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Portillo, para esquiar en familia

Es uno de los centros de esquí más reconocidos a nivel mundial y está enclavado en el corazón de la cordillera, a más de 2.800 metros de altura. Tres alternativas de alojamiento, pistas para todos los niveles y un ambiente familiar son sus señas particulares.

Una autopista muy nueva y un paisaje árido y pedregoso acompañan en el primer tramo desde el aeropuerto de Santiago de Chile. A los lados del camino, parrales de prolijos viñedos, pintan con sus hojas los colores del invierno, en ocres y marrones. Más adelante, un largo túnel, y a la salida, las vías del antiguo ferrocarril Transandino se aparean mientras se va ganando altitud.

Algunos kilómetros más allá, y sin perder de vista la cordillera y el imponente Aconcagua a la distancia, el río marca el camino a seguir. Son 164 kilómetros y dos horas de marcha hasta llegar a Portillo. Quizá el último tramo sea el más bello e impactante: una sucesión de 29 curvas trepando el caracol que lleva a más de 2.800 metros de altura.

Una serie de cobertizos previenen las avalanchas, hacen de techo a los camiones cuando las tormentas de nieve arrecian y son el piso de algunas de las pistas de esquí. La más larga baja hasta allí, cruza la ruta internacional y el esquiador pasa literalmente por encima de los autos y camiones. Luego de la última curva, finalmente aparece el azul y amarillo brillante del Hotel Portillo.

Cuando Henry Purcell llegó a Chile para hacerse cargo del hotel, lo primero que encontró fue a Lumumba, la fiel oveja negra compañera del cuidador del lugar, echada frente a la estufa a leña del living del hotel. La  edificación originaria, de 1949, sufría años y años de malas administraciones y abandono, lo que empujó al gobierno chileno a decidir su privatización.

Bob Purcell, tío de Henry y acaudalado neoyorquino, frecuentaba por negocios Sudamérica y ya había esquiado en esas montañas. Junto con su amigo Dick Aldrich, decidieron comprar el hotel y ponerlo en manos de Henry, flamante graduado en administración hotelera en Cornell y con cinco años de experiencia en la cadena Hilton.

Los siguientes años fueron de mucho esfuerzo y trabajo para poner las instalaciones en condiciones hasta que, en 1966, se organizó allí  y por primera vez en el hemisferio sur, el Campeonato del Mundo de Esquí Alpino. El torneo fue un éxito y posicionó  definitivamente a Portillo como una de las mejores pistas a nivel mundial.

Si hay algo que caracteriza al hotel Portillo es la familiaridad. Uno siente que llegó de visita a la casa de ese abuelo con muchos hijos y amigos, quien los reúne en torno a placeres en común. Las mesas del gran comedor están colmadas de grandes y pequeños que intercambian conversaciones y bromas de una a otra.

En Portillo todos pueden subirse a los esquíes: los principiantes, con sólo tres días de clases, ya están preparados para disfrutar del vértigo de lanzarse en paralelo. Los avanzados, tienen una combinación de fuertes pendientes, nieve en polvo secas y de alta calidad y fuera de pistas que desafían su destreza. La cantidad de visitantes que pueden esquiar en el centro sin estar alojados es estrictamente limitada. De este modo, siempre se accede a los medios sin demoras ni aglomeraciones.

Año tras año, casi la misma gente atiende a los huéspedes en la recepción, en los restaurantes, en las habitaciones y en las pistas. Y todos son amables. Siempre una sonrisa y buena predisposición para ayudar. No hace falta pedir, ellos saben, están atentos.

Nada mejor que recuperarse del vértigo de la nieve, en las piscinas y jacuzzis al aire libre, en el sauna o sometiéndose a las manos expertas de las masajistas. Si todavía quedan ganas de más actividad, el muro de escalada, la cancha de fútbol o un buen partido de básquet son las opciones.

Al final de la jornada y antes de cenar, es un placer relajarse frente al fuego de la estufa del gran living con una copa de vino, socializando con el resto de los huéspedes o aprovechando el Wi Fi, para enterarse que el mundo sigue rodando más allá de ese paraíso cordillerano.

Lo que hay que saber

Alojamiento: Hay diferentes opciones de alojamiento. Todas abarcan las cuatro comidas, los medios de elevación y el acceso a las actividades. La más tradicional y confortable es el hotel principal, con habitaciones dobles, suites y departamentos familiares. Para grupos de amigos o mochileros, está la opción más económica del Octógono, un edificio anexo al principal, con camas literas y baño privado. Las comidas se toman en el comedor principal del hotel. La otra opción es el Inca Lodge, ideal para estudiantes y jóvenes, las habitaciones cuentan con baño común y los visitantes reciben sus comidas en el autoservicio.

Tarifas: En temporada media, en el hotel, habitación doble, vista al valle: U 2.550 por persona, y con vista al lago, U 2.750 por persona. En temporada media, alojados en Octógono Lodge, habitación para cuatro personas, U 1.500 por persona; alojados en el Inca Lodge, habitación p/4 personas, U 750 por persona. Planes por semana.

Aéreos: LAN vuela desde Córdoba a Santiago todos los días. Tarifa Economy, desde U 201 final, ida y vuelta, con impuestos incluidos.

Transfer: Desde el Aeropuerto de Santiago hasta Portillo, shuttle desde U 120 por persona ida y vuelta.

Más información: www.skyportillo.com

Datos

Nombre oficial. República de Chile.
Capital. Santiago de Chile.
Gobierno. República presidencial.
Población: 15 millones de habitantes (censo 2002).
Superficie: 756.950 kilómetros cuadrados.
Idioma: español.
Moneda: peso chileno.