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Port Vendres, encantador y poco promocionado

Costa Vermeille.
Costa Vermeille.

Al sur de Francia, la costa Vermeille tiene sobrados atributos turísticos pero carece de promoción, tanto en Europa como fuera de ella. Se extiende a lo largo de 26 kilómetros, desde Argeles Sur Mer hasta Portbou, en la frontera con España.

La costa Vermeille se extiende 26 kilómetros al sur de Francia y abarca desde Argeles Sur Mer a Portbou a través de Collioure, Port Vendres, Banyuls Sur Mer, y Cerbere, todos pueblos de cara al mar Mediterráneo.

Si se parte de España, el acceso es por ruta nacional N- II hasta la frontera franco-española y de ahí con el nombre D 114 continúa por un camino sinuoso que de un lado muestra la montaña tapizada por viñedos y del otro, el azul del mar. Un magnífico paisaje con miradores ideales para fotografiarlos.

Nuestro objetivo es visitar Port Vendres, o Portis Veneris como se llamaba en la antigüedad porque, según algunos historiadores, allí se levantaba el Templo de Venus como buen augurio para los marineros. Aunque su origen se remonta a un poblado ibérico, fue fundada por los fenicios en el siglo VI antes de Cristo y fueron varias las civilizaciones que la poblaron hasta que se convirtió en un puerto estratégico para el tránsito de mercancías.

En el siglo XVII el afamado ingeniero militar Sébastien Le Prestre, marqués de Vauban, decidió fortificar el lugar con el afán de protegerlo. Sin embargo, la población de Port Vendres fue destruida por las fuerzas alemanas en retirada el 19 de agosto de 1944, en el contexto histórico de la Segunda Guerra Mundial. Su reconstrucción no hizo más que elevarla a la consideración del turismo y junto a los demás pueblos cercanos conforma un núcleo encantador de villas. En la actualidad es el segundo puerto frutero de importancia del Mediterráneo y recibe más de 120 buques al año que se incrementa con las embarcaciones deportivas y turísticas que ahí se concentran.

El ícono de Port Vendres es el Obelisco, único en Francia, que fue erigido en el siglo XVIII en homenaje a Luis XVI. Consta de cuatro bajorrelieves de bronce que identifican a la América Independiente; la esclavitud abolida en Francia, la libertad de comercio y la Marina relevante. También muestra cuatro trofeos alegóricos que evocan a Asia, África, Europa y América.

El Obelisco es la primera visión que tiene el visitante al ingresar a la ciudad y en cuyo perímetro hay una playa de estacionamiento (cobra 0,50 euros la hora) y baños públicos gratuitos. Enfrentada se encuentra la iglesia Notre Dame de la Bonne Nouvelle.

Al puerto se baja a pie hasta el sector donde parten numerosos barcos que recorren Collioure y Argeles Sur Mer con excursiones de 20 euros por persona. En esos paseos se observan las cuevas y acantilados donde se practica el submarinismo, la gruta de los Contrabandistas y Cap Bear, donde se erige el Faro de mármol rosa construido en 1905 y cuyos haces de luz se ven a 55 kilómetros de distancia (30 millas náuticas).

También desfilan por ese trayecto el Fuerte Saint Elme que domina la bahía de los puertos desde sus paredes de ocho metros de espesor. Fue construido por el emperador Carlos V en el siglo VIII.

Las calles de Port Vendres trepan desde el puerto como un laberinto y el movimiento peatonal es a través de interminables escaleras que obligan a hacer numerosas paradas para tomarse respiros.

Sobre el bulevar marítimo se encuentran los principales bares, restaurantes y negocios de recuerdos que ofrecen miradores de privilegio. No obstante, los precios asustan. El plato del día cuesta 12,50 euros y se acompaña con agua.

Al frente de esa zona está el edificio de la Aduana donde sobresale la Torre del Reloj, único vestigio de las fortificaciones realizadas por Vauban junto a parte de la muralla que rodea la ciudad.

Para llegar a las tres principales playas, ubicadas a tres kilómetros del centro, se puede hacer en auto pero se recomienda conocerlas a pie mientras se observan las actividades náuticas que allí se concentran.

Lo que hay que saber

Cómo llegar. Desde Barcelona: por AP 7 hasta Figueres y luego la N -II con dirección Portbou hasta la frontera con Francia y continuar por la D 114, unos 22 kilómetros.

Gastronomía. Chez Pujol (sobre el Paseo marítimo). Especialidad en pescados y mariscos

Qué hacer. Caminar por el pueblo y contratar alguna de las excursiones en barco hasta Collioure y Argeles Sur Mer.