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Praga, París y regreso

El Puente de Carlos, que comunica el casco antiguo de Praga con el barrio Malá Strana. Imponente obra de ingeniería en piedra, uno de los emblemas de la capital checa.
El Puente de Carlos, que comunica el casco antiguo de Praga con el barrio Malá Strana. Imponente obra de ingeniería en piedra, uno de los emblemas de la capital checa.

De Viena seguimos viaje en nuestro coche hasta Praga, la hermosa y deslumbrante capital checa, un maravilloso despliegue de castillos, puentes y torres antiquísimas.

De Viena seguimos viaje en nuestro coche hasta Praga, la hermosa y deslumbrante capital checa, un maravilloso despliegue de castillos, puentes y torres antiquísimas.

Pero, si hay algo que se destaca entre el área conocida como la Ciudad Vieja y la ciudad pequeña, es el mayor monumento de Praga: el Puente de Carlos, que comunica el casco antiguo con el barrio Malá Strana.

Se trata de una obra impresionante de piedra, de 516 metros de largo y 10 metros de ancho, apoyado sobre 16 arcos, construida entre 1357 y comienzos del siglo XV.

Entre sus dos cabeceras hay tres torres góticas y 30 estatuas que, al caer el sol, proyectan sombras fantasmagóricas sobre el reluciente empedrado

Y, en una breve recorrida, no se debe olvidar una visita al Castillo de Praga, la mayor fortaleza medieval del mundo.

Vuelo a París. De Praga otra vez al avión con destino a París. En el mismo aeropuerto Charles de Gaulle tomamos un tren de alta velocidad (seguro, puntual y cómodo) que en una hora nos llevó a Lille, en el norte del país galo.

Tras disfrutar de tan importante ciudad francesa,  por el mismo medio (tren) viajamos a Bélgica para descubrir en un día Brujas, conocida por sus canales como  la “Venecia del norte”. Brujas es una pequeña ciudad medieval que sugerimos recorrer a pie.

Otra vez a Lille, otra vez al tren, ahora con destino a París. Unos días en la Ciudad Luz como cierre de un inolvidable viaje, nos permitió encontrarnos como siempre con ese París que deslumbra, con sus calles señoriales y edificios históricos : Notre Dame, la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, la emblemática avenida Champs Eliseés, sus elegantes comercios. París, en conclusión.

Volvimos, coincidiendo plenamente con lo que alguien dijera alguna vez : “Viaja / da la vuelta al mundo / aprende / ama todo cuanto respiras / y tu vida será justificada”.