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El sur de Brasil, el imán para argentinos

Canasvieiras es quizá uno de los destinos más elegidos por los argentinos en Brasil. (Embratur)
Canasvieiras es quizá uno de los destinos más elegidos por los argentinos en Brasil. (Embratur)

De Florianópolis a Camboriú, en las playas la “dolce vita” se pronuncia en portugués. Un clásico de verano que nunca pasa de moda.

A los verdaderos conocidos, a los realmente amigos, no se los llama por el nombre sino por el apodo: tal vez por eso los argentinos no van a Florianópolis, sino a Floripa. La isla y sus balnearios son el punto de partida de una ruta veraniega que cada verano le pone acento argentino al sur de Brasil, desde ahí hasta Camboriú.

Para quienes viajan en auto, la conexión es la BR-101, oficialmente llamada Rodovia Governador Mário Covas, que sube más de 4.700 km desde el Chuy hasta Rio Grande do Norte. Pero el tramo que va de Floripa a Camboriú abarca solo 86 km y se puede recorrer fácilmente tanto en auto particular como en buses (alrededor de una hora y cuarto de viaje).

De playa en playa

Florianópolis es una isla donde la naturaleza y la vida nocturna se dan la mano para atraer a turistas de todas las edades. Tiene muchas playas de carácter propio: Barra da Lagoa, Brava, Joaquina, Ingleses. En el norte, Canasvieiras es uno de los favoritos de los argentinos y este año los espera con playas renovadas y más anchas gracias a un trabajo de recuperación de la arena. En el sur, de cara al Atlántico, Lagoinha do Leste se considera como una de las más bellas playas brasileñas. Y el Puente Hercílio Cruz, que une la parte insular y continental, es una atracción en sí mismo: inaugurado en 1926, es una mole colgante de 819 metros de largo que resulta el más grande del vecino país y uno de los mais grandes do mundo.

Si se sigue 72 km por la costa continental rumbo al norte, siempre por la BR-101, allí estará Bombinhas, otro clásico para el portuñol. Decenas de playas, senderos para descubrir la exuberante naturaleza brasileña y morros para disfrutar la vista del mar desde lo alto, además de espectaculares puestas de sol que le ponen todo su encanto. Quienes busquen algo más -naturaleza exclusiva-, lo encontrarán en la Reserva Biológica Marina do Arvoredo, entre Floripa y Bombinhas. Solo recibe 20 visitantes por día y es, además, una meca del buceo.

En el otro extremo de esta ruta, Camboriú es un clásico que recuperó vida en los últimos años para el visitante argentino, después del boom de los ‘80. Hoy tiene otra cara y se la conoce como la Dubai de Brasil, por su línea de impactantes rascacielos (con sus correspondientes celebrities) junto al mar. No solamente atrae la belleza de sus playas (Laranjeiras, Taquarinhas, Taquaras, do Estaleiro entre las más alejadas y agrestes, además de las céntricas) sino también su activa vida urbana, el menú de diversión nocturna, su parque Unipraias con magníficas vistas sobre el borde costero, su tirolesa al borde del mar y su teleférico. Una ventana diferente sobre el sur de Brasil, con atracciones para chicos y grandes.

Datos útiles

Cómo llegar.

Los vuelos de Córdoba a Florianópolis o Navegantes (cerca de Camboriú) obligan siempre a una escala en Buenos Aires. Desde $ 18.000. En bus, el viaje dura casi 15 horas y cuesta $ 3.000 por tramo. En auto, hay unos 1.900 km que requieren al menos 24 horas de viaje.

Dónde alojarse.

En Florianópolis, hoteles de mediana categoría desde $ 4.500 la noche, base doble, en temporada alta. En Camboriú las tarifas son similares. Si se viaja en auto, considerar las demoras habituales en los pasos de frontera (Paso de los Libres, Uruguaiana, el más transitado, o bien Santo Tomé-Sao Borja, que está unificado y es un poco más rápido).