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Natal, la tierra del sol

Con un reinado de casi 300 días al año, el sol manda en Natal, capital estadual.

No hay dudas sobre que Brasil es un país multicultural, que absorbió todas las influencias recibidas en su proceso de colonización. El nordeste es quizá la zona en la que todo eso se manifiesta de manera más notoria.

Pleno de diversidad en lo culinario y musical, africanos y europeos hicieron que las costumbres y la población se tornaran particularmente interesantes. Exuberante en su vegetación y su clima y atrapante en la belleza y hospitalidad de sus moradores, así como Bahía es el referente, Río Grande do Norte es la región a descubrir.

Natal es la capital del estado de Río Grande do Norte y está ubicada en un punto más cercano a Europa y al continente africano que a la Argentina. Goza de 300 días de sol al año, con una temperatura media de 26º, regulada por los vientos alisios que soplan como brisa en forma constante y su aire, según estudios de la Nasa, es uno de los más puros del planeta, a la vez que el agua se torna agradable  con sus 27º de promedio.

Ese clima es el ideal para aprovechar sus 400 kilómetros de litoral marítimo, en los que se individualizan más de 100 playas, algunas vírgenes o semidesérticas y otras con gran afluencia de visitantes. Muchas de esas playas tienen aguas tranquilas, en las que, cuando baja la marea, los arrecifes forman piscinas naturales. Otras, tienen un intenso oleaje y son ideales para surfear. Casi todas están enmarcadas por falésias (acantilados) de color ladrillo; por dunas de arenas blancas, o por mata atlántica de intenso verde esmeralda.

Un poco de historia. Antes de la llegada de los colonizadores portugueses, los primeros en habitar estas tierras fueron los indios potiguares (comedores de camarones). Los potiguares ya tenían relación con los piratas franceses que venían en busca del pao brasil, (árbol de la región del que se extraía un tanino base para las tinturas de color rojizo más codiciadas en esa época) y, con ayuda de los franceses, rechazaban una y otra vez a los portugueses.

Los portugueses decidieron construir el fuerte de los Reyes Magos, que aún hoy está en pie en la desembocadura del río Potengi, para poder expulsar definitivamente a los piratas. Alrededor del fuerte, se formó un caserío que dio origen a la ciudad de Natal, llamada así porque fue fundada un 25 de diciembre de 1599. Los sobresaltos de los portugueses no concluyeron allí ya que, en 1633, Natal fue invadida por los holandeses, que recién pudieron ser expulsados 21 años después.

Para 1940, Natal tenía 40.000 habitantes y las costumbres de una ciudad pequeña. Al declararse la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de los Estados Unidos de América consideró a Natal como uno de los cuatro puntos estratégicos del mundo (junto con el Canal de Suez y los estrechos del Bósforo y Gibraltar), en este caso para controlar los ataques desde África.

Así, mediante un acuerdo con el gobierno de Getulio Vargas, se instaló una base militar a cambio de una fábrica de acero “llave en mano” en Río de Janeiro y  20 millones de dólares de esa época, en efectivo. En un breve lapso, Natal recibió más de 10.000 soldados norteamericanos y miles de soldados brasileños que poblaron nuevas bases del ejército, aéreas y navales.

La pequeña ciudad sufrió una gran transformación y un cambio de hábitos y costumbres. Perdió su tranquilidad pueblerina, para verse sumergida en una vorágine de fiestas interminables, en las que sonaban nuevos ritmos musicales foráneos, como la rumba, la conga y el bolero. Las mujeres pasaron a tener más autonomía e incorporaron modismos extranjeros. Muchas comenzaron a tomar cócteles como el Cuba libre o a fumar (la excusa era que los cigarrillos Chesterfield Slims, fueron pensados para ellas).

De repente, Natal una ciudad pequeña y anónima, pasó a ser conocida por millones de norteamericanos y sus aliados. Hasta Coca Cola instaló una fábrica de su célebre bebida, la cuarta en importancia en el mundo.

Impulso turístico. Pero el impulso turístico de la ciudad se produjo recién a partir de los años '80, con la construcción de la larga avenida costera entre las dunas, llamada popularmente Via Costeira o Barreira D'Agua. La vía tiene unos 10 kilómetros de longitud y corre entre el Parque das Dunas, un área protegida de 1.712 hectáreas de superficie, y el océano.

En la playa que acompaña a la avenida, y que lleva el mismo nombre, están ubicados la mayoría de los hoteles importantes de la ciudad. En el extremo sur de la Vía Costeira, se encuentra la playa de Ponta Negra, sin dudas la preferida por el turismo. Allí se encuentra la mayoría de los bares y restaurantes de mejor nivel, hay seguridad y buena infraestructura de servicios. Es común escuchar por las calles gente hablando todos los idiomas, parte de los más de 2 millones de turistas que visitan anualmente la ciudad.

En el extremo norte de la Vía Costeira, comienzan las playas del centro, entre ellas Miami Beach, Areia Preta y Dos Artistas. Estaban de moda en épocas de la Guerra y fueron visitadas por celebridades de Hollywood, pero a partir de los ’80, los turistas prefieren Ponta Negra y las playas del centro son utilizadas sólo por los pobladores de la ciudad.

La estatua de Iemanjá, la orixá (divinidad) del mar en el culto candomblé, preside la Praia do Meio, hasta donde llegan todos los años miles de mujeres, pidiéndole de todo menos amor. La última playa es Praia do Forte, frente al fuerte de los Reyes Magos.
Natal es una de las 12 ciudades elegidas como subsede para la Copa del Mundo de Fútbol 2014. El actual estadio será demolido antes de fin de año, para dar lugar a la construcción de uno mucho más moderno, el "Arena das Dunas", con capacidad para 45 mil espectadores.