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París: la ciudad de los famosos

La boca del Metro que sale justo donde está la entrada a Père-Lachaise. El lugar se ha convertido en uno de los sitios más visitados por miles de turistas cada año.
La boca del Metro que sale justo donde está la entrada a Père-Lachaise. El lugar se ha convertido en uno de los sitios más visitados por miles de turistas cada año.

Como ocurre en Buenos Aires con la Recoleta, la capital francesa también tiene su camposanto de famosos. Una tendencia que crece, el turismo llamado cultural, lleva a conocer estas monumentales urbes de muertos célebres.

Hace tiempo que me cuestiono el tema de la trascendencia. Yo quería visitar un lugar donde abundaran los famosos; gente que trasciende; personalidades que cambian el mundo; poetas, cantantes y compositores; físicos; militares condecorados; políticos encumbrados; artesanos.

Quería echar un vistazo a esa gente, a través de la cual la humanidad va narrando su historia. Los ganadores. Quería conocer de cerca las diferencias entre la gente que trasciende y la que no, por eso me dirigí hacia ese lugar.

Hubo quienes me sugirieron ir a Hollywood Boulevard; otros me propusieron quedarme parado en la vereda de mi casa, en mi barrio ignorado, que “por allí es donde pasa la gente que importa”. Pero, finalmente, llegué hasta aquí.

Me encuentro parado frente a la puerta de entrada de esta ciudad que cuenta, probablemente, con la mayor cantidad de famosos por metro cuadrado en el mundo.

En esta urbe convive, silenciosamente, una comunidad que ha dado grandes aportes a la humanidad; un grupo de personas que en diversos ámbitos ha hecho que el mundo deje de ser el mismo.

Franqueo el coqueto pórtico de entrada y puedo comprobar con mis propios ojos, la condición sine qua non para habitar esta lúgubre ciudad: estar muerto.

El cementerio de Père-Lachaise está oscuro, es oscuro, más que afuera de los muros, donde habita la vieja París.

No es el caso de ese día, pero a menudo los parisienses lo utilizan como parque. Parque temático de la muerte, si los hay. Por esta última morada de 43 hectáreas y más de 70.000 tumbas, pasan más de dos millones de visitantes al año, gente que mira a los muertos desde su posición ventajosa, al menos por un tiempo.

El nombre del camposanto es un homenaje a François d´Aix de La Chaise, conocido como el Père La Chaise, quien fuera un jesuita confesor del rey Luis XIV de Francia y que ejerció sobre él una moderadora influencia durante la lucha contra el jansenismo.

A una casa construida sobre esta colina acudían los jesuitas para reposar. Allí, el Père La Chaise vivió hasta el día de su muerte.

Años más tarde, el 1 de diciembre de 1780, se cerró en París el Cementerio de los Inocentes y se aplicó tardíamente una ley de 1765, que prohibía los cementerios en la ciudad. París comenzó a necesitar de lugares para sepultar a sus muertos.

Fue entonces que Napoleón Bonaparte, por entonces cónsul, decretó que “cada ciudadano tiene derecho a ser enterrado, cualquiera sea su raza o religión”. Y así nacen los cementerios de Montmartre, Montparnasse, Passy y Père-Lachaise.

El cementerio del Père-Lachaise pasó rápidamente de no tener “habitantes”, a llenarse de celebridades, luego de que la alcaldía de París organizara el traslado de los restos de Héloïse y Abélard, así como los de Moliére y La Fontaine.

Camino a la muerte. Una gruesa gota de lluvia cae sobre mi cabeza y detiene su recorrido en la nuca. Ya estoy empapado, unido a la lluvia y al crudo invierno que amenaza con matarme, allí, en ese lugar tan apropiado para la muerte.

A mi costado, y en iguales condiciones, se encuentra el poeta norteamericano Ronnie Neal. ¿Que cómo se que es poeta? Qué ironía, esas cosas no se explican con palabras. Con él vamos a recorrer la ciudad.

Datos

Nombre oficial del país: República Francesa.

Capital: París.

Gobierno: República parlamentaria.

Población: 65,5 millones de habitantes.

Superficie: 547.030 kilómetros cuadrados.

Idiomas: francés.

Moneda: euro.