buscar

Una esmeralda entre tres países

El espejo de agua de 536 kilómetros cuadrados y una profundidad de 253 metros es un punto tripartito entre Suiza, Alemania y Austria.

Verde esmeralda. Decenas de veleros navegan serenos a lo lejos mientras un radiante sol los baña y la brisa cálida los acaricia dulcemente.

Los Alpes enmarcan el horizonte y se dejan ver colinas cubiertas de viñedos hasta que, en ese generoso horizonte, irrumpe algún dirigible detenido en lo alto.

Las callecitas empedradas, perfumadas por miles de flores, de colores, que se esparcen por todos los rincones, suben y bajan entre pequeñas casas medievales. Niños que corren y ríen se cruzan en el camino y un castillo culmina en lo alto de una pendiente.

El verde esmeralda es el color del lago de Constanza (o Bodensee, en alemán) y los conceptos apuntados son algunas de las tantas sensaciones que se pueden experimentar al transitar las costas de ese espejo, al visitar las islas y ciudades colindantes.

El lago de Constanza es un punto tripartito entre Austria, Suiza y Alemania. Tiene una superficie de 536 kilómetros cuadrados y es el más grande de Europa. Cerca de dos millones y medio de personas viven en sus alrededores.

Actividades. Son muchas las actividades que se pueden realizar en esta maravilla mediterránea. Para los amantes de la naturaleza, bañarse en sus costas, practicar deportes acuáticos o andar en bicicleta pueden ser algunas de las opciones. Para quienes disfrutan de las caminatas pueden dejarse tentar por las compras pero también es recomendable visitar museos de arte o historia que son una excelente alternativa. Más allá de las opciones elegidas todos los visitantes que llegan al lago de Constanza quedan satisfechos al contemplar uno de los paisajes más hermosos del mundo.

Lugares con historia. En las orillas del nordeste del lago, que pertenecen al territorio de Alemania y con los Alpes a sus espaldas, se encuentra Meersburg, una de las ciudades más visitadas de la zona.

Desde la costa y sobre la falda montañosa, este romántico poblado se extiende hacia lo alto como una tribuna frente a Suiza.

Presenta angostas calles, que se enroscan y desenroscan y dejan asomar a pequeñas tiendas que se confunden entre pintorescas viviendas medievales de no más de tres pisos.

El castillo museo Burgsmuseu es un edificio del siglo XVIII y es uno de los principales atractivos del lugar.

El segundo edificio más importante es el Nuevo Palacio, una soberbia construcción barroca de color rosa que abre sus puertas como museo donde se exponen muestras temporales.

Una de las bases económicas de la ciudad de Meersburg es la producción de vino, y ello se manifiesta en las laderas cubiertas de viñedos y en las bodegas y almacenes de vino con las que cuenta.

Desde la ciudad se puede tomar un ferry que cruza el lago hacia Constanza (Konstanz), la ciudad más grande y de más densidad poblacional de la zona. Y si el clima es propicio, será posible divisar desde allí algún dirigible en el cielo. Es que en las costas también se encuentra Friedrichshafen, la ciudad de Ferdinand von Zeppelin, donde hay un museo dedicado al inventor de estas aeronaves.

Unteruhldingen. Unteruhldingen es otro de los pequeños municipios que se encuentra en las inmediaciones de Meersburg. En él se emplaza un museo al aire libre que reproduce un poblado prehistórico de palafitos (viviendas primitivas construidas sobre estacas dentro de un lago). Su construcción está basada en diversas investigaciones arqueológicas del lugar.

Un poco más al norte de allí, está Birnau, un pueblito cuya iglesia barroca consagrada a la Virgen María deslumbra a todos los visitantes. La fama que tiene el templo en Europa se debe al diseño interior donde se destacan los frescos del pintor Gottfried Bernhard Goz.

La iglesia convento fue construida entre 1747 y 1750 y está ubicada sobre unas colinas llenas de viñedos.

El wein (vino) es otro de los protagonistas del lugar. Debido a que el lago funciona a modo de estanque natural de calor, regula perfectamente la temperatura, lo cual favorece la vitivinicultura y la fruticultura. Así, las viñas que cubren prolijamente las laderas colindantes componen otras de las postales típicas del lago de Constanza.