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Un viaje sonoro por Río de Janeiro: Caetano Veloso y su garoto de Ipanema

Caetano Veloso y Petti, su "garoto de Ipanema", en Arpoador. (Foto: Mario Cherrutti)
Caetano Veloso y Petti, su "garoto de Ipanema", en Arpoador. (Foto: Mario Cherrutti)

La triste historia de un joven surfista, una canción y un paisaje carioca único.

Entre Copacabana e Ipanema, las dos playas más famosas de Río de Janeiro, está el macizo rocoso de Arpoador -arponero en portugués-. Allí, además de un fuerte colonial, una sucursal de Confeitaria Colomba, la tradicional y antigua confitería del centro histórico, y el mejor punto para ver el atardecer en los cerros Dos Irmãos en Leblon, es el lugar donde se forman las mejores olas para surfear.

De hecho, allí nació el surf en Brasil, a fines de la década de 1960. Muchos de aquellos primeros surfers aún montan olas y dirigen escuelas en el mismo lugar: alquilan tablas y cobran por hora. En los años de la dictadura, el surf era visto como un deporte extranjerizante -el fútbol era el nacional- y la práctica fue prohibida en Arpoador, pero no a cien metros de allí, alrededor de un muelle que se había levantado en 1974 entre Ipanema y Leblon.

Caetano Veloso y Petti, su "garoto de Ipanema", en Arpoador.
Caetano Veloso y Petti, su "garoto de Ipanema", en Arpoador.

La construcción del muelle había generado dunas al costado de la famosa vereda de mosaicos blancos y negros, que impedían ver lo que sucedía tras ellas.

Con los surfers, llegaron las chicas, los poetas, los artistas y los músicos, entre ellos Caetano Veloso que había regresado de su exilio inglés, Gal Costa, Baby Consuelo y otros de los llamados “novos baianos”. Se formó una aldea hippie, una especie de isla en plena dictadura, bastión de libertad.

EL SURFER QUE INSPIRÓ A CAETANO VELOSO

Entre los surfers, había uno, Jose Arthur Machado, que atraía la vista de todos: metro ochenta, rulos rubios hasta los hombros, brazos y piernas fuertes y flexibles. Le decían “Peti” y usaba una sunga tejida roja -nadie usaba sunga en esos días- y tenía un dragón tatuado en el brazo que también era una excentricidad porque para la época sólo los presos y los marineros se tatuaban.

Caetano y Peti se hicieron amigos y una noche de 1980, en la casa que el músico tenía cerca del Jardín Botánico, tomó su guitarra y de un tirón compuso Menino do Rio inspirado en “Peti”. “Chico de Río / Calor que te hace temblar / dragón tatuado en el brazo / short, cuerpo abierto en el espacio / corazón de eterno flirteo / adoro verte”.

Caetano Veloso y Petti, su "garoto de Ipanema", en Arpoador. (Foto: Mario Cherrutti)
Caetano Veloso y Petti, su "garoto de Ipanema", en Arpoador. (Foto: Mario Cherrutti)

Muchos creyeron ver en esta canción un amor entre Caetano y Peti, pero la realidad es que los “novos baianos” querían imponer otro tipo de música, alejada de la bossa nova de los años 50 a la que veían como complaciente. Y en lugar de cantarle al doce balanço caminho do mar de la Garota de Ipanema, Caetano le cantaba irreverentemente a otro hombre.

La canción fue un éxito rotundo. Fue el tema de la novela Agua Viva, que Rede Globo emitió en 1980 en horario central y la inspiración de la película Menino do Rio que contaba la historia de una modelo, rica y sofisticada, que se enamoraba de un surfer, y que fue vista por tres millones y medio de personas, todo un récord de público.

“PETI”, UNA CELEBRIDAD EN RÍO DE JANEIRO

“Peti” se volvió una celebridad, las revistas lo llamaban el “Peti deus”, lo invitaban a las fiestas en Urca y una legión de mujeres morían por estar con él. Al consumo de marihuana habitual en las dunas de los años 70, los años 80 trajeron la cocaína. Peti, que no trabajó un sólo día de su vida en el taller mecánico de su padre y se dejaba invitar a cuanta fiesta había, empezó a consumir.

Convivía con Mónica, que provenía de una familia tradicional y no probaba las drogas, pero sí estaba fascinada por el Río de Janeiro que Peti le hacía conocer. El padre de Mónica había intentado lo imposible por impedir la relación, hasta enviarla a estudiar a Europa, pero fue inútil.

Caetano Veloso y Petti, su "garoto de Ipanema", en Arpoador. (Foto: Mario Cherrutti)
Caetano Veloso y Petti, su "garoto de Ipanema", en Arpoador. (Foto: Mario Cherrutti)

La pareja tuvo una beba y cuando tenía ocho meses, Mónica recibió el llamado que nunca hubiera querido recibir: volviendo de una noche de juerga, Peti había tenido un accidente de moto. Quedó internado más de un mes, sobrevivió, pero quedó cuadripléjico. El “peti deus”, el surfer incansable, ya no sólo no podía montar olas, sino siquiera dominar la lengua para hablar. Su mujer y amigos lucharon por su rehabilitación, pero finalmente, una tarde trágica en el departamento de sus padres en Ipanema, se colgó. Tenía 36 años.

Su muerte causó conmoción, fue tapa de los diarios. “Rio pierde a su menino dorado”. Una multitud asistió a su entierro, entre ellos Caetano, y todos cantaron al pie de su sepultura la canción que lo había hecho famoso.

LA CARTA DEL ADIÓS

Días después del entierro, Caetano le envió una carta a Mónica que decía: “Hay un verso de la canción que revela, más allá del cariño, una preocupación. Eu canto para Deus proteger-te (canto para que Dios te proteja). Compuse esa canción para Peti, como modelo y también como homenaje. Toda la gente que lo conocía y lo amaba, compartía la visión que intenté expresar en la canción: él era un chico-símbolo de Río de Janeiro, inteligente y puro, supersaludable y superimprudente.

Muchos compartían la preocupación sugerida en ese verso, además de la preocupación de su “cuerpo abierto”, desprotegido. El día de su entierro algunos amigos cantaron mi canción al pie de su sepultura. Yo no la quise cantar, estaba demasiado conmovido e intimidado. Pero al final, repetí bajito eu canto para Deus proteger-te. Era el único verso con el que también pedía perdón por mi (nuestra) culpa. Cuando “Peti” desistió de continuar viviendo sin el esplendor de su cuerpo, sentimos que una era había acabado”.

PETI ES CALLE

El 20 de febrero de 2020, se inauguró Via Peti, un pasaje lindero a la Plaza do Arpoador, que nace en la calle Francisco Otaviano, a la vuelta del lujoso hotel Fasano, y a metros de la playa donde comenzó todo.

En 1998, a nueve años de muerte, se organizó el campeonato de surf Black Trunk Legends. El cartel del anuncio tenía una foto de Peti surfeando en el muelle en 1973.

Más tarde empezaron a aparecer fotos de Peti en blogs, después en redes sociales que reunían a quienes lo habían conocido y acercaban un dato, una anécdota, una foto. Y recientemente las remeras con su cara y la frase “Peti, Menino do Rio. Brazilian Legend”. Un runrún recorre Ipanema con el clamor de que levanten una escultura para verlo siempre joven y con su tabla. El fotógrafo Rodrigo Molina filmó un documental sobre su vida y está esperando fecha de estreno.