Siete playas en Río, Arraial y alrededores (más allá de Copacabana e Ipanema)

Sol, arena, mar y caipirinha: no nos hace falta nada más para ser felices en las playas de Brasil. A continuación, una selección de algunas paradisíacas por Río de Janeiro y alrededores.

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En Río

Dejemos de lado Copacabana e Ipanema, que son las que conocemos todos. Pero tengamos en cuenta a la playita que se ubica en el medio de las dos: Arpoador. Se trata de un punto muy visitado tanto por surfers, por el tamaño de sus olas, como por los amantes del atardecer que eligen contemplarlo desde su península de rocas.

Otra en la zona es Leblon, con arena blanca, olas bravas y un ambiente relativamente tranquilo. Además, desde el Mirante do Leblon se obtienen las mejores panorámicas de Ipanema.

Por su parte, Barra de Tijuca espera con 18 kilómetros de arena blanca y agua turquesa. El barrio del mismo nombre es uno de los más modernos y caros de Río de Janeiro, y en la costa hay varios puestos de bicis para pasear por la ciclovía que rodea la playa.

En Arraial do Cabo

A unas dos horas de distancia de Río está Arraial do Cabo, un destino de belleza exuberante. La primera playa que se aconseja visitar acá es Prainha, que es justamente la primera que se ve al ingresar a la ciudad y cuenta con hoteles y varios lugares para comer.

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Para los amantes de los lugares poco concurridos, la mejor opción es Praia do Pontal, con arena blanca, agua transparente, piedras y árboles en la costa. Su ambiente tranquilo invita a relajarse, mientras que los alrededores son excelentes para hacer caminatas y sacar fotos.

Y otra imperdible es Praia do Farol, situada en una reserva natural a la que se accede solamente en barco. Virgen y desértica, tiene dunas de arena clara y sólo permite la presencia de 150 personas a la vez.

El plus: Isla Grande

Isla Grande es conocida por tener algunas de las mejores playas de Brasil. Sin entrar en detalle, te sugerimos conocer la que le dio fama a nivel internacional: Lopes Mendes. Son tres kilómetros de arena fina bañados por un mar celeste, bajo y cálido, con árboles en la costa que brindan sombra natural.