, luce impecable.

Es un placer ver la ciudad, aún en plena campaña política preelectoral, sin pintadas ni afiches, la propaganda de los partidos se limita a los espacios asignados a ese fin, con carteles temporales en espacios que no afectan a nadie. De ese modo se respetan los monumentos, edificios y el esplendor de las fachadas relucientes.


La obra de Alberto Andrade. Resulta difícil recordar la vieja Lima, sucia, sumida en los brotes de cólera e inseguridad, ya que en la actualidad el respeto por las instituciones, una fuerte presencia policial, ausencia de vendedores ambulantes y otros cuentapropistas, le dan un nuevo perfil. La educación y concientización popular se gestaron y pusieron en marcha en las alcaldías de Alberto Andrade.

Imposible no recorrer la Plaza Mayor, sin notar un paseo despojado de carteles y al que rodea un conjunto de edificios como el Palacio de Gobierno, la Catedral y el Arzobispado. Igual concepto se repite en Plaza San Martín y en los restantes espacios verdes limeños.

Se recomienda visitar dos museos citadinos: el de Antropología, que reseña cronológicamente las culturas preincaicas, y el Larco Herrera, que exhibe una ordenada y completa muestra de las técnicas usadas por peracas, vicus, nazcas o mochicas, para trabajar de manera exquisita la alfarería, las telas y los metales preciosos.

Por la noche, la ciudad muestra el ritmo y bullicio de una gran urbe con distintas opciones, desde un paseo por la cocina peruana, con show de danzas típicas en Dama Juan o en el complejo Larco Mar, a probar suerte en alguno de los casinos o buscar un poco más de ritmo en la Avenida de las Pizzas.


Iquitos, puerto fluvial. El departamento de Loreto representa el 29 por ciento del territorio peruano. Su potencial no aprovechado es inmenso, ya que cuenta con una diversa fauna y flora, con una gran variedad de plantas medicinales.

También ofrece el paisaje del Amazonas, el río más largo y caudaloso del mundo, y enriquece la propuesta con un bosque tropical de árboles gigantes y comunidades aborígenes que asombran al viajero.

La capital de Loreto es Iquitos, el principal puerto fluvial de Perú. Iquitos es una ciudad de 400 mil habitantes, que tras perder el negocio del caucho, busca en otros recursos como el turismo, la pesca y el petróleo no detener su desarrollo. En una moto-taxi se puede hacer un rápido y vertiginoso paseo por la ciudad, que los fines de semana cobra impulso sobre la costanera del río con su feria de artesanos.

Por la tarde, se puede embarcar en un viaje de 50 minutos hacia la comunidad de Santa María de Ojeal, donde se filmaron escenas de la película Diarios de Motocicleta, sobre el iniciático viaje del Che Guevara por Sudamérica. De allí, en una caminata de mil metros, se puede visitar la quebrada Sinchicuy, donde es posible alojarse en un albergue de selva, sin TV, Internet ni luz eléctrica. Habitaciones confortables y austeras, se complementan con la calidez y simpatía del personal.

Luego, dos días a pura aventura con el asesoramiento de Sandro, un guía experto en supervivencia que conoce todos los secretos de la selva. Se llega a una aldea de la comunidad Yagua, donde enseñan al viajero a cazar con cerbatana, al tiempo que muestran los esfuerzos por mantener tradiciones, lengua y cultura.

También se puede visitar la choza de un chamán, especie de médico y brujo, que conoce a fondo las propiedades de las plantas medicinales, con virtudes para curar los males del cuerpo y del alma. Sus conocimientos son el legado de las generaciones que lo precedieron.


Reino de árboles gigantes. El río Yanayacu, tributario del Amazonas, tiene aguas oscuras y en una de sus márgenes está el Tambo Yanayacu Lodge, en un terreno bajo y rodeado de bosque tropical. Ese es el punto de otras experiencias.

En el entorno hay varias cochas (lagunas). De ellas, se destaca la Yagua Cocha, en cuyo recorrido se observa la vida silvestre. Desde pesca de pirañas, avistaje de aves y perezosos, hasta sostener serpientes y caimanes, se suceden en la travesía.

El regreso es entre árboles gigantescos cuya vegetación no permite pasar el sol y en el lago, las exclamaciones se las llevaron las “victoria regias”, plantas acuáticas de singular belleza.

Cuando el sol ya se oculta, llega el turno de un paseo nocturno en canoa, en búsqueda de caimanes y otras sorprendentes criaturas que agregan más adrenalina a la experiencia.

Por la noche, los sonidos de la selva no cesan y apuran el momento de ir a descansar.

Agenda

Alojamiento
En Miraflores, un hotel 3*, desde U 40 por noche, por persona, hasta U 150 por persona y por noches en un hotel 5*.

Gastronomía
En un bar se puede comer con costos desde U 8 a U 10.
En un restó, desde U 15 a U 20.
En Dama Juana, con show, y en el complejo Larco Mar, desde U 30.
Una cerveza o una gaseosa, en la calle, cuesta de U 1 a
U 2.


Excursiones
City tour, desde U 15.
Los programas de Amazonas se venden cerrados, con alojamiento y comidas en los lodges.
Más información: www.peru.info