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Quítame la respiración

Un ícono de la capital alemana. Vista de la Torre de Televisión desde el Ayuntamiento Rojo, en el barrio de Mitte.
Un ícono de la capital alemana. Vista de la Torre de Televisión desde el Ayuntamiento Rojo, en el barrio de Mitte.

Un recorrido por una ciudad que te deja sin habla. Así como la banda Berlín logró un solo hit en su carrera, el título de aquella canción sirve para hablar de esa ciudad. Spoiler: esto no es una crónica, es una foto movida. Consejos para aprovechar horas entre vuelos demorados.

Nubes de techo de catedral. Paz en los cielos de las batallas aéreas más cruentas de la historia. Toco tierra en TXL-Tegel y recibo aviso de conexión reprogramada. Primera regla del viajero varado: yoga. Desconectar viaje de trabajo. Activar modo turista. Composición de lugar: una de las ciudades más importantes del mundo, transporte y Wi-Fi de primera, puedo salir de acá un rato. Por dos euros y chirolas, el transfer me deja bajo los tilos. Eso significa Unter Der Linden, bulevar de la Puerta de Brandemburgo, los hoteles de lujo y las embajadas. Los cafés ofrecen frazadas a los fumadores que trazamos mapas en las veredas. Un fierrero se quedaría a vivir en las boutiques de Volkswagen y Mercedes. El invierno se despide. Abedules y robles desnudos en el Tiergarten, su Parque Sarmiento. Un cochero de plaza besa a sus caballos. Una novia envuelta en globos de corazones se retrata parada sobre la leyenda pero su cabecita está en otra parte. Pisa la placa donde Reagan dijo “Señor Gorbachov, derribe ese muro”. El viejo Bundestag se refleja en los nuevos edificios del Gobierno Federal: las mismas cúpulas de cristal, idéntica solidez pero con cintas de LEDs por donde corren citas de filósofos y de pacifistas. Futuro y pasado se miran de frente. O así parece. Un café sobra para bocetar una pintura impresionista. Truco: seleccionar cinco lugares imperdibles, cercanos y dejar que los trayectos, los lados del polígono, cuenten sus historias. Funciona en grandes ciudades. Allá vamos.

Sobre la Puerta de Brandemburgo, la figura de la Victoria va en carro de combate hacia la paz. La estatua es una réplica de 1959, ya que la original fue bombardeada. La avenida 17 de Junio, paseo ideal para piernas entumecidas por el vuelo, une ambos tributos guerreros. A mitad de camino: memorial ruso a los soldados caídos en 1945. Estremece. La Victoria alada, famosa por el video de U2 y las películas de Wim Wenders, ofrece un mirador fantástico. Los franceses quisieron dinamitarla por venganza ya que está adornada con cañones capturados a Napoleón. Subir cuesta tres euros. Abre todos los días de 9.30 a 18.30.

Para los berlineses, la Iglesia del Emperador Guillermo es “La iglesia del recuerdo”, a secas. Gruesas cintas de metal sostienen los escombros. Los balazos de la fachada están casi intactos: fueron pulidos para que las astillas no lastimen la mirada. El memorial que se levanta a su lado invita a la oración simple y sincera. Está situada a dos cuadras de la estación de tren del zoológico –eficiente, rápido y económico, 2,70 euros cada dos horas, sin límite de paradas o combinaciones– frente a los edificios de Bayer y Mercedes Benz. Sobre ambas azoteas se rodaron Las alas del deseo y Tan lejos, tan cerca. Películas de ángeles. Amén.

Tres datos berlineses

Curiosidades de la capital alemana

Ampelmann. El típico hombrecito de los semáforos (foto) fue creado en el año 1961 por Karl Peglau, un psicólogo de la ex-República Democrática. Hoy, la imagen vive en llaveros, tazas, alfombras para el baño y otros objetos.

Alexanderplatz. Grandes bloques de departamentos soviéticos lucen modernos y albergan una movida joven y global. Chinos, armenios y turcos pueblan sus veredas. Es el lugar para buscar hotel si se necesita llegar rápido al aeropuerto.

"Punk is not dead". El grafiti es pura identidad. Se pueden apreciar muy buenas muestras en los cerramientos de obras y verdaderas bazofias en las salas de arte. Berlín es una ciudad escrita. Cada pared tiene algo para decir. Algunas opciones típicas están en el Muro de Berlín, el Callejón de Grafitis de Hackescher Mark, o Tacheles Kunthaus, que fue una galería de arte moderno y alternativo hasta 2012.

En el barrio medieval de Hackescher se lucen los edificios de ladrillos y cerámicas, con patio interior y túneles para carruajes. Vivió años proletarios durante la República Democrática. Aquí nació Rosa Luxemburgo. Hoy es centro de diseño exclusivo, museos y vida salvaje nocturna. Imperdible el Café Cinema. Dead Chicken Alley es muestra “civilizada” de los restos del rock y el punk. Paredes pintadas. Alas de ángeles en chapa oxidada. Recuerdan aquella Berlín donde David Bowie, Lou Reed, y tantos crearon belleza con las sobras del sueño de posguerra. A 10 cuadras de la estación Alexanderplatz.

La Isla de los Museos fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Junto al río Spree y a pocas cuadras del Mercado de Hackescher, la parte norte abre con la imponente Catedral. Especialmente recomendado el Museo de Pérgamo, donde se expone la Puerta de Ishtar de Babilonia. El Museo Antiguo alberga objetos de la Alemania Imperial. Boca abierta. Estos recintos fueron muy dañados durante la Segunda Guerra Mundial y recién ahora se puede acceder a todos.

La calle Friedrich es una de las más vivas y comerciales, pero fue línea divisoria y cuna del muro. Check Point Charlie, garita de control norteamericana y los restos de la muralla, protagonistas de cientos de películas de espionaje. El Museo Soviético se ubica frente al McDonald\'s y al Starbucks más grandes de Berlín. Gorras y cascos rusos son carísimos. Hay galerías de arte muy modernas, tiendas de ropa y librerías como la Dussman a tres cuadras de estación Friedrichstrasse. Tres pisos de música y con joyitas de Taschen y otras editoriales de arte y fotografía por menos de 20 euros.

Con el sol en los ojos

Ramiro Bosch, director de cine publicitario, es autor de las imágenes de esta nota y compañero en la travesía. Que un profesional de la imagen te diga “llevate ese sol en los ojos” es una paradoja. Ya se sabe, poesía es todo eso que la razón no.

Atardecer. Puerta de Brandemburgo. El sol es una naranja que rueda sobre la escarcha. El frío hace de las suyas pero es belleza y no asma lo que cierra el pecho. Las baterías se agotan más rápido que los ojos. Quien reporta tararea a Fito Páez en silencio: Siempre así / lejos en Berlín / lejos de todo / y hasta lejos de mí.

Museo Antiguo (Altes Museum). Inaugurado en 1830, alberga objetos de la Alemania Imperial y es uno de los primeros museos del mundo diseñado para este fin (Ramiro Bosch).
Museo Antiguo (Altes Museum). Inaugurado en 1830, alberga objetos de la Alemania Imperial y es uno de los primeros museos del mundo diseñado para este fin (Ramiro Bosch).

Berlín a fondo

Detalles curiosos en todos los rincones

Bici–sommier. El plan ideal para cerrar una tarde. El chofer pedalea y vos te adormecés entre los árboles del Tiergarten. Recomendada para mieleros y parejas en general.

Osos. Están en el escudo y en el corazón de la ciudad. Los Buddy bears son esculturas que se venden "en blanco" y los comerciantes visten a gusto. Es la estatuilla más deseada por los cineastas después del Oscar de Hollywood y la Palma de Cannes.

Coma pan y no fume. Berlín es mucho más que cervezas, embutidos, grandes trozos de cerdo, chucrut y buñuelos de papa. Merece ser nombrada Capital Mundial del Pan Francés. Sí, leyó bien. El kebab y el shawarma son para el berlinés como nuestras empanadas árabes. Compre puchos en el freeshop o aguante. El tabaco es carísimo. Aun así las veredas están llenas de colillas. Dato para desmitificar al Primer Mundo.

Cuervos. Los gorriones de Berlín. Tamaño y mal humor de un perro mediano. Impresionan dormidos de a cientos sobre las grúas de construcción.

Son el granizo negro: arrojan bellotas para romperlas y los taxistas lloran.

¿Por qué?

Está a una hora de vuelo de Fráncfort, el aeropuerto más importante de Europa y puerta de Alemania desde Argentina. A tres/cinco horas de tren de Praga, esa ciudad que parece de cuentos infantiles y también de terror. A sólo dos horas de avión de Copenhague, un lugar de avanzada en muchas áreas. Berlín es interesante como base para abrir viajes hacia el norte y el este del continente.

¿Para quiénes?

Jóvenes inquietos de 20 a 99 años en busca de aventuras urbanas con lo último en arte y cultura. Berlín resulta un poco fría en algunos aspectos (clima, paisaje) pero la gente es muy cordial con los viajeros. No todos hablan inglés ni saben dónde queda "eso". GPS, mapas y folletos siempre a mano.

¿Para qué?

Destino soñado para los que gustan de los temas históricos, filosóficos, musicales y tecnológicos. Es una de las capitales culturales del mundo con una oferta de muestras, espectáculos, conciertos y otros que jamás se suspenden por mal tiempo.

¿Cómo?

Lufthansa ofrece un vuelo diario Buenos Aires-Fráncfort con conexión casi inmediata a Berlín. El equipaje se despacha a destino, es decir, no hay que andar con valijas en caso de demoras. También vuelan Air France, Alitalia, British Airways e Iberia pero con escalas en sus capitales.