Ouro Preto, en el túnel del tiempo

Con sus peculiares características arquitectónicas, culturales e históricas y por el perfil de anfitriones de sus moradores, Ouro Preto es una fascinante y pequeña ciudad del estado de Minas Gerais, en Brasil.

Recorrer sus calles empedradas y ondulantes, con un estilo arquitectónico barroco, perfectamente conservado, que le valieron la designación de Monumento Nacional en 1933 y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1980, es como entrar en el túnel de tiempo.

Después de haber viajado más de 30 veces a Brasil, Ouro Preto me deslumbró, por la bonhomía de su gente, llena de un espíritu que regocija; sus iglesias y construcciones muy antiguas y con mucho glamour, y su clima ideal, ya que todo el año tiene temperaturas no inferiores a los 8º centígrados en invierno y máximas que no superan los 29º en verano. En realidad, me sentí como un personaje de la antigüedad en un lugar donde la tan mentada globalización no me contagiaba.

Entre sus principales atractivos, Ouro Preto muestra numerosas iglesias, de estilo barroco minero, de aspecto recargado y espectacular. Las obras del Aleijadinho (Antônio Francisco Lisboa), famoso escultor y arquitecto mineiro, conforman un capítulo muy especial de la cultura ouropretana.

También resultan atractivos sus festivales culturales y no menos espectacular que la arquitectura, la naturaleza de la región, con cascadas, parques y bosques nativos.

La guía que nos acompaña es en realidad, “un libro abierto” y nos “ametralla” con información del lugar, explayándose con algo tan interesante como sensible para la población de la región: la abolición de la esclavitud.

En Brasil, el 13 de mayo de 1888 determinó el fin de la explotación de la mano de obra esclava. Fue una lucha entre los intelectuales y comerciantes de los centros urbanos que bregaban por una ley –que tuvo a Brasil como el último país latinoamericano en promulgarla– y los terratenientes del agro, que exigían el pago de las respectivas indemnizaciones por parte del gobierno imperial para aceptar la normativa.

Pero, relata la guía, “hubo una época de lluvias e inundaciones que no permitían trabajar a los esclavos en el campo y en las minas, razón por la cual los terratenientes no tenían cómo mantener a los esclavos y darles de comer”.

Esa fue la razón que apuró la abolición de la esclavitud, o sea, no en base al ejercicio de un derecho humano, sino la solución a un problema económico: no había como mantener a los esclavos porque no podían producir, debido a las lluvias.

Imperdibles

Entre los sitios que no se pueden dejar de visitar en Ouro Preto, está la iglesia Nossa Senhora da Conceição (1706). Fue construida y planificada por Manuel Francisco Lisboa, padre de Aleijadinho. Hoy, ambos están sepultados bajo el piso de la iglesia.

Está abierta al público de martes a sábados, de 8.30 a 11.30 y de 13.30 a17. Los domingos, de 12 a 17. Costo de la entrada: 5 reales.

Iglesia do padre (1704), de arquitectura barroca, su interior es de color dorado. Abierta al público de martes a domingos de 8.30 a 16.30; entrada, $ 1,50 reales.

Iglesia Matriz de Nossa Senhora Do Pilar (1733). Es la segunda iglesia más rica en oro del Brasil, ya que fueron utilizados 434 kilos del precioso metal para su construcción.

Festival de Invierno: del 8 al 29 de julio. En el festival hay representaciones teatrales y circenses, exposiciones, obras de arte y espectáculos musicales.

Semana Santa: el principal atractivo de la Semana Santa son los tapetes de aserrín y flores que cubren las calles de la ciudad, para el paso de las procesiones religiosas que recrean el calvario de Cristo.

Varias capillas de la ciudad, abren sus puertas en estas fechas.

Carnaval: es uno de los más reconocidos de Minas Gerais. Distintos grupos de estudiantes y escuelas de samba desfilan por las calles.

Ecoturismo

Los amantes del ecoturismo encontrarán en Ouro Preto variadas y atractivas opciones, ya que hay grandes áreas naturales, como el parque del Itacolomi; los cerros da Brígida y del Trovão, y la Floresta Estadual del Uaimii.

Y si algo le falta a Ouro Preto para ser importante en el territorio brasileño, vaya este dato: por decreto, el presidente de Brasil debe radicarse allí 24 horas una vez al año.

Es un destino elegido por muchos argentinos que para vacaciones van más allá de playas y mar.