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Puertos a la carta

Imponente. El Costa Serena navega por las azules aguas del Mediterráneo. Una mole de 290 metros de largo, con 17 cubiertas y capacidad para 3.800 pasajeros.
Imponente. El Costa Serena navega por las azules aguas del Mediterráneo. Una mole de 290 metros de largo, con 17 cubiertas y capacidad para 3.800 pasajeros.

El poeta, novelista y ensayista francés Michel Houellebecq describió la alegría como algo comparable con el éxtasis y la embriaguez.

Dijo Michel Houellebecq: “La alegría es una emoción intensa y profunda, un sentimiento de plenitud experimentado por toda la conciencia; comparable con la embriaguez, con el arrebato, con el éxtasis”.

Alegría es lo que siento, acodado en la baranda del balcón del Costa Serena, mientras lentamente vamos dejando atrás el puerto de Civitavecchia en las cercanías de Roma. El enorme crucero será el barco que nos hará recorrer seis ciudades del Mediterráneo en siete días y todo sin deshacer las valijas más que una sola vez.

Dicen que un viaje es como un libro: se empieza con incertidumbre y se termina con nostalgia. En este caso, la incertidumbre está minimizada porque en el crucero todo está previsto, todo funciona. Durante una semana nos atenderán hasta en los pequeños detalles: nos alimentarán a discreción, nos brindarán diversión y entretenimiento y no nos harán faltar nada.

Veremos amaneceres de cielos violáceos y atardeceres rojizos; disfrutaremos del pleno sol durante el día, y contaremos millones de estrellas en noches claras. Habrá momentos para la reflexión y la lectura; y nos despertaremos cada mañana en un lugar distinto, a cual más atractivo, renovando permanentemente nuestra curiosidad y emoción.

Palermo. El recorrido nos permitirá conocer algunas de las más atractivas ciudades que están bañadas por el Mar Mediterráneo. La primera de esas ciudades es Palermo, la capital de la isla de Sicilia. A orillas del Mar Tirreno, fue víctima de muchos invasores que la ocuparon sucesivamente y le imprimieron su sello en monumentos, cultura y en su cocina.

Cuna de la “Cosa Nostra”, la mafia, presente a cada paso en carteles que piden a Santa Rosalía que libere a Sicilia de esa “peste”; o en las escaleras del teatro Massimo, donde muere la hija de Michael Corleone en El Padrino III. Se puede viajar para ver ciudades o se puede viajar para ver pueblos. Si bien en Palermo abundan monumentos y edificios históricos, como la Catedral, o el Palacio Real o las Quattro Canti (cuatro esquinas), en nuestra breve escala elegimos conocer pueblo.

Recorrer las callejas del centro antiguo es perderse en el tiempo; oscuras y tan estrechas que asomándose a una ventana, puede darse la mano con el vecino que está en el balcón del frente. Y de esos balcones asoman las sogas atestadas de ropa que intentan secarse colgando sobre la calle; la misma estrecha calle donde las Vespa esquivan a los vecinos que conversan y hasta se sientan a comer allí mismo, un plato de pasta.

No hay mejor manera de conocer un pueblo que visitar sus mercados. En el Mercado di Capo, armado en las calles del centro histórico, abundan aromas que remiten a la historia y a la cultura de este pueblo. Una explosión de colores en frutas, verduras y pescados, que pueden comprarse y pedir que se los cocinen allí, en plena calle.

No todo se limita a conocer la ciudad. Si alcanza el tiempo, es recomendable una escapada a la cercana playa de Mondello, un antiguo pueblo de pescadores muy cercano a Palermo, hoy convertido en balneario de moda.

De regreso al Costa Serena, es el momento de estudiar el barco y sus rincones, ya que nos espera un día entero de navegación sin bajar a puerto.

En el Costa Serena todas las proporciones son enormes: de un extremo al otro mide 290 metros (más largo que el puente de Londres); viaja a una velocidad crucero de 21 nudos (unos 40 k/hora), empujado por seis generadores diésel gigantes, con más potencia que 200 motores Ferrari, y con 114.000 toneladas, pesa más que 600 aviones Jumbo. Tiene 17 cubiertas (14 destinadas a pasajeros), conectadas por escaleras y 10 ascensores y transporta 3.800 pasajeros que son alojados en 1.500 camarotes y son atendidos por 1.100 tripulantes.

Siguiente escala. Nuestra siguiente escala es Palma de Mallorca. En este caso, decidimos emprender una muy aconsejable excursión en bicicleta. Es posible alquilar una muy cómoda por 12 euros durante todo el día. Desde el puerto parte una bicisenda que recorre varios kilómetros paralela a la costa, dando la posibilidad de visitar diferentes playas y disfrutar muy atractivos paisajes.

A mitad de camino, es un gusto detenerse en alguno de los pequeños bares a lo largo del camino hasta L’Arenal. Al regreso, es buena idea visitar la Catedral y recorrer las callejuelas del centro histórico.

De regreso al barco, nos espera una visita al spa. Cada vez más, al estilo de un gran resort, las zonas de bienestar ocupan un lugar importante en los cruceros modernos. En el Serena, hay todo un sector de cabinas llamadas Samsara, con acceso directo al spa. Camarotes exclusivos, gimnasio, circuito de aguas, espacios para tratamientos de belleza, salud y relax.

Amanecemos en Valencia, la tercera ciudad más poblada de España. La ciudad de las fallas y las paellas, que atrae por su centro histórico cuidado, prolijo y rico en monumentos; su mercado, de los más grandes y bellos de Europa, y la Ciudad de las Artes y las Ciencias, donde el modernismo se expresa a ultranza de la mano del arquitecto Calatrava.

Dentro del Costa Serena no hay tiempo de aburrirse. Las piscinas tienen tobogán, dos de ellas techo rebatible vidriado y se llenan con agua de mar. Las sesiones de piscina y jacuzzi se pueden alternar con carreras en el simulador de Fórmula Uno de última generación, películas en el cine 4 D o ver un partido de fútbol en una pantalla gigante de 18 metros cuadrados.

Clases de baile de diferentes ritmos; torneos con los juegos más insólitos; un área de kids club, y para los fanáticos de la Play Station 3, un área totalmente dedicada a juegos de última generación. Y si de juegos se trata, el casino, con slots, mesas de ruleta, de póquer y de pase inglés.