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Para conjurar la profecía maya

Placidez pueblerina en Bugarach, con una zona urbana conformada por pequeñas callejuelas con muchas flores y antiguas edificaciones.
Placidez pueblerina en Bugarach, con una zona urbana conformada por pequeñas callejuelas con muchas flores y antiguas edificaciones.

Un recóndito pueblo del sur francés, Bugarach, con una población de menos de 200 habitantes, trascendió por las leyendas populares que aseguran que en el interior de la montaña habitan extraterrestres.

El lugar elegido para conjurar la profecía maya que aseguraba el fin del mundo para el próximo 21 de diciembre es Bugarach, pueblo francés situado a unos 110 kilómetros de la frontera con España. Está ubicado en la montaña en una línea imaginaria entre Perpignan y Carcassone, en el departamento de Aude, región de Languedoc Roussillon, a 430 metros sobre el nivel del mar.

Bugarach está conformado por callecitas estrechas adornadas con muchas flores y entre las edificaciones sobresalen la iglesia, los restos del Chatteau d\' Albedum y una fuente con agua fresca.

Paz y silencio son casi absolutos. Pero ¿qué tiene de especial este pueblo de menos de 200 habitantes? Su alcalde, Jean Pierre Delord afirma que el Pico de Bugarach, montaña de 1.230 metros de altura, que cobija y sirve de fondo al pequeño municipio, es la principal atracción de quienes llegan con el propósito de desentrañar el misterio que ella esconde.

Las leyendas populares que rodean a esa montaña son muy parecidas a las que se difunden en torno al cerro Uritorco, en Capilla del Monte. “Que se ven luces extrañas y que debajo de la montaña existe una ciudad habitada por extraterrestres que saldrán a salvar a quienes allí se encuentren el día del juicio final, son algunas de ellas.

Lo cierto es que para el jefe comunal, nada de esto es verdad aunque el pueblo se ha convertido en un buen negocio inmobiliario porque mucha gente está adquiriendo terrenos y casas para instalarse en el lugar.

Obviamente que el turismo también deja sus euros en los pocos restaurantes y alojamientos que tiene el pueblo, al cual se accede por un sinuoso y hasta riesgoso camino de cornisa por el desfiladero de Gorges de Galamus, de 1.600 metros de largo. El angosto acceso sólo permite circular automóviles de a uno y cuando se enfrentan, la única solución es retroceder hasta encontrar un pequeño espacio donde colocarse.

Bugarach es muy visitado por turistas de todo el mundo que también acuden a conocer la Ermita Saint Antoine, ubicada en las inmediaciones y que data del siglo VII. Está incrustada sobre la roca, en el fondo del desfiladero, sobre el cauce del río Agly.

En su interior tiene una capilla y una pequeña iglesia edificada en 1782 en las cuevas naturales de la montaña. Para llegar se debe descender por un estrecho sendero desde un mirador colmado casi siempre de visitantes que se maravillan de la impactante panorámica que ofrece.

Misteriosa montaña. La misteriosa montaña de Bugarach tiene estratos geológicos ubicados de manera contraria a la convencional, es decir las capas más antiguas están arriba y las más nuevas por debajo. Este fenómeno se denomina cabalgamiento.

De la conversación con los lugareños queda claro que nadie cree en las leyendas que rodean a Bugarach, sin embargo comparten la preocupación del alcalde sobre lo que puede ocurrir días antes del 21 de diciembre, ya que son frecuentes las llegadas de integrantes de distintas sectas, que realizan ceremonias extrañas en la cima de la montaña y deambulan por el pueblo.

Por este motivo se solicitó al Estado que prepare el envío de fuerzas de seguridad para esa fecha a los efectos de evitar cualquier tipo de incidentes.

Para conocer otros recursos turísticos, conviene desplazarse por los alrededores del pueblo donde se encuentra como testigo del paso del tiempo un puente romano y poco más adelante, en lo que se denomina el País de los Cátaros, sorprenden numerosos castillos que construyeron y utilizaron los miembros de ese movimiento religioso gnóstico que pobló la región entre los siglos X y XII y al que posteriormente la Iglesia ordenó exterminar por considerarlos enemigos de sus intereses.

Muy cerca, y dentro de una gran zona vitivinícola, se encuentra Estagel, con numerosas bodegas y centros de ventas, distribución y degustación de exquisitos vinos regionales.