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Riquezas entre la sal y el oro

La nave principal de la catedral de Sal, con la gran cruz al fondo. Es importante no perder detalle de la descripción que hacen los guías.
La nave principal de la catedral de Sal, con la gran cruz al fondo. Es importante no perder detalle de la descripción que hacen los guías.

Hubo un tiempo, en épocas precolombinas, que entre los habitantes de lo que hoy es América el oro, la plata y las piedras preciosas eran menos valiosas que otro producto de la tierra: la sal.

Hubo un tiempo, en épocas precolombinas, que entre los habitantes de lo que hoy es América el oro, la plata y las piedras preciosas eran menos valiosas que otro producto de la tierra: la sal.

Los pueblos originarios que habitaban esta parte del mundo y que la poseían, eran considerados ricos y poderosos y la sal era la moneda de cambio más valiosa. Incluso, el trabajo se pagaba con sal, de ahí deriva el nombre de salario que se aplica al jornal de un trabajador.

Y esto viene a cuento porque en Zipaquirá, a 48 kilómetros de Bogotá, está la famosa catedral de Sal, tallada en el corazón de la montaña, a 180 metros de la cumbre. Aunque no sea un católico practicante, esta maravilla hecha por la mano del hombre, merece ser visitada. Así lo avalan los más de 13 millones de turistas que la han recorrido desde 1995, cuando fue inaugurada.

Se ingresa por el Parque de la Sal, un espacio temático dedicado a la minería, la geología y los recursos naturales, y apenas traspuesta la entrada, se comienza a caminar por un túnel de suave desnivel, hacia el interior de la mina donde está el templo.

En los socavones internos están tallados en sal y mármol las estaciones del Vía Crucis, en cada una de las cuales el guía explica su significado; luego, el descenso continúa hasta llegar a 30 metros debajo del nivel de ingreso.

Para construirla se extrajeron 250 mil toneladas de roca sal y al entrar ya se siente el olor mineral, La oscuridad se disipa con juegos de luces que descubren la roca tallada y los túneles. Al final, se llega a las tres naves principales: la del nacimiento y bautismo; la de la vida y la muerte, y la de la resurrección, cada una con un altar.

Entre las esculturas se destaca La Piedad, cuyo rostro tiene rasgos aborígenes, en honor a los muiscas. El recorrido por la Catedral de Sal toma una hora; se recomienda llevar calzado adecuado e ir abrigado.

Una de las estaciones que se visitan en los túneles.
Una de las estaciones que se visitan en los túneles.

El Dorado

También cerca de Bogotá (75 kilómetros) y como una alternativa complementaria de la visita a Zipaquirá y la catedral de Sal, se encuentra el pintoresco pueblo de Guatavita.

Allí, al norte del poblado, hay un cerro cuya cima, en forma de cráter, contiene un embalse de agua. Es la laguna del cacique Guatavita, jefe máximo de los muiscas y que dio origen a la leyenda de El Dorado.

La leyenda nace en el siglo XVI cuando los colonizadores españoles tienen noticias de una ceremonia que se realizaba en esa zona, donde un rey aborigen se cubría el cuerpo con polvo de oro y se sumergía en las aguas de la laguna. Luego, cuando emergía, se arrojaban ofrendas consistentes en objetos de oro y piedras preciosas, principalmente esmeraldas.

Conocer la leyenda y organizar expediciones para encontrar esas riquezas sumergidas en la laguna, fue cuestión de pocos días. Y allá fueron, a tratar de vaciar el cráter de la montaña para hacerse de aquellos tesoros. Las expediciones, movidas por la codicia humana, se iniciaron en 1537 continuaron hasta el siglo 19.

Pero, al margen de la codicia de los expedicionarios, la leyenda dice que realmente el baño en oro se realizaba únicamente cuando se proclamaba como cacique la persona elegida, la cual debía llegar totalmente pura de pensamiento a la laguna, colocarse ungüentos y ponerse oro en polvo sobre la piel, para luego sumergirse o “penetrar” la laguna y al salir era sabio.

Previamente, el candidato era encerrado en una cueva durante nueva años, con la sola visita de dos chamanes que lo asistían. Luego, cuando salía de la cueva, era llevado a una choza circular, en la cual era encerrado con cinco doncellas durante cinco días. Si el candidato se sobreponía a la tentación, ya estaba listo para la inmersión en la laguna y ser coronado cacique.

El porqué cuando el nuevo cacique salía de la laguna se ofrecían objetos de oro, esmeraldas y otras piedras preciosas, se explica porque los muiscas creían que todo acto que afectara la naturaleza debía tener su equilibrio, su contraprestación, y esta era la forma elegida.

Además de la laguna, Guatavita es un pintoresco pueblo de arquitectura colonial y está asentado en la costa de un embalse, donde se pueden practicar deportes náuticos.

Laguna de Guatavita, donde nació la leyenda de El Dorado.
Laguna de Guatavita, donde nació la leyenda de El Dorado.

Lo que hay que saber

Cómo llegar. Con LAN, desde Córdoba a Bogotá (vía Lima): desde 7.468 pesos argentinos. Ventas y consultas:  www.lan.com

Alojamiento en Bogotá:  Movich Buro 26, hotel cercano al aeropuerto. Desde U 206 la noche, habitación base doble. www.movichhotels.com

Más información sobre Colombia: www.colombia.travel

La Catedral de Sal se puede visitar todos los días, de 9 a 17.30, Las entradas cuestan $ 23.000 (U 12) para adultos y $ 16.000 (U 8,50) para niños de 4 a 12. Para grupos hay tarifas especiales.

Ingreso a la Reserva Natural Laguna del Cacique Guatavita, $ 14.000 (U 7,30).

Gastronomía. Precios indicativos en restaurantes: ajiaco (plato típico como sopa) con pollo, porción de arroz y aguacate, $ 18.000 (U 9 / 10); cordero en salsa, con papas y yuca, $ 25.000 (U 13); conejo al ajillo, con papas fritas y ensalada, $ 27.000 (U 14); jugos de frutas naturales, $ 3.500 (U 1,80).

El dólar fluctúa entre los 1.800/1.900 pesos colombianos.