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Río de Janeiro, seis claves para disfrutar este paraíso urbano

Pan de Azúcar, rebautizado Parque Bondinho, permite mirar hacia la ciudad desde el corazón de la bahía. (Gentileza: Florencia Ripoll)
Pan de Azúcar, rebautizado Parque Bondinho, permite mirar hacia la ciudad desde el corazón de la bahía. (Gentileza: Florencia Ripoll)

La ciudad carioca es uno de los destinos preferidos de los argentinos. Los vuelos directos de Gol permiten escapar a la capital simbólica de Brasil y su principal destino turístico durante todo el año.

Adivinanza: ¿por qué el Cristo Redentor, la estatua de 38 metros de alto que mira Río de Janeiro desde la cima del cerro Corcovado y es su mayor símbolo, tiene los brazos abiertos como invitando al abrazo? “Porque espera poder aplaudir cuando vea, por fin, a un carioca trabajar”, devela con picardía el guía de turismo Arnaldo Bichucher, buscando que el grupo de argentinos que conduce por Río capte de un chispazo la idiosincrasia de sus habitantes. Esa cultura del vivir y dejar vivir, que combina dosis iguales de desparpajo, alegría y relax; hacen de Río de Janeiro una verdadera ciudad de brazos abiertos al visitante. “Aquí se puede entrar al banco en bikini”, refuerza Arnaldo.

En Brasil se mueven cada año 6 millones de turistas y, de ellos, 1,5 millón la elijen como destino. Su encanto es narcótico para los argentinos que son, por lejos, el principal contingente de extranjeros que salta las olas en la playa de Copacabana: la mitad de todos los foráneos que llegan.

Los meses intermedios de otoño e invierno tienen muchísimo atractivo: playas y puntos turísticos menos concurridos, precios que pueden reducirse al 50 por ciento y un clima que permite disfrutar del mar en todas las playas. (Gentileza: Florencia Ripoll)
Los meses intermedios de otoño e invierno tienen muchísimo atractivo: playas y puntos turísticos menos concurridos, precios que pueden reducirse al 50 por ciento y un clima que permite disfrutar del mar en todas las playas. (Gentileza: Florencia Ripoll)

Con tres vuelos directos por semana de Gol (y otros vía San Pablo), la urbe carioca vuelve a estar a sólo tres horas de Córdoba. Y siempre, pero siempre, es una buena idea.

Parejas buscando una escapada romántica, grupos de amigos con ganas de divertirse, familias que abren una hendija en la rutina y solos y solas con la expectativa de desconectarse o, al contrario, hacer conexión. Todos encuentran su destino perfecto en esta urbe musicalizada con bossa-nova donde el cemento serpentea entre morros cargados de selva y playas azules. La recorrimos invitados por Gol Líneas Aéreas y, a continuación, compartimos algunas claves para disfrutarla a pleno; para fascinarse con sus clásicos y descubrir sus novedades.

La época “maravilhosa” para visitarla

Abierta 24x7 al turismo, Río de Janeiro se disfruta todo el año. El verano ofrece calor tropical (máximas promedian los 30 grados), mucha gente y la intensidad única del Carnaval, en febrero. En junio y julio, también temporada alta, el panorama es parecido, aunque las máximas bajan a 25 grados.

Los meses intermedios, en especial los de otoño, tienen muchísimo atractivo: playas y puntos turísticos menos concurridos, precios que pueden reducirse al 50 por ciento y un clima que permite disfrutar del mar en todas las playas (agua a 24 grados). Los vuelos directos de Gol se mueven en un rango de 400 a 600 dólares precio final y resulta más fácil dar con el piso de tarifa en esa época.

Los argentinos tienen gran preferencia por Río, convirtiéndose en el principal contingente de extranjeros que salta las olas en la playa de Copacabana. (Gentileza: Florencia Ripoll)
Los argentinos tienen gran preferencia por Río, convirtiéndose en el principal contingente de extranjeros que salta las olas en la playa de Copacabana. (Gentileza: Florencia Ripoll)

Primer (hermoso) dilema, ¿dormir en Ipanema o Copacabana?

Las dos playas más famosas y céntricas de Río de Janeiro son las zonas ideales para hospedarse porque permiten disfrutar a pleno del gran capital del destino: combinar los atractivos de una urbe con la experiencia natural del mar límpido, moviéndose a pie entre ambos mundos. El resto de las playas (en el Centro al norte Botafogo y aledañas, más baratas; al sur Barra de Tijuca, de alta categoría) van modificando con distancia esa ecuación perfecta. Ahora, ¿cuál de las dos elegir?

Ambas son bellas y disfrutables, aunque Ipanema suele ganar sólo por puntos en materia de mar y arena. Sin embargo, sobre la lonja de Copacabana se levanta toda la hotelería tradicional y más antigua, incluido el Copacabana Palace, primer cinco estrellas de Brasil; lo que genera una oferta mucho más amplia de precios y categorías (desde U$S 30 aproximadamente). Hay edificios en altura como el Río Othon Palace, que regalan balcón con vista soñada. En Ipanema, la construcción es más baja, hay pocos hoteles y de categoría, aunque sí disponibilidad de departamentos vía Airbnb, a precios en general superiores a los de su vecina ya que la atmósfera es más residencial, salpicada de comercios y gastronomía “trendy”.

Segunda duda existencial, ¿subir al Pan de Azúcar o al Corvocado?

Río es una ciudad de más de seis millones de habitantes derramada sobre una topografía natural imposible: una bahía, la de Guanabara, en la que cerros cargados de vegetación se cuelan en el mar, abriendo playas que en su mayoría la urbe se encargó de preservar. Imposible no mirar desde arriba ese parque de diversiones geográfico, aunque sea una vez. Por eso, si hay plata y tiempo (cada entrada promedia U$S 20), lo mejor es visitar los dos clásicos miradores, que ofrecen experiencias y vistas muy diversas. Menor altura, pero más poesía tiene el Pão de Açúcar (rebautizado Parque Bondinho), que permite mirar hacia la ciudad desde el corazón de la bahía. Se sube en teleférico en dos tramos: primero al morro de Urca, con parada, y luego al Pan (en ambas cimas hay bares con oferta de tragos y comida). Disfrutar el atardecer desde el bamboleo suave del carrito explica por qué Río enamora.

El Pan de Azúcar se llega en teleférico en dos tramos: primero al morro de Urca, con parada, y luego al Pan. (Gentileza: Florencia Ripoll)
El Pan de Azúcar se llega en teleférico en dos tramos: primero al morro de Urca, con parada, y luego al Pan. (Gentileza: Florencia Ripoll)

El Cristo, en tanto, permite mirar la ciudad desde la óptica opuesta: los 700 metros del cerro Corcovado abren, desde la espalda de la ciudad, una vista 360 grados de su extensión hacia el mar; con puntos a descubrir como el estadio Maracá.

La subida en tren permite atravesar la selva en plena urbe y la cima otorga “la” foto souvenir de Río: brazos abiertos en paralelo a los del Corcovado, que mira desde arriba. Novedad: en el Pan de Azúcar se construye una tirolesa que hará las delicias de los intrépidos.

Música y... ¡carnaval!

La fiesta que puso a Río de Janeiro en el circuito mundial del turismo cobra en esa ciudad una cualidad única. Para los audaces, se disfruta en vivo y directo cada febrero/marzo. Los que van fuera de esa fecha pueden darle una rica “probadita” con la Experiencia Carnaval (@carnaval_experience), un paseo que permite descubrir los secretos de esa formidable industria de la diversión. La organizada por la escola Grande Río ofrece, por U$S 18, visitar la Ciudad del Samba, el enorme predio recuperado en el ex puerto donde hacen base la docena de escuelas-comparsa que desfilan en Sambódromo. Allí construyen las seis carrozas y diseñan y cosen las hasta cuatro mil fantasías (disfraces) que cada una exhibe en su pase estelar. Los visitantes recorren el lugar y el proceso con guía experta, y hasta se prueban como percusionistas batiendo tambores y sambando enfundados en disfraces. Todo termina, previsiblemente, en un brindis con caipiriña.

El Carnaval en primera persona. Se puede recorrer el predio donde construyen las carrozas y diseñan y cosen miles de disfraces. (Gentileza: Florencia Ripoll)
El Carnaval en primera persona. Se puede recorrer el predio donde construyen las carrozas y diseñan y cosen miles de disfraces. (Gentileza: Florencia Ripoll)

Panza llena, corazón...

Colmada de atractivos para todos los gustos y bolsillos, Río brinda, por ejemplo, experiencias gastronómicas muy diversas. Algunas de ellas: picar salgados con cerveza en la Confitería Colombo, una reliquia imponente en el centro de ciudad; llenarse con la feijoada en Casa da Feijoada en Ipanema; experimentar la abundancia exquisita de una churrascaría (su versión de la parrillada) de alta calidad en la Palace de Copacabana, o mezclarse con locales en los pintorescos botecos, esos típicos bares azulejados de barra y mesitas a la calle donde se disfruta cerveza helada y algarabía carioca en dosis idénticas.

Los turistas pueden recorrer los bares de playa en Copacabana, encontrando rica comida musicalizada con bossa nova y samba en vivo. (Gentileza: Florencia Ripoll)
Los turistas pueden recorrer los bares de playa en Copacabana, encontrando rica comida musicalizada con bossa nova y samba en vivo. (Gentileza: Florencia Ripoll)

El rango de precios habilita a llenar panza desde unos U$S 6 en estos últimos a invertir U$S 30 por plato en Chez Claude (@chez.claude), un restaurante de alta categoría en Ipanema con cocina abierta que entrega una experiencia tan sofisticada como relajada. Clásico: Los bares de playa en Copacabana, rica comida musicalizada con bossa nova y samba en vivo.

Imperdibles fuera de molde

Más atractivos de Río que justifican segundas, terceras, etc., etc., visitas. Museo del Mañana, un flash inmersivo ciento por ciento instagrameable que ayuda a tomar conciencia sobre lo extraordinario de la naturaleza y la importancia de cuidarla (entrada U$S 4, martes gratis). Acuario de Río, próximo al museo en la zona del puerto recuperado, es un fascinante recorrido en penumbra para ver de cerca animales extraordinarios. El pasillo de vidrio que atraviesa la pecera principal arranca “ohhhhh” a grandes y chicos. Jardín Botánico: viaje al corazón de la selva en plena ciudad, con orquidiario incluido y el muy cercano Parque Laje, otro lugar donde el tiempo se detiene. Estadio Maracaná: se visita vacío o, mejor, viendo un partido de fútbol. El clásico Flamengo-Fluminense (Fla-Flu) garantiza emoción. Mureta de Urca: para ver el atardecer, Antártica helado en mano.

Acuario de Río, en la zona del puerto recuperado, es un fascinante recorrido en penumbra para ver de cerca animales extraordinarios. (Gentileza: Florencia Ripoll)
Acuario de Río, en la zona del puerto recuperado, es un fascinante recorrido en penumbra para ver de cerca animales extraordinarios. (Gentileza: Florencia Ripoll)

Datos Útiles

Vuelos

Directos con Gol: Córdoba-Río de Janeiro salidas martes, jueves y sábado 3.50, llega 6.55. También hay dos salidas semanales con escala en San Pablo, en julio serán tres. Tarifas ente U$S 400 y U$S 600 dólares final. Gol también vuela desde Caba, Mendoza y Rosario. @voegoloficial.

Transporte en Río

El metro sale U$S 1 el tramo y llega a la mayoría de los atractivos, incluido el estadio Maracaná. De día o de noche, otra opción favorita es Uber: ir de Copabana a la zona nocturna de Lapa ronda los U$S 6. La bici es una alternativa divertida, hay buenas sendas y un sistema de alquiler público con paradas en toda la ciudad (Bike, desde U$S 1 aproximadamente, los 15 minutos).

Hoteles y sitios de interés

Hotel Río Othon Palace @rioothonpalace

Churrascaría Palace @churrascariapalace

Parque Bondinho Pão de Açúcar @parquebondinho

Cristo Redentor @tremdocorcovado.rio

Casa da Feijoada @casadafeijoada

Acuario @aquariomarinhodorio

Guía experimentado

Arnaldo Bichucher @abichucher, abichucher@hotmail.com

Más información

Ente turístico: https://riotur.rio/es