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Toronto para flashear: alma cosmopolita, el Niágara y una ciudad bajo tierra

La urbe canadiense es todo lo que está bien. Una sociedad multicultural, joven, llena de energía que deslumbra por su arquitectura y su estilo de vida. Es el puente perfecto para llegar a maravillarse con las Cataratas del Niágara. 

Un doble arcoíris atraviesa la fuerza del agua. Es el deshielo el mentor de este espectáculo natural del que se enorgullecen Canadá y Estados Unidos. Ubicadas en un parque gratuito que se puede visitar las 24 horas del día, las Cataratas del Niágara hacen rugir este punto del mapa.

Laberintos bajo tierra

Lejos de lo que está en el imaginario y de lo que se asocia con una construcción “bajo tierra”, todo reluce y los espacios son muy luminosos. No existe sensación de claustrofobia en los 30 kilómetros de este complejo comercial subterráneo, registrado en el Récord Guinness como el más grande del mundo.

Los ingresos señalizados desde la calle son un verdadero lujo. Puertas giratorias impecables, salas con sillones y muestras de arte. Los ciudadanos no conocen lo que es la basura tirada en el piso y saben mucho del respeto por el espacio público. Este laberinto bajo tierra está calefaccionado (o con aire acondicionado los meses que sube la temperatura) y tiene muchas salidas durante el recorrido. Es muy fácil perderse, pero es el mejor refugio. 

El perfil de una ciudad vibrante

Toronto se mueve al compás de un reloj suizo. Todo funciona perfectamente, hay conexiones gratuitas de wifi por todos lados y ningún espacio tiene aspecto descuidado. La gente no contagia el frenesí de otros lugares del mundo; vive tranquila y a su ritmo. Se hablan alrededor de 100 lenguas y esa mixtura cultural es una de sus mayores riquezas. De hecho, registra uno de los porcentajes más altos de residentes no nacidos en el país (alrededor del 50%). Acá, la tolerancia no es una materia pendiente. Es una sociedad open minded, que crece y se sostiene en la diversidad. La calidez y la amabilidad son parte de su ADN. 

La urbe canadiense puede mostrar su costado más vanguardista con grandes rascacielos o su corazón más cálido con barrios que parecen salidos de un cuento. Imposible no cruzar hasta las islas de Toronto para ver de lejos la hermosa silueta de la ciudad. Los ferries parten desde Bay Street y Yonge Street, en Queen\'s Quay. Son diez minutos sobre el lago Ontario para estar frente a frente con el horizonte de la ciudad. En las islas hay calles peatonales sin autos, pintorescas casitas y hasta playas para disfrutar en verano. La formación de estos bancos de arena comenzó con el mismo lago, hace alrededor de 8,000 años.

La CN Tower, esa referencia que buscan los viajeros desde que ponen un pie en la ciudad -como pasa con la torre Eiffel en París o el Empire State en Nueva York-, es el ícono que se destaca en todas las postales del skyline de Toronto. Es la quinta torre de radiodifusión más alta del mundo, con 553,33 metros de altura. Desde su mirador 360°, a más de 400 metros, se contempla la ciudad con la vista de los pájaros y sobre ella se puede practicar la caminata externa "manos libres" más alta del planeta. ¡Una verdadera locura!

La voz de los viajeros

"Edificios y paisajes newyorkinos con el orden y la amabilidad canadienses. La CN Tower y el acuario son fantásticos". Pablo Mantovani, ingeniero electrónico. 

"Una ciudad cosmopolita con altos edificios, orden y naturaleza. Para no perderse: el acuario de Ripley donde te sentís inmerso en el océano". Virginia Sánchez, relacionista pública.