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Un cordobés hizo 8.300 km en moto, de India a Nepal

Pushkar es una de las muchísimas ciudades sagradas de India.
Pushkar es una de las muchísimas ciudades sagradas de India.

Matías Rampón recorrió, durante casi dos meses, 16 ciudades de ambos países. Una aventura en dos ruedas por los impresionantes paisajes asiáticos, entre colosales ciudades y ancestrales aldeas.

"Se abre la puerta de salida del aeropuerto y cruzo la línea que me permite poner un pie en un desconocido país. A mi alrededor, todo es nuevo, un paisaje que nunca he visto. De repente, el aire cargado de humedad golpea mi cara, el sol está en su punto álgido y el clima es sofocante. Son los primeros días de diciembre de 2015 y el comienzo de una nueva aventura".

Sin fronteras. Así fue la aventura de Matías, ni la primera ni la última, por 16 ciudades de India y Nepal. El cordobés de 36 años, que vive desde hace más de una década en Madrid, España, se propuso ir de Goa, India, hasta la capital nepalí de Katmandú, en moto.

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Claro que para cumplir con su objetivo, necesitaba precisamente una motocicleta. Con esa transacción, que le costó unos 700 euros (17.500 pesos argentinos actuales), comenzó este fantástico viaje a lo desconocido, entre sentimientos encontrados, nuevas culturas, niebla, tierra, desierto y un mundo maravilloso por descubrir.

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Lo que siguió fueron casi dos meses sobre la bohemia oxidada (así bautizó Matías a la Royal Enfield 350 Bullet, por su condición y la vida que los esperaba), recorriendo un total de 8.300 kilómetros, entre ambos países y atravesando unas 16 ciudades. Una experiencia enriquecedora, que le permitió expandirse, empatizar, derribar fronteras imaginarias y entender al mundo como uno solo.

Si bien se sintió seguro tanto en India como en Nepal, Matías reconoció a Voy de Viaje que experimentó los miedos lógicos.

"Existe temor a que las cosas no salgan como uno lo tiene planeado. Por ejemplo, no poder conseguir la moto a tiempo, o que se rompa por el camino y tener que abandonar el viaje. Pero el miedo que más se hace presente es el de un accidente, sobre todo en estos países donde no existen ni leyes ni conductas al volante".

Él y su moto

Matías viajó solo, como lo hace habitualmente. "Quería hacer este viaje solo porque es una buena forma de encontrarse, también es un viaje introspectivo", explicó.

Y para hacerlo, eligió una moto porque le gusta manejar ese tipo de vehículo y porque representa una aventura en sí misma. Además, sostuvo, le dio la posibilidad de pasar por lugares por donde ningún turista pasa o conoce, más que los nativos.

"Te acerca más a las personas, a su lado más humano, te abre puertas te extiende manos, te hermana de otra manera, más genuina y bonita".

Los imperdibles

Si tuviera que elegir un lugar de este viaje para recomendar, Matías diría Varanasi, por su intensidad; Jaisalmer, por su magia; Rishikesh, por su calma; Katmandú, por su exotismo, y Pokhara, porque en lo personal le hizo entender muchas cosas.

Ni el primero, ni el último

Actualmente, este cordobés vive en España, donde trabaja de encargado en un restaurante japonés. Acá en Córdoba, estudió cocina, profesión que le abrió las puertas para embarcarse en diferentes aventuras.

En 2012 viajó en una Honda Wave desde Córdoba a Caracas, Venezuela, ida y vuelta. Este viaje duró dos meses y fueron 20 mil km en total arriba de la moto.

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Y en noviembre de 2017, viajó en una Vespa 125 del año 1982 desde Madrid a Merzouga, Marruecos, justo donde comienza el desierto del Sahara. Este viaje lo hizo en 16 días, con 3.250 kilómetros recorridos.

"Para mí, viajar es una pasión, es algo único y enriquecedor, una necesidad, es salir a buscar a explorar y conocer, y conocerse", resumió Matías.