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Sídney, una ciudad para el siglo 21

Sídney es una abonada fija en el top ten anual de ciudades con mejor calidad de vida del mundo. Vibrante y animada, es la encrucijada perfecta entre la herencia británica y la nueva ola oriental. Aquí, una ruta por sus imprescindibles.

Opera House.

A principios de los años ’70, la inauguración del discutido edificio proyectado por el arquitecto danés Jorn Utzon para la Ópera de Sídney marcó simbólicamente la consagración urbana de la sociedad australiana, hasta entonces profundamente rural. La construcción terminó en escándalo y con el reemplazo del arquitecto, pero Utzon tuvo su gran revancha con la transformación de la Ópera en un

landmark

no sólo de Sídney, sino de toda Australia. Se la ve navegando por la bahía y caminando a lo largo del muelle, donde hay numerosos bares y restaurantes, hasta la entrada. También hay visitas guiadas y de

backstage

, pero lo ideal para apreciarla desde adentro es asistir a una función.

Darling Harbour.

Es una de las mejores zonas para pasear a pie, al borde del puerto de donde salen los cruceros que recorren la bahía. Restaurantes, cafés y atracciones se suceden uno tras otro: además del centro comercial Harbourside Shopping Centre, aquí se encuentran el Chinese Garden of Friendship, un precioso jardín oriental que cada año es epicentro del Año Nuevo Chino; el Museo Marítimo, con varios barcos históricos; el Star Casino; el Acuario de Sídney, donde un espectacular túnel subacuático permite sentirse como en el filme

Buscando a Nemo

; el museo de cera Madame Tussaud’s y el Wildlife World, el mejor lugar para conocer koalas y canguros dentro de la ciudad.

DATOS. 

Información útil para viajar a Sídney.

Harbour Bridge.

Es la gran estrella durante los fuegos artificiales de Año Nuevo, que por la situación geográfica de Australia están entre los primeros del mundo y se lanzan desde este icónico puente. Tiene 503 metros de largo y una altura de 134 metros: para los que no sufren de vértigo, un imprescindible en Sídney es treparlo a pie para ver la ciudad desde arriba. Fue inaugurado en los años ’30 y hoy se cruza en auto, tren o bicicleta. Se lo distingue perfectamente en las navegaciones por la bahía; al atardecer, la puesta de sol contrasta con su silueta y es otra de las postales típicas de la ciudad.

Tower Eye.

La torre de Sídney –semejante a la Sky Tower de Nueva Zelanda, el SkyTree de Tokio o la Torre de Seúl– es la tercera más elevada del hemisferio sur. Sus 309 metros de altura ofrecen a los 251 metros una plataforma de acceso público y un mirador ideal para apreciar la belleza de la capital cultural de Australia, un título que Sídney siempre discute con Melbourne. Se sube y se baja través de tres ascensores pero, si fuera necesario, 1.504 escalones conducen hasta la planta baja. ¿Lo mejor? Ir a media tarde para ver cómo cae el sol mientras se va iluminando la ciudad.

Es la mejor excursión que se puede hacer en el día, desde Sídney, para adentrarse en la naturaleza australiana. El macizo comienza a unos 50 kilómetros de la ciudad y abarca varios Parques Nacionales; su ícono son los tres picos conocidos como Tres Hermanas, que forman parte del Patrimonio Mundial. A las montañas se las ve desde el Echo Point, un mirador de la localidad de Katoomba. Allí mismo parte un ferrocarril escénico de impresionante inclinación que antiguamente se usaba en las minas; también es posible subirse a las cabinas del teleférico vidriado del Scenic Skyway. Durante el paseo, es habitual pasar y detenerse un rato en lugares donde se pueden observar canguros en estado salvaje.